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Cuadernos del Sur. Historia

versión impresa ISSN 1668-7604

Cuad. Sur, Hist.  n.33 Bahía Blanca  2004

 

Estudio de las formas de diferenciación interna en organizaciones rurales corporativas. El caso de la CNC en México*

Bruno Lutz

Centro de Investigación en Ciencias Agropecuarias
Universidad Autónoma del Estado de México
e-mail: brunolutz@hotmail.com

Resumen
Este estudio examina las relaciones de poder al interior de tres organizaciones rurales en México que se caracterizan por estar afiliadas al Partido Revolucionario Institucional. Estas asociaciones corporativas presentan un funcionamiento interno distinto según su tamaño, su actividad y según el perfil de sus miembros. Más precisamente, esta investigación muestra que las relaciones internas de poder se ubican principalmente en dos ámbitos: el espacio de las normas y de la identidad, y el proceso de representación colectiva. En el primer ámbito puede señalarse que el control de la aplicación y transformación del marco normativo es fundamental en el Comité Ejecutivo de la Confederación Nacional Campesina, mientras que a nivel regional el reglamento interno es objeto de una disputa simbólica y en la agroasociación de mujeres de nivel local las normas de operación están supeditadas a imperativos prácticos. Pero el proceso de diferenciación interna se manifiesta también en la adquisición de más responsabilidades y más atributos por parte de los dirigentes quienes no siempre pueden contar con el apoyo de los socios. El proceso de renovación de la dirigencia es un proceso complejo y sometido a contingencias tópicas, pero no deja de ser revelador de las prácticas de distinción que existen en estas organizaciones campesinas politizadas.

Palabras clave: Campesinos; Corporativismo; Liderazgo; Organización Rural; Poder.

Abstract
In this study, the author analyzes relationships of power in three Mexican rural organizations affiliated to the Institutional Revolutionary Party. Each organization differs from the others according to size, activity and members' profile. More precisely, this investigation shows that the internal relationships of power are mainly found in two fields: regulations and identity and the process of collective representation. In the former, the control of application and transformation of the norm framework is fundamental in the Rural National Confederation, while at regional level, internal regulations are the object of a symbolic quarrel. At the local women farmers' association, operational regulations are dominated by practical needs. Also, the process of internal differentiation is manifested by the acquisition of responsibilities and qualities by leaders who are not always supported by members. The process of changing leaders is complex and full of eventualities; however, this process shows distinctive practices in three politicized rural organizations.

Key words: Farmers; Corporate Spirit; Leadership; Rural Organization; Power.

"Ulises Roca -don Ulises como todo el mundo le decía- no era el alcalde, ni el diputado local, ni el dueño de los principales aserraderos, ni siquiera el más rico del pueblo. Estaba por encima de esas convenciones y su poder, como el de los reyes, emanaba de un orden superior oculto a los ojos de los simples mortales."
Fernando Benítez, El agua envenenada.

Introducción

Muchas veces se hace mención del poder, real o imaginario, de las organizaciones rurales pero rara vez se analizan las relaciones de poder internas de las mismas. Esta tendencia alimentada por los medios masivos de comunicación que destacan prioritariamente los actos de violencia de los movimientos de protesta en el campo, tiende a ocultar la complejidad de las formas de organización interna de las asociaciones rurales. Que sean movimientos efímeros, grupos independientes u organizaciones oficiales, las agroasociaciones tienen una visibilidad y relevancia sociales estrechamente ligadas a la personalidad de su líder y a las formas internas de organización. De ahí, la importancia de analizar detalladamente las formas de diferenciación al interior de los agrupamientos rurales.

En el caso particular de México, el corporativismo nunca dejó de ser el pilar de la acción sectorial del Partido Revolucionario Institucional (PRI).1 Dividido en tres sectores: Obrero, Campesino y Popular, se caracterizó tempranamente por sus mecanismos de control de los sindicatos y organizaciones gremiales en nombre del Estado y del Partido. A través de la gestión de recursos y de ciertos programas destinados al campo, la Confederación Nacional Campesina (CNC) logró mantener un control efectivo del voto de la población rural. Puede afirmarse que el corporativismo en el sector rural de ese país presenta características singulares, interesantes y que pueden ser evidenciadas mediante el estudio de las relaciones de poder en sus distintos niveles.

Universo de las organizaciones rurales en México

En México, la Revolución permitió la incorporación en la Constitución de 1917 de una nueva forma de asentamiento agrario: el ejido.2 En el artículo 27 constitucional se define la forma de gobierno de los ejidos y se precisan las facultades y funciones de estas autoridades. En la medida en que los gobiernos posrevolucionarios, con más o menos énfasis, desmantelaban los latifundios y repartían tierras de las haciendas a los ex peones, se iban conformando nuevos núcleos de población. En la actualidad, existen cerca de 28.000 ejidos en todo el país y la población rural se calcula en veinte millones de habitantes, lo que representa alrededor de 25% del total de México.

La creación de la Confederación Nacional Campesina (CNC) en 1938, por el presidente Lázaro Cárdenas, como organización oficial de todos los ejidatarios, permitió al PRI controlar política y socialmente a la gran mayoría de las autoridades ejidales hasta la fecha. "El reparto agrario cardenista, combinado con los esfuerzos por establecer condiciones de organización y productividad adecuadas para los campesinos, dio origen a esta alianza basada en concesiones reales a cambio de apoyo político" afirma con razón Mackinlay (1996: 168). La CNC, con supuestamente 2.4 millones de miembros al momento de su fundación, iba a caracterizarse por su estructura burocrática y vertical al servicio del gobierno federal y de los gobiernos estatales mediante sus 32 Ligas de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos. A pesar del surgimiento de agrupaciones campesinas priístas encabezadas por disidentes, la paulatina aparición de otras no afiliadas al PRI, la CNC ha logrado conservar el monopolio de la representación del sector social rural en México. De hecho, la gran mayoría de las asociaciones económicas agrarias del país fueron creadas por esta corporación corporativa en periodos políticos claves.3

Ahora bien, independientemente de la filiación política, pueden distinguirse cuatro grandes tipos de organización social en el medio rural en México. El primer grupo está conformado por las Sociedades Rurales. Dentro de estas figuras sobresalen la Sociedad de Solidaridad Social (SSS) y la Unidad Agrícola e Industrial de la Mujer (UAIM). Un segundo grupo está constituido por asociaciones de productores promovidas por los gobiernos de las 32 entidades federativas del país. Entre las cuatro figuras jurídicas contempladas, las Secretarías de Desarrollo Agropecuario de los estados, por razones prácticas y políticas, tienden a apoyar más la constitución de Asociaciones Locales de Productores Rurales (ALPR). En cuanto al tercer grupo está conformado por las asociaciones civiles cuyas actividades principales se desarrollan en el medio rural. A pesar de la diversidad de las Instituciones de Asistencia Privada (IAP) y de las Asociaciones Civiles (AC) se pueden señalar la sobrerrepresentación de las agrupaciones ecologistas (ambientalistas y conservacionistas), los organismos cuyas actividades se enfocan a los grupos étnicos, y las asociaciones que ayudan a las mujeres rurales. Finalmente, un cuarto y último grupo está constituido por las financieras rurales dedicadas a promover el ahorro y proporcionar créditos a sus miembros: las Uniones de Crédito, Cajas Populares, Cajas de Ahorro y las Cooperativas, cuyas operaciones están regidas por la Ley de Crédito y Ahorro Popular, y dependen de la Secretaría de Economía.

En el presente trabajo se expondrán los resultados del análisis de las relaciones de poder al interior de tres organizaciones: la CNC o más precisamente el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de la misma, una asociación crediticia regional afiliada a la CNC, así como una agrupación socioproductiva femenil también miembro de la Liga tlaxcalteca de la CNC. La directiva nacional de la CNC está conformada por políticos profesionales dotados de una larga experiencia, la Unión de Crédito para el Desarrollo Integral de Tlaxcala (UCDIT) fue fundada en 1994 con un poco más de 1.100 accionistas con el propósito de otorgar créditos a sus miembros dispersos en las zonas rurales del estado de Tlaxcala, y finalmente la Unidad Agrícola e Industrial de la Mujer (UAIM) del ejido de San Felipe Ixtacuixtla ubicado también en el estado de Tlaxcala, reagrupa a mujeres rurales cenecistas en torno a un proyecto colectivo de producción agropecuaria. Como se detallará más adelante, las formas de diferenciación en estos tres niveles de la estructura corporativa del Sector Rural del PRI, varía de manera significativa.

Referencias teóricas

El presente estudio está influenciado por diferentes trabajos teóricos y empíricos que tienen en común el construir una interpretación original y pertinente de la organización interna de los grupos. Sin poder examinar en detalle los aportes de James Scott, Olson Mancur y Eric Wolf, se presentarán aquí únicamente algunos elementos de la teoría del materialismo simbólico de Pierre Bourdieu.

La evaluación de la posición social de dominante o dominado por parte de los agentes es la manifestación visible de la transferencia y herencia de un habitus peculiar. Los habitus, propios de cada grupo, son principios generadores de prácticas diferentes y diferenciadas, las cuales aseguran a su vez la legitimidad de la distinción jerarquizadora entre las clases (Bourdieu, 1986). En otros términos, la coexistencia de prácticas distintas es la garantía de su definición extrínseca, es decir de su explicación. En sus entrevistas respectivas con campesinos franceses, Bourdieu (1993: 519-531) y Champagne (1986) lograron mostrar los elementos que están realmente en juego en la reproducción de un habitus.

Cabe señalar que los capitales económico y cultural tienden a sobredeterminar la pertenencia a una clase -es decir a un conjunto relativamente homogéneo de agentes que comparten valores comunes. Cada individuo posee la capacidad de movilizar y valorizar sus capitales en función de las situaciones en las cuales se encuentra. Los agentes son los vectores -en su mayoría no consciente- de reproducción de un ordenamiento social, lo cual garantiza, por rebote, la perpetuación y vigencia del orden de las desigualdades. Merced al desarrollo de estrategias acumulativas socialmente operantes, es decir socialmente permitidas, aceptadas y gratificadas, un agente puede adquirir una posición más prestigiosa.

Con respecto a lo anteriormente señalado, en los trabajos pioneros de Sylvain Maresca (1981; 1983) sobre la producción y el alcance de las representaciones del campesinado, es decir, las condiciones iniciales y el contexto coyuntural de esta producción simbólica, el sociólogo subraya la necesidad de examinar las " ;propiedades sociales ;" de los líderes campesinos y la trayectoria de cada uno de ellos. El discípulo de Pierre Bourdieu hace hincapié, entre otros, sobre las implicaciones de esta apropiación de la representatividad por parte de los voceros rurales, la cual contribuye a su vez a la perpetuación de la distinción entre los dirigentes y los afiliados.

A partir de la perspectiva del materialismo simbólico, en el presente trabajo se considerarán las siguientes propuestas heurísticas: 1) la relación de dominación es una relación de interdependencia asimétrica que se manifiesta de manera no siempre codificada, entre dos grupos numérica y simbólicamente desiguales; 2) las relaciones de dominación son inherentes a las colectividades organizadas y, por lo tanto, a las agroasociaciones ya que lo que está en juego es el control de la organización, de su identidad y de su desarrollo, es decir el control de la producción de sentido; 3) en las organizaciones rurales, el control de la producción de sentido se manifiesta principalmente en los ámbitos de la identidad y normatividad interna, así como en los procesos inherentes a la representación colectiva.

Identidad colectiva y normatividad interna

La investigación del proceso de construcción de la identidad colectiva como manifestación de la dominación de orden permite afirmar que existen diferencias significativas según el tamaño y la filiación política de la organización rural. Más precisamente, la CNC fue creada por decreto presidencial como la central oficial de representación de todos los ejidatarios y, por lo tanto, la militancia en sus filas nunca ha sido libre (Hardy, 1984: 47-52; Gónzalez, 1985). Con el paso del tiempo, la Confederación se convirtió en una corporación burocrática al servicio del Estado; esto ha reforzado su carácter vertical y autoritario. Si bien la lealtad al Partido Revolucionario Institucional (PRI) y al presidente de la República se ha mantenido hasta la fecha, con la llegada al poder en el año 2000 de un jefe del Ejecutivo de otro partido, esta lealtad primordial se disolvió en un haz de lealtades menores.4 En todo caso, puede afirmarse que los dirigentes nacionales de la CNC han tenido cierto margen de maniobra política según las circunstancias, lo cual se ha expresado, entre otras formas, en la renovación de los estatutos de la Confederación.5

La UCDIT y la UAIM San Felipe son dos organizaciones creadas ex nihilo por dirigentes de la Liga cenecista de Tlaxcala, quienes incluso decidieron de la denominación de ambas organizaciones fundadas en momentos políticos claves (la segunda se constituyó durante la campaña electoral para designar al nuevo presidente en 1981 y la primera fue creada en un contexto similar a finales de 1994). Estas asociaciones recibieron inmediatos e inusitados apoyos financieros, materiales y en capacitación. Sin embargo, estas mismas facilidades fragilizaron su proceso de desarrollo. La Unión de Crédito cayó en cartera vencida después de apenas un año de funcionamiento a causa de la inexperiencia, la mala gestión y el fraude cometido por un gerente, pero también porque más de 30 por ciento de los 850 accionistas que se beneficiaron de un préstamo no lo reembolsaron.6 En cuanto a la UAIM, el número de sus miembros pasó de 106 a 16 durante los primeros meses de operación porque un dirigente de la Liga tlaxcalteca de la CNC no cumplió su promesa de regalarles una maceta -lo único que les interesaba. En todo caso, las integrantes de la UAIM nunca lograron apropiarse totalmente de su organización.7

Es posible afirmar que las condiciones de construcción de la identidad colectiva en estas asociaciones rurales determina su cohesión social y durabilidad. Si bien la experiencia de un trabajo colectivo previo es un factor determinante en cuanto a la longevidad del desarrollo organizativo de las mismas, no constituye por lo tanto una garantía contra la constitución de la dominación de la directiva sobre las "bases". De cierta forma, la configuración "desde fuera" de las agroasociaciones anteriormente mencionadas es la ilustración de un habitus propio del sistema corporativista mexicano.

Ahora bien, el análisis de la estructura normativa de estas organizaciones cenecistas muestra que el contenido de los reglamentos internos es lo que está en juego en el CEN de la CNC ya que son creaciones sui generis, mientras que la interpretación de los estatutos es lo que más importa en la agrupación regional UCDIT y la local UAIM San Felipe debido a que su normatividad interna está casi impuesta por su figura jurídica. En el caso de la directiva nacional de la CNC, las renovaciones estatutarias son instrumentadas por el Secretario General con el propósito de actualizarlas y modernizarlas, en realidad, de adecuarlas a la política del presidente de la República en turno. Una variable específica de la CNC es la de modificar, en cada renovación estatutaria, el número de Secretarías y Comisiones de acuerdo con la voluntad personal y los intereses políticos del Secretario General en turno (el número de Secretarías varió de 9 hasta 32 según los periodos).8 Una tendencia es la de una concentración cada vez mayor de facultades por parte de la directiva en un contexto en donde, paradójicamente, se afirma "democratizar" las tomas de decisión y la vida interna de la organización. Al parecer, conforme más se reconoce la necesidad de que las "bases" participen en el proceso de renovación de la directiva, más temor tienen los dirigentes de no poder influir sobre la designación de su sucesor.

En la Unión de Crédito, el hecho de que sea un núcleo de personas las que aspiran a tomar el poder y que hayan decidido crear un reglamento ex nihilo, muestra que lo que está en juego no es tanto el contenido -el reglamento no fue difundido entre los accionistas y por ende no es aplicado- sino el acumular un capital simbólico9 más importante en víspera de la renovación de la directiva.

La estructura normativa de la organización de primer nivel tiene poca incidencia sobre su vida interna excepto en el momento de su registro oficial. En efecto, lo estipulado en los estatutos de la UAIM cobró más importancia cuando, en su constitución legal, las integrantes de ambas organizaciones tenían que llenar cierto número de requisitos. La UAIM pudo constituirse a pesar de que diez por ciento de sus integrantes no eran parientes de un ejidatario, condición formal por la cual no podían ser socias de la organización femenil cenecista.10 Puede afirmarse entonces que el empeño de las autoridades para hacer cumplir cabalmente la Ley suele ser en función de intereses políticos. En todo caso, la falta de involucramiento de las socias en la directiva y el alto grado de informalidad que impera en su seno explican el cumplimiento mínimo de lo estipulado en sus estatutos.

Asimismo las normas internas a las organizaciones rurales constituyen una fuente de prestigio para quienes las elaboran y quienes las interpretan (omitir aplicarlas es también una forma de interpretación). Si bien los estatutos son inherentes a la figura asociativa de la organización por lo que las adecuaciones posibles son generalmente limitadas, no obstante representan una herramienta -real y/o virtual- de diferenciación entre la directiva y los miembros.

En lo que se refiere al proceso interno de gratificación y sanción de los socios -en forma individual o colectiva- se puede afirmar que es un fenómeno general aunque se manifiesta de manera más o menos acentuada según el tamaño de la organización rural. La diferenciación positiva de los socios se expresa de manera formal en la CNC al otorgar preseas a los líderes destacados11 pero en todas las organizaciones campesinas independientemente de su envergadura, la conformación de planillas y ocupación de cargos reflejan un mismo principio de distinción interna. En este contexto, la retribución financiera, a excepción de la directiva nacional de la CNC quizá, no constituye un factor significativo de distinción, pero son los privilegios relacionados con una posición dominante en la organización los que marcan la existencia de una jerarquía simbólica basada en el mérito y el grado de involucramiento en el proceso organizativo. En la UCDIT, existe una marcada diferenciación interna en donde imperan los criterios de capacidad productiva y capacidad de ahorro. El otorgamiento de privilegios no está sustentado bajo una base legal sino que son acciones discriminantes e informales llevadas a cabo por los integrantes de la directiva como por ejemplo el distinguir los buenos de los malos socios premiando a los primeros y castigando a los segundos. En cambio, en la UAIM San Felipe la diferenciación positiva entre las socias se da casi exclusivamente por la ocupación de cargos. Si bien obtener un puesto con responsabilidades representa una promoción en las organizaciones conformadas por una mayoría de hombres, en el caso de las locales de mujeres, ser nombrada a un cargo en la directiva es percibido como una desgracia. La gran mayoría de las mujeres rurales son objeto de constantes presiones conyugales, familiares y sociales para no dejar de asumir su rol tradicional. Una manera de responder a estas presiones es limitar su involucramiento por una parte y, por la otra, enseñar los resultados del trabajo colectivo.12 Asimismo, la valoración positiva de las actividades de los miembros varía según el tamaño de la asociación y la valoración del trabajo colectivo como estímulo personal se da sobre todo en la organización de mujeres.

Por otra parte, las organizaciones estudiadas poseen cláusulas reglamentarias relativas a las faltas y sus sanciones respectivas. Sin embargo, en los hechos, los juicios se realizan siempre de manera privada e informal. Las decisiones son tomadas por los integrantes de la directiva y, en el mejor de los casos, como en la UCDIT, son aprobadas en asamblea. De manera general, la sanción que más se aplica (la única quizá) es la exclusión definitiva. Más interesante, es la existencia de otra vertiente de la inconformidad que es la autoexclusión -lo que Olson Mancur (1990) llama "la opción de salida". Varios ejemplos en la directiva nacional de la CNC muestran que la autoexclusión es muy a menudo un acto calculado: el dirigente en desacuerdo -en nombre de "su" grupo- cancela una membresía para contratar inmediatamente otra. La disconformidad radical entonces, es un acto razonado cumplido después de una evaluación crítica de las implicaciones de una ruptura definitiva. Con respecto a este fenómeno, Duverger (1961: 172) señala:

En definitiva, las oposiciones que se manifiestan a veces en los escalones superiores, especialmente en los congresos nacionales, tienen más bien el aspecto de una lucha de influencia entre varios dirigentes, salidos igualmente de la autocracia, que de una resistencia democrática de la masa de los miembros.

En cambio, en las organizaciones de segundo nivel, el contrapoder se suele manifestar en las asambleas en donde los socios inconformes exponen públicamente sus quejas y hasta pueden exigir la exclusión del presidente como sucedió en la UCDIT en el año 2002 por ejemplo. En esta misma organización, la directiva discrepó con los socios deudores al enjuiciarlos penalmente y con los accionistas indeseables al excluirlos de manera definitiva.

En la organización de primer nivel, una manifestación de resistencia pasiva se da cuando las socias dejan de participar. No todas las socias que dejan de participar están descontentas pero, inversamente, todas las socias que lo están dejan de participar. La resistencia no es exclusivamente pasiva como tiende a creerlo James Scott (2000) para los grupos dominados: en la UAIM, los desacuerdos se manifiestan igualmente en forma violenta (física, verbal y simbólica). En la organización de primer nivel, el número reducido de socias y el alto grado de convivencia en su interior contribuyen a dar a los actos de resistencia una connotación a menudo violenta o por lo menos más visible.

Los signos de pertenencia a la organización son también una fuente de legitimidad para los dirigentes, independientemente de su nivel jerárquico. Es más, esta misma pertenencia -a menudo ostentosa- del dirigente a la organización, se transforma generalmente en la situación opuesta: el dirigente se presenta como dueño de facto de la asociación. Pero el trabajo de campo muestra que los signos de la dominación de orden por parte de los dirigentes no siempre son contundentes e inmediatamente identificables. En efecto, esta es una derivación -en el sentido matemático- del ejercicio del poder y, por lo tanto, la distinción entre la toma de decisiones en nombre de la organización y la toma de decisiones arbitrarias para el provecho personal, no es fácil de conocer y reconocer. Hablar en nombre de la colectividad es una de las facultades de los dirigentes, pero el contenido de los discursos públicos y privados es una libertad suya.

El uso de la identidad colectiva y de las normas para legitimar una distinción positiva necesita del protagonismo interesado por parte de los dirigentes y una ausencia de compromiso relativo (o delegación de poder) por parte de las "bases" (cabe precisar que para la CNC no se puede hablar de "bases" sino más bien de organizaciones afiliadas). Este equilibrio entre intereses distintos es incierto y difícil de mantener ya que la tendencia observada apunta hacia un progresivo distanciamiento entre la directiva y los miembros. Asimismo, se puede percibir una sobre-identificación de los líderes con la organización y una "identificación periférica" de los miembros.

La identidad colectiva de una organización rural no puede resumirse a las vertientes simbólicas y legales de la misma. El nombre, el logotipo, la elección de una figura asociativa y la decisión de afiliarse a organizaciones superiores, son elementos importantes, a los cuales se tienen que agregar las formas de pertenencia: colectiva, grupal o individual, la naturaleza del involucramiento: con o sin responsabilidades, y la temporalidad de esta pertenencia: temporaria, intermitente o de tiempo completo. Se descubrió que, en muchos casos, el sentimiento de pertenencia por parte de los miembros de las organizaciones rurales es una idea borrosa y cambiante. Así, en la organización de nivel local, los nexos de parentesco tienden a reforzar los lazos y por ende, la fidelidad de los miembros hacia la lideresa. Más particularmente, la importancia del análisis de lo que significa "pertenecer" a una organización fue descubierta en la UCDIT en donde la taxonomía -aplicada por los dirigentes- de las distintas categorías de socios y de empleados resultó ser reveladora del papel determinante de las relaciones entre la directiva y los accionistas. Asimismo, la dominación ejercida por los dirigentes consiste también en un uso interesado pero legítimo, de su autoridad.

El proceso de representación colectiva

Por proceso de representación colectiva se entiende al fenómeno sociocultural de diferenciación y jerarquización de las personas de un grupo dado en función de una serie de elementos (herencias, atributos, aptitudes, etc.). Esta distinción se manifiesta principalmente en la selección del candidato a dirigente, su elección y la acumulación de cargos por parte de los responsables.

En lo que se refiere al proceso de selección de los candidatos a un cargo con responsabilidades en la directiva de la CNC, la tendencia actual se enfoca hacia la "democratización" de dicho proceso. "La democracia sigue siendo la doctrina dominante de la época contemporánea, la que define la legitimidad del poder" señalaba con acierto Maurice Duverger (1961: 163) hace más de cuatro décadas. Los dirigentes nacionales de la CNC pretenden "adecuar" el proceso de sucesión al poder de la organización que liderean con la democratización del sistema político mexicano. De hecho, los principales representantes cenecistas aseveran que la renovación de la directiva nacional se realiza según reglas democráticas.13 Sin embargo, en los hechos, los severos y cambiantes requisitos para registrarse como candidato a Secretario General de la Confederación, limitan a uno el número de los aspirantes. La manipulación de los resultados de la elección interna se opera en el momento de la definición de los requisitos (o "candados") para el registro oficial de los candidatos. Es interesante notar que los requisitos varían a cada renovación del máximo representante de la organización corporativa del Sector Rural ya que no son los estatutos que rigen la elección y precisan los procedimientos sino una Convocatoria elaborada por asesores del Secretario General en turno. Lo que está en juego en el proceso de renovación de la directiva es el eliminar la incertidumbre en cuanto al nombre del sucesor e indirectamente controlar los liderazgos internos.

En la UCDIT el proceso de selección de los candidatos se opera mediante la elaboración de una planilla aunque en los reglamentos nada está mencionado al respecto.14 El proponer a los asambleístas elegir a un grupo de personas permite a los candidatos en competencia para el cargo de presidente, aliarse respectivamente con personas más o menos influyentes y distribuir los futuros cargos según complejos cálculos de interés.15 Sin embargo, los integrantes de las planillas son dirigentes, gerentes, contadores y secretarios de la UCDIT, es decir que la renovación de la directiva corresponde en realidad a una redistribución de los cargos entre los mismos responsables de la Unión de Crédito -el "círculo interno" como lo denomina Duverger.

En cuanto a la UAIM San Felipe, la selección de las candidatas a cargos en la directiva provoca pocas tensiones internas ya que las integrantes no anhelan fungir como dirigentes. Por lo general, hay pocas voluntarias para asumir responsabilidades; de esta manera, sucede que las socias que podrían tener un buen papel son propuestas por las demás. Esta distribución no codificada de los distintos cargos permite diferenciar a las socias sobre la base de su experiencia, disponibilidad y libertad de acción. A excepción del de presidenta, los demás cargos son considerados como más simbólicos que prácticos.

Ahora bien, el proceso de selección de los candidatos a dirigente es raramente diferenciado del proceso de elección o mejor dicho, la preparación oficiosa de las elecciones por parte de los candidatos tiende a confundir lo que es relativo a cada uno de estos procesos. Asimismo, en el CEN de la CNC la existencia de un solo candidato o de un candidato que se beneficie de muchos más apoyos que los demás, reduce la elección a una sencilla designación.16 Los miembros no deciden sino que más bien avalan un nombramiento en el cual no participaron.17 Sin embargo, el nuevo dirigente requiere legitimarse por lo cual se organiza, en la sede nacional de la CNC, una ceremonia en la que los asambleístas sirven a la vez de testigos y partidarios. En otros términos, el proceso de selección de los candidatos decide los resultados de la elección por lo que los socios son aconsejados por los responsables para servir de instrumentos para su propia legitimación.

Por otro lado, en la realización de las elecciones en la UCDIT se puede encontrar algún grado de incertidumbre -a diferencia de las organizaciones de tercer nivel. En efecto, existe una discusión real en torno a la conformación de la directiva, la cual se manifestó, por ejemplo, en un ríspido debate entre los candidatos en competencia para el cargo de presidente de la Unión de Crédito al momento de su creación. En el caso de la organización de mujeres, el respeto de los procedimientos formales es la manifestación de una conducta general hacia lo normativo, mientras en la UCDIT la aplicación estricta de lo relativo a las cláusulas que reglamentan el proceso de elección corresponde al uso oportuno de las mismas por parte de los integrantes de una planilla o la otra.

En la UAIM San Felipe el proceso de elección de las integrantes de la directiva se reduce a un sencillo acto desprovisto de formalidad. El número poco elevado de participantes en ese acto -12 socias apenas en el año 2002- explica la ausencia de verdaderas disputas. La elección de una nueva presidenta de la UAIM, en los hechos, no impide a su carismática fundadora seguir liderándola ya que esta última conserva relaciones privilegiadas con funcionarios públicos del Sector Agrario, representantes de la Liga tlaxcalteca de la CNC y operadores políticos. Otro elemento ilustrativo en cuanto al papel central jugado por la fundadora, es que las reuniones de la UAIM nunca dejaron de celebrarse en su casa y ella guarda los archivos de la organización.

Por último, el estudio del fenómeno de acumulación de poder muestra la existencia de una doble distinción entre la de cargos y funciones, y entre la simultánea y curricular de cargos (Lutz, 2002). En lo que concierne a la primera distinción es posible afirmar que la ampliación de facto de sus facultades por parte del dirigente es una práctica generalizada que se manifiesta principalmente en las tomas de decisión sin consenso. En lo que se refiere a la segunda, la ocupación de varios cargos es una característica del Secretario General de la CNC quien, con frecuencia, funge también como Senador o Diputado Federal. Asimismo, ocupar el cargo de Secretario General es solamente una etapa en la carrera de los dirigentes del PRI quienes, salvo excepción, han sido una o varias veces gobernadores.

La acumulación formal de cargos dentro de la UCDIT está prohibida solamente en lo que concierne al puesto de Comisario, pero en la práctica no se da para ningún cargo. Lo que sí sucede es la posesión de varios puestos en la administración estatal por parte de las personas encargadas de la parte operativa de la Unión de Crédito (además de disminuir la productividad de su trabajo, esta situación incrementa las tensiones entre el Consejo de Administración y los gerentes).

En el caso de la UAIM, el carisma de la lideresa histórica tiende a disminuir la importancia de la repartición de los cargos. En otras palabras, para una socia el asumir un cargo en la organización conlleva pocas implicaciones ya que la fundadora asume con entusiasmo la mayoría del trabajo. Sin embargo, el cúmulo de funciones no está frenado por la formación de cuadros debido a las resistencias y dificultades de las mujeres campesinas para involucrarse de tiempo completo en actividades extra-domésticas. En la organización rural femenil, puede afirmarse que el carisma de la lideresa y las limitaciones de las socias -que son también autolimitaciones cuando se trata de la falta de confianza en sí y el temor de hablar en público o frente a hombres- reducen este fenómeno de acumulación de poder a un acaparamiento de responsabilidad.

Para resumir, es posible afirmar que los elementos que conforman el proceso de dominación ligado a la ocupación de un cargo, participan directamente, aunque de manera variable, en la producción y reproducción de las prácticas de distinción al interior de las organizaciones campesinas. Más precisamente, se constató que la diferenciación de estatus entre las personas preexiste a la conformación de la organización por lo que el funcionamiento de esta última tiende más a acentuar las desigualdades existentes que a crearlas. Lo antes señalado no niega el hecho de que las estructuras organizativas permitan a una minoría de los miembros hacer carrera, como en el CEN de la CNC por ejemplo, pero por otro lado se reconoce que los que logran ocupar cargos con mayores responsabilidades poseen capitales personales y simbólicos superiores a los demás socios.18 En otras palabras, las organizaciones rurales constituyen una herramienta de validación y reajuste de las diferencias de estatus entre las personas.

Las directivas están conformadas por varias personas -a excepción quizá de la UAIM San Felipe, en donde la dirigente histórica asume enteramente el liderazgo de la organización. En las mismas puede ser que todas las personas con un cargo no asuman su responsabilidad -en este caso se puede referir a una falta de compromiso- pero en los hechos, la conducción es generalmente compartida. Las tensiones que provoca la definición y asignación de los puestos secundarios así como los cargos de asesor, complejizan la común y cómoda dicotomía de dirigente/ miembros. De hecho, el presidente de una organización necesita contar con el respaldo de una parte significativa de los dirigentes y/o de los miembros influyentes para poder reivindicar una legitimidad mínima. Por un lado, esta situación explica el empleo de planillas en las organizaciones regional y nacional en el momento de renovar la dirigencia y, por el otro, muestra el papel estratégico que desempeñan los puestos secundarios. Con respecto a lo mencionado anteriormente, es posible representarse el nivel de participación y responsabilidad de los integrantes de la organización en círculos concéntricos, desde los miembros sin cargo hasta los de la dirección pasando por los responsables locales y coordinadores de actividades. Por lo tanto, la diferenciación simbólica entre el dirigente y los miembros es en realidad mucho más compleja ya que hace intervenir otros actores sociales cuyo estatus se ubica entre el primero y los segundos.

Conclusiones

De manera general, los líderes son personas que ocupan voluntariamente cargos con responsabilidades pero, al mismo tiempo, su protagonismo compensa una frecuente ausencia de participación de los miembros. Toda organización necesita de una persona que proponga, organice, dirija, ordene y represente, ya que el ejercicio del poder es un acto individual por naturaleza, pero también porque existen diferencias significativas en cuanto al grado de involucramiento de los individuos. La frontera entre la necesidad de lo colectivo y el deseo individual es sumamente tenue. Esa percepción contrastada del papel de los dirigentes rompe con la antinomia clásica del paradigma maquiaveliano del poder por un lado y de la utopía colectivista por el otro.

Ahora bien, en el contexto actual de "democratización" del sistema político mexicano, las conductas de los líderes campesinos tienden a integrar las nuevas exigencias de un ejercicio del poder justo y equilibrado. El efecto de democratización como podría llamarse este fenómeno, apunta hacia una mayor y mejor participación de los miembros al transformar sustancialmente la naturaleza del ejercicio del poder. Si bien esta tendencia demagógica es más acentuada en la directiva nacional de la CNC, no obstante la gran mayoría de los dirigentes comparte una misma interpretación incompleta de lo que es y debe ser una organización rural democrática.

Un primer límite del efecto de democratización es el proceso histórico de burocratización de las organizaciones rurales y la tendencia concomitante hacia la perpetuación de una oligarquía en el poder. La creación de múltiples órganos de intermediación y la instrumentación de distintos niveles de decisión, tienden a disminuir la importancia del voto de los miembros. Más hondamente, si se les otorga la facultad de decidir sobre el futuro de la organización, entonces serán una amenaza virtual para la reproducción de las diferenciaciones internas y por ende, una amenaza para el desarrollo de la carrera profesional de los dirigentes. Por lo tanto, se puede observar que un desarrollo organizativo "exitoso" se logra por medio de la obediencia y disciplina de los socios. El caso más ilustrativo de lo antes señalado es ciertamente la UCDIT en que los imperativos de equilibrio financiero y de rentabilidad fomentan relaciones verticales entre la directiva y los accionistas.

Un segundo límite en cuanto a la aplicación concreta de mecanismos de decisión democráticos es cierta inercia manifestada por los miembros. En la mayoría de los casos, la colectividad -o las "masas"- no posee un poder de decisión real y total porque los líderes no se la otorgan, pero también porque no todos sus integrantes de base están interesados en involucrarse. Además de cierto conformismo por parte de la colectividad organizada que se manifiesta en un beneplácito tácito acordado a las acciones del dirigente, existe el problema concreto de convocar a los socios a largos e inciertos procesos de discusión en todos los lugares donde la organización tiene una presencia. En los hechos, la directiva conserva el monopolio de la iniciativa y de las condiciones de instrumentación de una consulta de las "bases". Esta situación explica el carácter demagógico de la invitación hecha a los delegados regionales a discutir y tomar posición sobre los asuntos internos durante las asambleas nacionales de la CNC en la Ciudad de México.

Un tercer y último límite del efecto de democratización se refiere a la determinación de la mayoría. En una votación, una mayoría -real o imaginaria- ratifica decisiones, mientras que en el consenso se busca la adhesión de todos. Esta búsqueda del beneplácito de cada uno de los integrantes tiene el mérito de implicar un proceso de discusión sobre una base argumentativa, pero no excluye posibles conductas proselitistas por parte del líder, ni tampoco miembros inconformes como en la UAIM San Felipe. Por lo tanto, si bien la votación se reduce en muchos casos al ejercicio impuesto de un derecho y no a la libre expresión de una facultad, en cambio, el consenso implica un debate entre los miembros pero en el cual no están ausentes ni la manipulación ni las inconformidades.

Ahora bien, la afiliación política de las organizaciones ejerce una influencia, aunque variable y a menudo coyuntural, sobre las relaciones de dominación entre la directiva y los miembros. Las relaciones de poder no son el único ámbito social en el cual lo político -en su sentido amplio- se manifiesta, pero es un ámbito en donde siempre está presente. De manera general, las organizaciones cenecistas tienden a transformarse en agrupaciones proselitistas por el PRI en los periodos de campaña electoral. Una manifestación paroxística de esta "porosidad" de las estructuras organizativas a lo político, es el cúmulo y/o la sucesión de un cargo con responsabilidades dentro de la organización rural con un puesto de elección popular.

El perfil del dirigente rural se asemeja cada vez más al de un hombre de negocios que gestiona un patrimonio colectivo. La cada vez más frecuente contratación de profesionistas -contadores, administradores, técnicos, comerciales, etcétera- por las organizaciones rurales revela también la obligación de contar con personas debidamente capacitadas. Por lo tanto, esta tendencia hacia la especialización del trabajo de dirigente permite afirmar que la acumulación de capital simbólico pasa más por la valorización de un quehacer profesional que por la ostentación de una capacidad superior de representación.

De hecho, el dirigente hace frecuentemente una distinción tácita entre los buenos y los malos socios al distribuirles, de manera discriminatoria, dádivas y llamadas de atención. Precisamente, en este proceso de individualización de las relaciones entre el responsable y los miembros se encuentra un factor de desarticulación de lo colectivo. La aplicación de una lógica empresarial a los proyectos de desarrollo rural modifica hondamente las relaciones entre el dirigente y los socios: el primero asume de manera consciente o no, el papel de patrón, mientras los segundos se resignan a convertirse, por necesidad económica, en personal de confianza o asalariados. Si bien por una parte la inserción casi obligatoria de las organizaciones rurales en el mercado internacional conlleva la instrumentación, en su vida ordinaria, de una serie de medidas de corte empresarial, no obstante, por otro lado, esta situación favorece el incremento de la distinción simbólica -y en menor medida, económica- entre los miembros.

Notas

* Este trabajo es una síntesis de la tesis doctoral en Ciencias Sociales Las relaciones de dominación en las organizaciones campesinas mexicanas contemporáneas, presentada el 13 de mayo del 2002 en la Universidad Autónoma Metropolitana - Xochimilco, Ciudad de México, México.
1 La afirmación del investigador Eric Wolf según la cual el corporativismo existía en México antes de la Independencia celebrada en 1821 es sumamente interesante. Basa su aseveración en el hecho de que, en esa época, la sociedad estaba organizada en torno a una estructura de privilegios especiales que alimenta b a el espíritu de cuerpo (Wolf, 1999: 18).
2 El ejido es una forma de propiedad colectiva de la tierra cuyo doble origen es el calpulli prehispánico y el kolkhoze soviético. Los ejidatarios gozaban del usufructo de una parcela ejidal que debían de trabajar para conservar este derecho. Pero la reforma al artículo 27 constitucional en 1992 -dos años antes de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN)- puso fin a la inalienabilidad, intransferibilidad e imprescriptibilidad del ejido. Hoy en día las parcelas ejidales tienen dueños que pueden rentarlas o venderlas.
3 En su estudio empírico del universo de las organizaciones rurales en México, Rello et al. (1990: 27) encontraron que 49.5% de las organizaciones fueron creadas por partidos políticos o funcionarios públicos .
4 El Secretario General del Comité Ejecutivo Nacional de la CNC era designado de manera unipersonal por el presidente de la República. En cuanto a los Secretarios de las Ligas en los 32 estados de la República, eran nombrados a partir de una negociación entre el Secretario General del CEN y los gobernadores de las entidades federativas.
5 Desde su creación, la CNC ha visto su vida interna regulada por seis estatutos diferentes (1938, 1965, 1979, 1989, 1993, 1995, 2001).
6 El préstamo que recibió la UCDIT por parte de la Secretaría de Economía fue de 30 millones pesos (más de 2.7 millones de dólares). Los dirigentes de la Unión de Crédito acordaron sin las debidas precauciones y garantías, créditos a los accionistas de 10.000 hasta 2 millones de pesos, con un plazo para reembolsarlo de 6 meses a 10 años.
7 Insatisfechas con el nombre de su organización, las mujeres la renombraron oficiosamente "UAIM Mariano Matamoros", el nombre proveniente de un sacerdote guerrero durante la Guerra de Independencia oriundo de Ixtacuixtla. Entrevista con Antonia Saavedra Salas, Tlaxcala, México, el 25/02/00 .
8 En el año 2001, la renovación de los estatutos de la CNC fue una táctica política por parte de su Secretario General Heladio Ramírez, para poder renovar su mandato. En este caso, la sustitución del cargo de Secretario General por el de Presidente, le permitió hacer algo que ninguno de sus predecesores hubiese podido hacer: reelegirse.
9 El concepto de capital utilizado en este trabajo es el de Pierre Bourdieu. El sociólogo francés define al capital como una calidad socialmente conocida y reconocida en diferentes ámbitos: familiar, escolar, profesional, económico, etc., que participa directamente en los procesos de diferenciación entre los individuos.
10 Art. 12-I del Reglamento de la UAIM publicado en el Diario Oficial de la Federación el 03/04/1979 y el Art.10 apart.II de la Ley de Reglamento de las UAIMs publicado en el Diario Oficial de la Federación el 08/05/1998.
11 El CEN de la Confederación Nacional Campesina otorga dos preseas a los militantes más destacados: las medallas José María Morelos y Emiliano Zapata , en referencia a la actuación de estos personajes históricos . La elección de estos hombres emblemáticos de la historia mexicana para figurar respectivamente en dos preseas de la CNC responde a un deseo de apropiación simbólica del patrimonio cultural del campesinado.
12 Con respecto al papel social de las mujeres en las organizaciones rurales mexicanas cf. (Arriaga s/f; Anónimo, 2002).
13 Entrevista de Beatriz Paredes por Denise Maerker. Programa televisivo Mujeres y Poder. Once TV. México. 1999.
14 Entrevista con el Licenciado Benito Bermúdez Morales, Tlaxcala, México, el 30/04/00.
15 Al respecto de las posibles alianzas entre los miembros de la base, James Scott (2000: 161) afirma con razón que: "la solidaridad entre subordinados, si se logra, se debe paradójicamente sólo a cierto grado de conflicto."
16 Para legitimar su nombramiento por el presidente de la República, y sin haber respetado el contenido de los Estatutos de la CNC, la dirigenta Beatríz Paredes declaró: "Nuestros críticos de dentro y fuera (...) podrán decir que por qué esta manifestación de unidad en torno a un solo candidato, que por qué la "línea" para favorecer a una presunta dirigente. Es muy simple: estamos en un momento de excepción. Nuestra Central no puede desgastarse. A la renuncia súbita de un dirigente nacional corresponde aplicar el mandato estatutario; no tiene sentido impulsar una disputa estéril entre las corrientes históricas y las corrientes renovadoras en la sucesión de un interinato." (CNC, s/f: 6)
17 En sus trabajos sobre la representación interna en la Unión de Ejidos Lázaro Cárdenas en el estado de Nayarit, los investigadores Jonathan Fox (1992) y Luis Hernández Navarro (1990) señalan con acierto que las decisiones más importantes nunca se toman durante las asambleas.
18 Estos resultados tienden a contradecir la aseveración de los autores de Los factores de la organización campesina cuando escriben que, a raíz de un extenso trabajo de campo realizado en todas las entidades federativas del país, "Los líderes (...) eran predominantemente similares en cuanto a su situación económica respecto al resto de sus compañeros" (Eckstein et al., 1979: 213). Esta subevaluación de las distinciones económicas pero sobretodo simbólicas y de prestigio entre los líderes y los miembros de los núcleos ejidales es ciertamente debida a un sesgo ideológico y una aplicación inadecuada de instrumentos metodológicos ya que los propios investigadores, en sus conclusiones, se sorprenden del poco número de caciques que identificaron.

Referencias bibliográficas
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recibido: 26/05/04
aceptado para su publicación: 22/11/04