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Cuadernos del Sur. Filosofía

versión On-line ISSN 2362-2989

Cuad. Sur, Filos.  no.39 Bahía Blanca  2010

 

Michel FOUCAUlT, Leçons sur la volonté de savoir. Cours au Collège de France (1970-1971), suivi de Le Savoir d'OEdipe, paris, Gallimard/Seuil, 2011, colección "Hautes Études", 316 páginas.

Sandra Marcela Uicich*

* Departamento de Humanidades-Departamento de Economía, Universidad Nacional del Sur, Bahía Blanca, Argentina. Correo electrónico: suicich@uns.edu.ar.

Fecha de recepción: 13 de Agosto de 2012
Aceptado para su publicación: 17 de Septiembre de 2012

Por primera vez se publica la transcripción del primer curso de Michel Foucault en el Collège de France, en una edición a cargo de Daniel Defert. Consta de doce lecciones dictadas con frecuencia semanal entre el 9 de diciembre de 1970 y el 17 de marzo de 1971, a poco de asumir su cargo de profesor de la cátedra de "Historia de los sistemas de pensamiento" en esa prestigiosa institución. La lección inaugural como profesor reemplazante de Jean Hyppolite la dió el 9 de diciembre y se publicó en ese momento; se conoce en español como El orden del discurso (Foucault, 1992).

Junto a las lecciones del curso y el resumen correspondiente1, se publican dos conferencias: "Leçon sur Nietzsche. Comment penser l'histoire de la verité avec Nietzsche sans s'appuyer sur la vérité"2y "Le Savoir d'OEdipe"3. "Leçon sur Nietzsche", conferencia de Foucault en abril de 1971 en la Universidad McGill (Montreal), se corresponde con la parte final de la segunda lección del curso, del 16 de diciembre de 1970, según se deduce de las anotaciones de una alumna asistente, ya que no se conserva en el manuscrito original de las lecciones. Esta conferencia tiene una innegable cercanía temática y conceptual con "Nietzsche y su crítica del conocimiento", la primera del ciclo de cinco conferencias que dictó en 1973 en Río de Janeiro (Brasil), conocidas como La Verdad y las Formas Jurídicas (Foucault, 2003b: 11-33). "Le Savoir d'OEdipe" es una conferencia en la State University de Nueva York, en marzo de 1972. Es una ampliación de la última lección del curso, del 17 de marzo de 1971. Sobre el tema de la tragedia de Edipo y su relación con el saber hay otras versiones, como la segunda conferencia en Río de Janeiro en 1973, "Edipo y la verdad" (Foucault, 2003b: 37-61).

En cuanto a las "Leçons sur la volonté de savoir"4, y a diferencia de cursos posteriores, no hay registro oral, ya que no se usaban todavía los minigrabadores que, en años subsiguientes, poblarán el escritorio del disertante5. Solo se conservan los manuscritos del curso, excepto parte de la segunda lección, como señalé, que Foucault expone en Montreal.

Defert señala en "Situation du cours" (pp. 258-279) que en las lecciones aparecen varias referencias subrepticias a publicaciones de la época: Les Maîtres de vérité dans la Grèce archaïque de Dettiene (Detienne, 1981), Différence et Répétition de Deleuze (Deleuze, 2002), y las traducciones al francés de Über Wahrheit und Lüge im aussermoralischen Sinne de Nietzsche (Nietzsche, 1998) y de los dos tomos de Nietzsche de Heidegger, que hace Pierre Klossowski (Heidegger, 2000a). ¿Qué importancia tiene este curso en ese contexto? Pone de relieve la enseñanza de Nietzsche de que el conocimiento es una invención (Cfr. Nietzsche, 1998: 17). Y de que a lo largo de la historia de Occidente ha operado una determinada voluntad de saber que ha pretendido que el conocimiento establece una relación entre un sujeto que conoce y un objeto a ser conocido, que son condición previa de esa relación, sin asumir que tanto sujeto como objeto emergen en y por esa relación de conocimiento.

Foucault madura poco a poco la noción de "voluntad de saber". Ya en este curso la utiliza y en el primer tomo de Historia de la sexualidad, La voluntad de saber (Foucault, 2006), publicado en 1976, es desmontada como motor, soporte e instrumento del dispositivo occidental de la sexualidad. Foucault identifica una "voluntad de saber" que no es asimilable ni al "deseo de conocimiento" aristotélico ni a la "voluntad de verdad" que Heidegger emparienta con la voluntad de poder de Nietzsche -quien en su interpretación sigue preso aún en la metafísica-.

Heidegger es el oponente no nombrado en este curso. En "De la esencia de la verdad", Heidegger afirma: "El carácter abierto del comportarse, en cuanto aquello que hace internamente posible la conformidad tiene su fundamento en la libertad. La esencia de la verdad (...) es la libertad" (Heidegger, 2000b: 158). Contra esta ideología de la verdad como efecto de la libertad, que sostiene que la verdad es libre de toda determinación de la voluntad, y que la voluntad "debe ser libre para poder dar acceso a la verdad. La libertad es el ser de la verdad; y es el deber de la voluntad" (p. 206), Foucault afirma que la esencia de la verdad no es la libertad. Como señala en La voluntad de saber, "la verdad no es libre por naturaleza, ni siervo el error, sino que su producción está toda entera atravesada por relaciones de poder" (Foucault, 2006: 76). La verdad se inscribe en el complejo campo de las relaciones de poder que distribuyen verdad y no-verdad estratégicamente.

Foucault hace una relectura de Nietzsche para llevar adelante una genealogía del saber: de las ciencias, las disciplinas, las prácticas discursivas que estudió en obras anteriores bajo la lupa arqueológica (Foucault, 1976; 2002; 2003a). Como él mismo define en la primera lección de este curso, estas obras fueron intentos de una morfología de la voluntad de saber, es decir, un análisis del modo en que se entendió el conocimiento, de las prácticas del conocer de distintas ciencias o disciplinas y de la concepción de la verdad en la historia de Occidente. Se trataba entonces de determinar el juego de tres nociones: saber, verdad y conocimiento, a lo que Foucault agregará, a lo largo de este curso y en obras posteriores, una cuarta: el poder.

La genealogía es su programa presente y futuro. Intenta establecer una teoría de la voluntad de saber que sirva de fundamento a los análisis históricos de los saberes económicos, políticos y sociales de la cultura occidental. En esta teoría, que en el curso se esboza, hay un análisis de las concepciones del sujeto y del objeto en la teoría del conocimiento. Si en la tradición filosófica el conocimiento se ha planteado como el establecimiento de una relación entre sujeto y objeto, si la distinción del conocimiento verdadero respecto del que no lo es se relaciona con la adecuación de la conciencia o el pensamiento a la realidad, si la filosofía ha buscado incesantemente esa verdad, entonces el descaro de Nietzsche -que tan bien ensalza Foucault- consiste en mostrar que la verdad es una invención, nunca adecuada, nunca espejeante sino producto de una lucha compleja por determinar y fijar un mundo que es, de por sí, deviniente y múltiple; que sujeto y objeto no son el fundamento del conocimiento o su matriz esencial, sino productos que emergen en la misma operación de conocer, esquematizar, fijar y recortar sobre el fondo blanco de la realidad. "Las cosas no están hechas para ser vistas o conocidas. No vuelven hacia nosotros una cara inteligible que observaríamos y esperaríamos que nuestra mirada las atraviese", señala Foucault (p. 196).

Dos paradigmas de la voluntad de saber se oponen aquí: Aristóteles y Nietzsche. Foucault se detiene en la afirmación aristotélica, en el primer libro de la Metafísica, de que todos los hombres tienen, por naturaleza, el deseo de conocer (désir de connaître). Esto implica que existe un deseo en los hombres, que es universal, y que está dado en la naturaleza genérica del ser humano. Aristóteles inscribe el deseo de conocimiento en la sensación, por lo tanto, "en el placer y en el cuerpo" (p. 14). El conocimiento (sensorial, por supuesto) está subyacente como principio del deseo, de entrada relacionado con la verdad, con el acceso a las cosas mismas en lo que tienen de cualidades propias. En cambio, en Nietzsche el conocimiento "es un efecto ilusorio de la afirmación fraudulenta de la verdad" (p. 209). El conocimiento no es del orden de lo natural, no está inscrito en la naturaleza humana, no hay conocimiento en sí, es decir, "la relación sujeto-objeto (y todos sus derivados como a priori, objetividad, conocimiento puro, sujeto constituyente) es en realidad producida por el conocimiento en lugar de servirle de fundamento" (p. 202).

En este curso Foucault rescata la senda nietzscheana que separa conocimiento y verdad. Porque

(...) ni el hombre ni las cosas ni el mundo están hechos para el conocimiento; el conocimiento sobreviene - no está precedido por ninguna complicidad, no está garantizado por ningún poder. (...) La verdad sobreviene, precedida por la no-verdad, precedida sobre todo por alguna cosa de la que no se puede decir ni que es verdadera ni que es no-verdadera, porque es anterior al reparto propio de la verdad. La verdad emerge de aquello que es extraño al reparto de la verdad (p. 200).

¿De dónde emerge la verdad si no es de la sensación, de la realidad misma a la que se adecua el pensamiento, o de las esencias que puede aprehender el nous o la estructura cognoscitiva del hombre? Del conflicto, de la lucha, del juego de deseos e impulsos, de la violencia hecha a las cosas para imponer algo a lo que denominamos "verdad". En definitiva, la verdad es una no-verdad, es una mentira, una ilusión y hasta un conjunto de errores que se han canonizado. En la perspectiva nietzscheana que Foucault abraza hay dos grandes límites: la imposibilidad de alcanzar verdades esenciales y la imposibilidad del fundamento ontológico, porque no hay esencia detrás de la apariencia. Como señalaba Nietzsche en el fragmento póstumo 40[53] de 1885:

La apariencia, tal como yo la entiendo, es la efectiva y única realidad de las cosas, (...) yo no contrapongo 'apariencia' a 'realidad', sino que, al revés, tomo la apariencia como la realidad que se opone a transformarse en un imaginario mundo de la verdad (Nietzsche, 2010: 859-860).

No hay esencia detrás de la apariencia: siempre hay solo apariencia. No hay verdad a ser descubierta tras la voluptuosidad del fenómeno: ponemos una verdad, la construimos, la producimos, la modelamos desde una apuesta política, o bien a la unidad, el orden y la totalidad -como denuncia Nietzsche en la historia de la filosofía occidental- o bien a la pluralidad, la multiplicidad y la diferencia.

En sucesivas lecciones, Foucault muestra una serie de ejemplos históricos de cómo se ha luchado por la verdad: no por encontrarla, no por descubrirla, sino por imponerla o definirla. Describe detalladamente, en la Grecia clásica, la expulsión de los sofistas de la ciudad (Platón), el rechazo de los sofismas en la lógica por ser manipulación de las palabras y falso razonamiento (Aristóteles), o en la sociedad griega arcaica, la búsqueda de la ley (nómos) justa que asegure el orden de la ciudad, o la medida justa de los intercambios comerciales a través de la institución de la moneda. Analiza, asimismo, las transformaciones de los tipos de discurso -jurídico, poético- ligados institucionalmente a la verdad en Homero y Hesíodo. En todos estos casos, muestra cómo se establece una verdad constatable, visible, medible, sumisa a leyes que rigen el orden del mundo: así se fijaba también lo que era no-verdad. Como enseña Nietzsche, de lo que se trató siempre es de producir la verdad, es decir, de fijar una distinción entre lo verdadero y lo no-verdadero.

¿Por qué aún hoy, transcurridos cuarenta años, estas lecciones nos siguen enseñando algo? Porque muestran descarnadamente la trama de las verdades hoy sostenidas como inmaculadas, puras e inocentes. Porque denuncian la abominable falsedad, la imposible neutralidad, en el corazón de los saberes hoy intocables del campo científico -y también, político, moral y social-. En fin, porque muestran una vez más cuánto de Nietzsche sigue latiendo en el corazón del pensamiento foucaultiano, y cuánto de la filosofía nietzscheana sigue brotando a borbotones cada vez que es necesario -una vez más, nuevamente- desmontar las dominaciones, las servidumbres y las "verdades" arraigadas.

Notas
1 El resumen de cada curso se publicaba habitualmente en el Anuario del Collège de France; el de este se publicó en Annuaire du Collège de France, 71e année, 1971, pp. 245-249.
2 "Lección sobre Nietzsche. Cómo pensar la historia de la verdad con Nietzsche sin apoyarse en la verdad".
3 "El saber de Edipo".
4 "Lecciones sobre la voluntad de saber".
5 Sobre la incomodidad de Foucault frente al (numeroso) auditorio de sus seminarios, con el que no tiene ningún intercambio, y que llena su mesa de grabadores portátiles, se puede leer la "Advertencia" de François Ewald y Alessandro Fontana publicada en las traducciones al español de los cursos de Foucault de la editorial Fondo de Cultura Económica.

Referencias bibliográficas
1. Deleuze, Gilles (2002), Diferencia y repetición, Buenos Aires, Amorrortu [Différence et Répétition, Paris, PUF, 1968] .
2. Detienne, Marcel (1981), Los maestros de la verdad en la Grecia arcaica, Madrid, Taurus [Les Maîtres de vérité dans la Grèce archaïque, Paris, Maspero, 1967] .
3. Foucault, Michel (1976), Historia de la locura en la época clásica, 2 tomos, México, F.C.E.
4. Foucault, Michel (1992), El orden del discurso, Buenos Aires, Tusquets, 4ª ed. [L'Ordre du discours, Paris, Gallimard, 1971] .
5. Foucault, Michel (2002), Las palabras y las cosas. Una arqueología de las ciencias humanas, Buenos Aires, Siglo XXI.
6. Foucault, Michel (2003a) El nacimiento de la clínica. Una arqueología de la mirada médica, Buenos Aires, Siglo XXI.
7. Foucault, Michel (2003b), La verdad y las formas jurídicas, Barcelona, Gedisa.
8. Foucault, Michel (2006), Historia de la sexualidad. Vol. 1: La voluntad de saber, Buenos Aires, Siglo XXI.
9. Heidegger, Martin (2000a), Nietzsche, I y II, Barcelona, Destino.
10. Heidegger, Martin (2000b), Hitos, Alianza, Madrid.
11. Nietzsche, Friedrich (1998), Sobre verdad y mentira en sentido extramoral, Madrid, Tecnos [incluida en la traducción al francés: Le livre du philosophe. Études théorétiques, Paris, Aubier-Flammarion, 1969, edición de Angèle Kremer-Marietti] .
12. Nietzsche, Friedrich (2010), Fragmentos póstumos (1882-1885), Volumen III, Tecnos, Madrid.

Las citas sin referencia bibliográfica corresponden al curso que aquí se reseña, en traducción propia.