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Cuadernos del Sur. Filosofía

versión impresa ISSN 1668-7434

Cuad. Sur, Filos.  n.35 Bahía Blanca  2006

 

Plotin et l' expression de l' image, Les paradoxes du réel, Stefan Leclercq

Gustavo Fabián Cárcamo

Universidad nacional del Sur

Stefan Leclercq, Plotin et l' expression de l' image, Les paradoxes du réel. Collection : De nouvelles possibilités d' existence. 12. Les Editions Sils Maria asbl 01/2005. 134 páginas. ISBN : 2-930242-48-5.

El libro « Plotin et l' expression de l' image» de Stefan Leclercq propone una exégesis del pensamiento de Plotino apuntalada básicamente en la valorización positiva que hace el neoplatónico sobre el status ontológico de la "imagen" (ya sea referida al mundo sensible o al inteligible) en tanto concibe en ella y a través de ella un acceso a aquello de lo que es o se presenta como imagen, es decir, a lo Uno o al principio originario de todas las cosas. Si bien este es un aspecto del sistema filosófico plotiniano ya reconocido por la crítica especializada el giro original del autor reside en su detenimiento sobre la forma discursiva en que Plotino despliega y escribe su pensamiento, utilizando imágenes que, lejos de funcionar como meras ilustraciones, son concebidas como expresiones auténticas de la realidad que representan (págs. 8-9). Así S. L. nos presenta a un Plotino conciente de las limitaciones del logos o del lenguaje en tanto éste es siempre opinable y sujeto a equívocos (pág. 8), y lo suscribe a una tradición cultural griega donde la imagen (pictórica, escultórica, poética y filosófica) es tomada como un medio de expresión alternativo cuya validez reside en su capacidad para mostrar lo presente (págs. 30-31) de un modo unívoco y por ello auténticamente demostrativo (págs. 25 y 33-34). De esta manera el autor nos habla de una "filosofía muda" (pág. 23) que discurre produciendo imágenes para ser vistas o contempladas allende a las limitaciones del logos. Las Enéadas son concebidas entonces como un ensamble de imágenes (pág. 10) (la imagen de lo Uno, del Intelecto, de la materia, etc.) que se remiten unas a otras y cuyo propósito fundamental es expresar una "imagen afirmativa del mundo en movimiento" (pág. 12).

El libro está organizado en una Introducción y 10 capítulos de los cuales el último es la Conclusión del mismo; a ellos siguen una Bibliografía y un Index de palabras griegas, uno de nociones y conceptos y otro de nombres propios. Independientemente de esta estructura formal es posible reconocer tres partes temáticas principales: una primera dedicada a la exposición y fundamentación de la tesis de que el discurso de Plotino pertenece más al ámbito de la imago que del logos (pág. 9) desarrollada en la Introducción y en los dos primeros capítulos. Las otras dos partes buscan exponer de qué manera, desde el discurso de imágenes, Plotino responde a una cuestión fundamental que transita toda la antigüedad: la del principio o "raison du monde" (pág. 45). Para el autor este problema se desdobla en dos cuestiones estrechamente vinculadas: cómo el mundo es lo que es y cómo se puede devenir mejor (pág. 45). El "devenir mejor", nos dice S. L., se puede comprender de dos maneras que no se excluyen: o debemos devenir mejores en nuestro mundo y por él o bien podemos devenir mejores ante la posibilidad de escapar de él (45-46). Planteadas estas problemáticas, la segunda parte que se reconoce en el libro abarca los capítulos 3 a 8 y en ella se aborda esencialmente la última de las cuestiones, es decir, la conversión del alma plotiniana y su huida del mundo sensible. El capítulo 9, que comprende la tercera parte temática, está dedicado al concepto-imagen del "animal-universal" de Plotino y responde a la primera de las preguntas sobre "la razón del mundo" exponiendo de qué manera el neoplatónico explica el movimiento inmanente en todas las cosas.

Antes de comentar los aspectos más destacados de estas tres partes conviene hacer algunas observaciones críticas sobre el ensayo realizado por Leclercq. En principio no se trata de un trabajo de erudición filológico-filosófica; el autor no se dedica a analizar los textos de las Enéadas, éstas son por lo general parafraseadas y se cita sólo un pasaje traducido por Henri Bergson (en Cours de philosophie gercque, PUF, 2000) que sirve, acertadamente, de punto de partida para adscribir a Plotino a una filosofía de imágenes.

Por otra parte se trata de ver a Plotino como un historiador del arte (pág. 7) o a las Enéadas como libros de arte en tanto son libros de imágenes (pág. 12), pero esta perspectiva que podría ser denominada "estética" no está suficientemente desarrollada en tanto las referencias para tal interpretación se remiten a pensadores contemporáneos citados fuera del cuerpo del trabajo (se citan entre otros a Deleuze, Foucault y Derrida), así este intento original de leer a Plotino pierde consistencia en tanto algunos de sus aspectos filosóficos más interesantes quedan reducidos a las citas y por ello no son expuestos con amplitud.

Al margen de la exigüidad advertida, la tesis de S. L. queda propuesta con claridad en la primera parte que señalamos. En la Introducción el autor destaca el carácter afirmativo del estilo discursivo de las Enéadas como un rasgo esencial de una escritura tendiente a la pura afirmación de aquello que tiene por objeto; para Leclercq no se trata de una mera retórica sino que "…le discours de Plotino aime à afficher des images comme objet d' analyse .." (pág. 9). Así los conceptos fundamentales del sistema plotiniano de lo Uno, de la materia o del Intelecto son tomados como imágenes y las nociones de lo bello, del amor o del tiempo funcionan desde esta perspectiva como principios-imágenes (pág. 9) de esta discursividad afirmativa. Por ello en el sistema de Plotino la imagen no es una ilustración subsidiaria del pensamiento sino que funciona con un sentido intrínseco propio como los conceptos del pensamiento y se alterna con ellos; así Leclercq sostiene: "l'image est un concept visible, quand le concept est image de la pensée" (pág. 11). El discurso-imagen según S. L. tiene la ventaja de mostrar siempre una afirmación y su composición en el texto enéadico revela en última instancia la presencia inmanente del principio que sostiene la movilidad del universo.

Para justificar estas afirmaciones, en el primer capitulo del libro, el autor se dedica a presentar los rasgos más característicos de una filosofía expresada en imágenes. Dicha filosofía tiene sus orígenes en la tradición cultural griega y se basa en el reconocimiento de las limitaciones del lenguaje para revelar la verdad (como en el caso de Heráclito) y en el hallazgo de una valorización positiva del uso de la imagen como manera de acceder a ella. Así S. L. presenta varios ejemplos al respecto entre los cuales el más atrayente es el de los testimonios sobre el lenguaje gestual usado por algunos filósofos como manera de expresar taxativamente lo indecible; como en el caso de Antístenes el cínico que ante quienes sostienen la imposibilidad del movimiento responde no verbalmente, es decir caminando frente a ellos (pág. 26)1. En este tipo de ejemplos S. L. reconoce la búsqueda y el hallazgo de los griegos de una forma discursiva que no sólo expresa un contenido de verdad sino que también evita las discusiones retóricas que produce el lenguaje (págs. 24-25).

La confirmación de la presencia de este tipo de filosofía muda creadora de imágenes en Plotino, Leclercq la halla en la Enéada V, 8 (31). El capitulo segundo de su libro ("Le hiéroglyphe ou le language-image") está dedicado al comentario del pasaje donde el neoplatónico valoriza la escritura jeroglífica egipcia (V, 8, 8, 6.) como un medio de expresión más verdadero que el de las palabras y las letras (pág. 33). En tanto el discurso del lenguaje se compone por una acumulación creciente de signos va en una dirección contraria a la búsqueda de una verdad primera; en cambio la imagen evita esta discursividad y el jeroglífico se presenta precisamente como un discurso sin palabras, una imagen que sintetiza todo un discurso (pág. 35).

Leclercrq señala también el origen divino que se le atribuye en la mitología egipcia a este tipo de escritura, así el lenguaje sagrado del dios Thot será en Plotino el lenguaje apropiado de lo Uno (pág. 36). Para S. L. los jeroglíficos son un modelo que Plotino sigue en la composición de sus tratados, que son breves, concisos y concentrados; escritos con el propósito de evitar la discursividad que cae en la opinión y no en la verdad. La imagen es así para Plotino una potencia capaz de "retener en sí" ("détenir") la última verdad (pág. 38).

Las dos partes restantes que hemos reconocido en el libro dedicadas a la conversión del alma y a la explicación plotiniana del movimiento del universo retoman, hasta el capitulo conclusivo, los tópicos más comunes del pensamiento de Plotino y por ello no nos detendremos en un comentario extenso sobre las mismas.

En la segunda parte (capítulos 3 a 8) el autor se dedica a demostrar cómo el proceso de conversión del alma se da por una vía contemplativa donde la imagen cumple un rol fundamental en tanto reminiscencia de lo Uno. Siguiendo el mito de Narciso (págs. 39-45) explica de que manera la imagen de lo sensible abre el camino hacia lo inteligible y hacia lo Uno. Lo que cabe destacar de estos capítulos es la advertencia de Leclercq sobre la condición del alma de ser potencia de todas las cosas (capítulo 6), es decir, su capacidad de revestir todas las imágenes que la remiten a lo Uno hasta un total desprendimiento de toda forma como único acceso al principio originario (capítulos 4 y 8). Este movimiento del alma tendiente a la negación última de todo saber de las cosas (capítulo 5 y 8) coincide precisamente con la expresión del pensamiento por medio de imágenes puras que evitan toda discursividad (ver Conclusión págs. 116-118).

El capítulo 9 dedicado al "animal-universal" o al alma del mundo explica cómo lo Uno se extiende por cada uno de los seres que existen funcionando como principio inmanentemente en ellos en su realización en una forma determinada. Según S. L. para Plotino la cualidad y la cantidad son rasgos constitutivos de la imagen individual de cada ser (pág. 94) y por ende la imagen juega un rol fundamental en el movimiento universal de diferenciación de los seres que surgen por el desbordamiento de la unidad primordial (págs. 107-110): cada ser lleva en sí mismo en la potencia de su realización individual la imagen de lo Uno.

Finalmente cabe destacar que S. L reconoce en esta concepción plotiniana del movimiento cosmológico una síntesis de los pensamientos aristotélico y platónico que toma elementos de la doctrina de Critolao de Faselis (págs. 88 ss) y del discurso de Diotima de Mantinea aparecido en el Banquete platónico (pág. 97 y ss).

Notas

1 El autor promete en un artículo a publicarse en el presente año 2006 exponer más ejemplos de este tipo de filosofía muda; pág. 26 nota 3.