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Cuadernos del Sur. Letras

versión On-line ISSN 2362-2970

Cuad.Sur, Let.  n.34 Bahía Blanca  2004

 

Lamborghini, Leónidas, Comedieta, Buenos Aires, Eloísa Cartonera, 2003

Alejandra Beila Palma

Universidad Nacional del Sur

Lamborghini, Leónidas, Comedieta, Buenos Aires, Eloísa Cartonera, 2003, 28 pp.

Lo primero que se advierte al mirar estos poemas es la raya de diálogo que da comienzo a cada uno de ellos. Incluso desde lo visual, este verso tiene más que ver con la dramaturgia que con la lírica: se trata de "poesía dramática". Como dice el mismo Lamborghini en una entrevista en 1989: "poesía en la que el verso actúa en función del personaje". No ya una poesía pensada como la expresión (o explosión) de la subjetividad, sino una poesía como construcción de otro, de otros. Aunque no otros como objetos de una descripción. Es decir, no se escribe sobre ellos, ni siquiera se los señala; se escribe desde ellos, dentro de ellos: se presenta una voz, varias voces.

El personaje y lo que atraviesa al personaje se configuran desde el tono del poema y la elección misma de las palabras. Cada poema es una escena distinta de una parodia que parece infinita. Así funcionan los títulos de los poemas: "comiqueo del bufón", "comiqueo del asador", "comiqueo del hijo amante", "comiqueo del suicida ingenioso". "Comiqueo" es muy significativa porque da cuenta de un proceso de verbalización de lo cómico, que implica poner el acento no en los objetos y su descripción sino en la acción, en el hacer; no en el Ser sino en el siendo (de lo cómico) .

Aquella raya de diálogo es un aviso: deja constancia de que Lamborghini le da la palabra a otro. Pero ¿le da la palabra a otro? No, toma la voz de ese otro; parecería que se pusiera una máscara o, mejor aún, que se construyera una máscara mientras escribe. La raya de diálogo es esa máscara, pero en la dramatización a veces el personaje termina apropiándose de su voz, y Lamborghini lo "deja" hablar, como en "Comiqueo de Rulo": " Me drogan tantas cosas que me drogo; / me droga este que escribe y que me escribe, / que me hace hablar al pedo; yo me drogo,/forro lector, porque me da la gana ".

Tal vez sea este uno de los momentos claves en el relato autorreflexivo que atraviesa todo el libro. El personaje en cuestión, tras enumerar todas las cosas que "lo drogan" (medios, sociedad, política, etc.), de repente -como si por unos segundos se diera cuenta de que es sólo un personaje (" me droga este que escri be")- hace caer en la volteada a Lamborghini " que me escribe/ que me hace hablar al pedo " (¡blasfemia!). ¿No será este el Lamborghini que se pregunta a sí mismo por la eficacia política de su poesía? ¿Hay alguien que le pueda contestar?

Esas voces de las que se apropia (y que se apropian de él) provienen de diversos sitios y exhiben registros diversos: los clásicos "universales", el habla popular, el discurso periodístico, la gauchesca, el tango. Mientras se lee el libro se va pasando por pasajes que suenan al oído a charla de esquina mezclada con traducciones (mexicanas) de los clásicos, con canciones o con fragmentos de un noticiero de televisión. Pero todas estas voces no conforman un coro armónico, sino que están en constante tensión, como en "comiqueo de las visiones": "¡ Perchero, perchero, no avances más/ sobre mí o proyectaré sobre ti/ un misil tonante, rayo de Júpiter!"

Hay que destacar que esta confrontación asimétrica entre un perchero casi surrealista que, al parecer, avanza por sí solo (como en una visión onírica) y alguien capaz de blandir el rayo divino de la antigüedad grecolatina se da en el espacio de un perfecto terceto dantesco, lo cual incrementa el contraste y a la vez le da algo de saludable e inevitable, como si se tratara de algo "natural". Estas irregularidades, que aparecen al modo de un estallido festivo, exhiben una y otra vez irregularidades y tensiones de lo social.

Lamborghini usa la lengua de los vivos para los temas de los "muertos" ("Aproveché la ausencia de mi esposa/ Elda Vegas, yo, Víctor Esparza;/ para vengarme de ella asé a mis hijos"- "comiqueo del asador"), aunque habría que mencionar que en Comedieta las fronteras entre los vivos, los muertos, los Simpsons, los cíclopes, un drogadicto, Edipo, una noticia de un diario, un suicida o una cucaracha, son sometidas a una operación -aunque no total- de borramiento. Esto nos obliga a preguntarnos ¿el verdadero comiqueo no será que los vivos parezcan más muertos que los muertos?

El habla popular es un elemento más en este juego de tensiones y diálogos. Éste se produce, en gran parte, a través de la yuxtaposición no sólo de tiempos y motivos de la literatura canónica con situaciones tomadas de una noticia de hoy, sino de registros de lengua. Pero esa "habla" aludida es eficaz a la hora de ubicar espacial y temporalmente estos poemas: les da un acento, un color particular, una voz que unifica el marco en el que todos estos distintos personajes aparecen. Pacería ser que esa habla fuera, en definitiva, el lugar propio del poema, el lugar desde el que confrontar una supuesta literatura universal y armar la propia.

La apropiación lleva el signo de un rechazo de "lo lírico", rechazo también marcado por el lugar que ocupa el habla, en principio, en la entonación de cada terceto dantesco: " Me droga el fúlbo, la TV y almuerzos ", "Me droga una mina intelectual, / poetas de la lírica y cuentistas; / me drogan los milicos y políticos" ("comiqueo de Rulo") Los "poetas de la lírica" quedan del lado de los políticos, los milicos y esa "mina intelectual" que, por cierto, bien podría ser la crítica.

"La poesía es transformación, transmutación"

El título y los tercetos invocan a Dante una y otra vez, pero invocan su aparición en la pantalla de Crónica TV: Ya no se trata de una Divina Comedia sino de una Comedieta, una comedia del Tercer Mundo o, al menos, una comedia a la Argentina de estos tiempos. Es la bufonada vista, si no como la única salida, como la más saludable: "esto da risa". "(Comiqueá, comiqueá: sólo en lo cómico/ hallarás la salvación a tu locura;/mira lo trágico desde lo cómico)"

En definitiva, es apropiarse de la tradición clásica y europea, al leerla desde otro lugar, desde -diría Lamborghini- "lo tragicómico". Pero esto no significa que este libro sea solo una reescritura de esa tradición, sino que apoyándose en ella como marco, o utilizándola como una herramienta, Lamborghini logra devolverle densidad a las tensiones sociales diluidas una y otra vez en el lenguaje de los medios.

Esta reedición de Comedieta es una apropiación que también es dable leer desde la configuración misma del libro como objeto, tanto desde las tapas, hechas de cartón (en este caso una caja de pan dulce, con código de barras incluido), como desde las hojas, fotocopias a veces manchadas o con borrones que diluyen la nitidez de las letras. A diferencia de cualquier edición de la obra de Dante, esta Comedieta (come + dieta) pesa poco. Sobre la tapa se lee, en dos colores, LAMBOR, por un lado, y GHINI por otro; ese desdoblamiento ya anuncia buena parte del libro.

Recibido: 12 de julio de 2004.
Aceptado para su publicación: 15 de septiembre de 2004.