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Cuadernos del Sur. Historia

versión On-line ISSN 2362-2997

Cuad. Sur, Hist.  no.35-36 Bahía Blanca  2007

 

Participación de los intelectuales maracaiberos en el proceso de gobierno de Juan Vicente Gómez (1908-1935)

Mg. Nilda Bermúdez B.*

* Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia. E-mail: icdnbb@cantv.net

Resumen
Durante el régimen de Juan Vicente Gómez los intelectuales tienen importante participación política en los diversos poderes del Estado, a nivel nacional y en los gobiernos regionales y locales. En el Zulia, estado ubicado en el occidente de Venezuela de vocación agroexportadora durante el siglo XIX y principal productor de petróleo a partir de 1922, miembros destacados de la intelectualidad intervienen activamente en el proceso político de la región y del país durante el período que va de 1908 a 1935, apoyando la gestión del gobernante o en la oposición al régimen. En este trabajo se identifica y caracteriza a ese sector del colectivo maracaibero, a través de la información que aportan las diversas fuentes investigadas, y se estudia la participación que tienen en el proceso político durante ese período.

Palabras Clave: Juan Vicente Gómez; Intelectuales; Política; Siglo XX; Zulia; Venezuela.

Abstract
During Juan Vicente Gómez government, intellectual people have important political participation in the several State powers, in a national level and in the local and regional governments. In Zulia State, located in western Venezuela, agro-exporter during the 19th century and main petroleum producer since 1922, prominent members of intellectuality perform actively in the region and country politic processes, from 1908 to 1935, which supported the governor management or the opposition. In the paper, we identifify and characterize we investigated, and its participation in the politic process during that period.

Key words: Juan Vicente Gómez; Intellectuals; Polític; 20th century; Zulia; Venezuela.

Recibido 20/06/05
Aceptado para su publicación 21/08/06

Introducción

En Venezuela con la llegada de Juan Vicente Gómez al poder en 1908 se continúa y profundiza el proceso de estabilización política que había emprendido Cipriano Castro1, con medidas tendentes a centralizar el poder político y militar como garantía de permanencia del gobierno. Con Gómez se inicia la transición a una forma de administrar el poder político y económico, en la cual se pasa progresivamente del predominio de figuras caudillescas locales a la centralización de la autoridad en un jefe único en lo que se ha denominado el personalismo autocrático, y a la modernización de algunas estructuras del Estado como el ejército y la Hacienda Pública, mediante la presencia más acentuada de un modelo de gestión de Estado sobre las acciones fiscales, de dotación de infraestructura y servicios públicos ( vías de comunicación, telégrafos, correos, saneamiento ambiental, etc.), aunadas a políticas económicas que auspician el aumento progresivo de las inversiones extranjeras y restitución de relaciones diplomáticas y comerciales con países cuyos intereses habían sido afectados durante el gobierno de Cipriano Castro. El proceso de modernización se extiende a todo el aparato del Estado y se define en su fase de transformación urbana entre 1925 y 1935 con el incremento de la explotación petrolera que estimula y dinamiza ese fenómeno, ligado también a las exigencias que impone el capitalismo mundial vinculado a esta actividad, aunque se hará mucho más evidente en los períodos siguientes.

En la primera etapa de su gobierno, Juan Vicente Gómez dedica su esfuerzo a gobernar sin opositores, eliminarlos o neutralizarlos es la garantía para la paz y el orden, condiciones que, a su vez, conducen al progreso. Paz, orden y progreso son los tres fundamentos positivistas en torno a los cuales gira su gobierno, y representan el clamor de las elites domésticas y de los grupos económicos foráneos. En la situación que presenta Venezuela para principios del siglo XX, con una realidad signada por la desarticulación política y económica, con un territorio dividido en regiones históricas relativamente autonómicas, sin sistemas ni vías de comunicación que permitan la vinculación entre ellas y dominado por el caudillismo, la paz duradera es un requisito para avanzar en el proceso de modernización del país y esto sólo sería posible con un régimen de fuerza que impusiera orden mediante la represión y eliminara todo antagonismo. Por otra parte, el progreso en el pensamiento positivista está subordinado al orden y a la paz.

Esa es la meta en la primera fase de su gobierno; entre 1909 y 1914 Gómez buscará pacificar el país para gobernar sin oposición y ofrecer un ambiente estable a los inversionistas extranjeros y a los sectores económicos internos que apoyan su régimen.

Hacia 1913 se produce un viraje en el orden gomecista. Culmina el período presidencial de Gómez. Se plantea su reelección, disuelve el Consejo de Gobierno, son clausurados los periódicos de oposición, se lanza la candidatura presidencial del Dr. Félix Montes y Arévalo González inicia su frontal defensa. Esta situación está enmarcada por el fantasma de la pretendida invasión de Cipriano Castro y da pie para que Gómez se traslade a Maracay como Comandante en Jefe del Ejército, José Gil Fortoul asuma la Presidencia Provisional de la República (1913-1914) y, ante la "paz amenazada", se suspendan las garantías constitucionales, suspensión que se prolongará, en los hechos, hasta la fecha de su muerte. (Pino Iturrieta, Juan Vicente Gómez y su época, 1993: 42-43)

Para 1915 el caudillo se ha consolidado en el poder, mediante el dominio y apoyo de los principales factores de control social como el ejército, clero, capital nacional y extranjero, prensa, propietarios e intelectuales.

Corresponde a estos últimos la legitimación del nuevo orden impuesto por el gomecismo. Para lograr la justificación del proyecto político y administrativo de la "Rehabilitación Nacional" Gómez se rodea en Caracas y en las demás regiones del país de lo mejor de la intelectualidad Los intelectuales tienen también activa participación política en los diversos poderes del Estado, a nivel nacional y en los gobiernos regionales y locales. Miembros importantes de este sector en el Zulia, intervienen activamente en el proceso político de la región y el país durante ese período, apoyando la gestión del gobernante o en la oposición al régimen. Este grupo de actores sociales vinculado por el quehacer intelectual actúa en un espacio geo-histórico que está entrando en el proceso de transición en el cual empiezan a convivir dos bases económicas: la agroexportadora de larga data histórica y la petrolera que está sentando los cimientos para su consolidación; esta particularidad permite definirlo como un colectivo de la transición, que trae sobre sí el peso de la mentalidad tradicional heredada del siglo XIX en cuanto legado cultural y simbólico, establecimiento de relaciones en el ámbito social y político, modo de vida, estilos e influencias a nivel de corrientes y pensamientos; al mismo tiempo está acomodándose a la nueva realidad y reaccionando ante los cambios y transformaciones que sufre la sociedad con la explotación del petróleo, cuyo impacto revelará de alguna manera en su producción narrativa, poética y periodística. En la historiografía venezolana se ha estudiado la participación que tuvieron los intelectuales en Caracas, destacándose los trabajos de Yolanda Segnini, Elías Pino Iturrieta, Jesús Sanoja Hernández, entre otros, pero poco se ha investigado la actuación de éstos en las regiones y localidades. En este artículo se identifica y caracteriza a ese sector del colectivo que actuó desde Maracaibo, ciudad capital del estado Zulia, en el occidente de Venezuela, a través de la información que aportan las fuentes investigadas, y se estudia la participación que tienen en el proceso político durante ese período.

Identificación y caracterización

La revisión efectuada en las diversas fuentes empleadas en esta investigación permite afirmar que para comienzos del siglo XX se maneja una definición de intelectual muy amplia, incluyéndose en ella a todo individuo, profesional o no, que utilizara su intelecto en el campo literario, en la oratoria, en el discurso científico, jurídico, político o histórico, muchas veces moviéndose en varios de estos campos al mismo tiempo, asomando así una de las características que identifica al intelectual de entonces: su versatilidad, el poeta es también cuentista o dramaturgo, orador o crítico, político, empresario, profesional, estudiante. De allí que médicos, abogados, comerciantes, empleados, sacerdotes, filósofos, educadores, músicos, periodistas, con una formación ilustrada e "intensa cultura" se inscriben en la categoría de intelectuales; entre los más destacados del Zulia han sido registrados más de un centenar. Sobresalen las figuras de Marcial Hernández (1874-1921), Udón Pérez (1871-1926), Elías Sánchez Rubio (1880-1927), Rogelio Illaramendy (1881-1960), José Antonio Butrón Olivares (1880-1956), Guillermo Trujillo Durán (1884-1967), Rafael Yepes Trujillo (1898-1972), Héctor Cuenca (1897-1961), Aniceto Ramírez y Astier (1879-1956), Ciro Nava (1888- 1979), Jesús Enrique Lossada (1892- 1948), Víctor Raúl Sandoval (1877- 1952), Gabriel Bracho Montiel (1903-1974), Isidro Valles (1903- 1985), Pedro Guzmán (1894-1981), Carlos Medina Chirinos (1884-1946), y muchos otros. La mayoría de ellos nacieron en el siglo diecinueve e iniciaron su camino creador apegados al estilo romántico y neoclásico, con el cual varios intentaron romper al proclamarse modernistas y otros vanguardistas. Combinaron esta actividad con el desempeño de funciones públicas y privadas en el ramo del comercio e inversiones de capital en las formas de negociación heredadas del diecinueve y en las que trajo consigo el nuevo siglo, como los negocios petroleros. También aparecen actuando en juntas de fomento o sociedades filantrópicas, destinadas a promover obras benéficas o de interés público, en círculos artísticos, literarios y científicos. Sin embargo, a esta imagen muy similar a la del intelectual decimonónico, se le incorpora un nuevo elemento que se encuentra reflejado en una crónica publicada en la Revista Elite del 2 de abril del año 1927(Año II. N° 81. Caracas), bajo el título ¿Cómo viven los intelectuales de Maracaibo?, en la cual se destaca la actividad económica y las propiedades que poseen. La condición económica es vista como un atributo positivo en los intelectuales del nuevo siglo, al menos en la perspectiva de los positivistas de entonces, contrastando con la visión meramente idealista que había dominado en la mentalidad de los líricos del siglo diecinueve que, de acuerdo a la crónica aludida

"...tenían creído que fuera de la Universidad o de los empleos políticos no era decoroso ganar dinero. Puede asegurarse que la mayor parte de los viejos murieron o se acabarán de morir sin haber tenido nunca el consuelo de la casa propia; pero hoy casi todos los intelectuales viven en sus propias fincas (casas de familia) y muchos tienen varias de alquiler, que les producen buenas rentas." (Arteaga, 1927: 18-19 en: Revista Elite, Año II. N° 81).

Según esta apreciación se trata de un intelectual mucho más materialista, más apegado a los bienes y fortuna que sus antecesores, que busca la prosperidad económica y espera del régimen la paz, el orden y el progreso que venían anhelando los positivistas desde mediados del siglo diecinueve. Ejemplo de ello es la forma como describen a los intelectuales en la crónica aludida: "Don Luis Pino Ochoa es poeta y escritor, se está haciendo rico en un negocio de mercancías", "El doctor Pedro Guzmán es abogado; tiene publicado el primer tomo de la historia del Zulia, es Ministro de la Corte Suprema y tiene fincas, además de sus asuntos petroleros", "Don Helí Saúl Rodríguez es escritor y crítico, socio del Almacén de Géneros de su padre, y tiene fincas", "Don Guillermo Trujillo Durán es poeta, Fiscal Nacional de Estampillas, socio de la Empresa Optimus, y tiene fincas", "Don Felipe Boscán Ortigoza es poeta y dramaturgo, negociante en víveres y tiene su finca". Esa concepción de la intelectualidad vendría a representar la "leyenda dorada" del gomecismo, con la cual se crea un estereotipo que encaja con la idea de progreso y bienestar material que propugna el régimen, no escapando a ello el hombre de letras o el científico que debe aspirar a un estilo de vida acomodado y al enriquecimiento. De acuerdo al mismo criterio expresado en el articulo mencionado, el hombre de letras había adquirido otra cualidad: la de ser moderado en la bebida pero sin dejar de ser bohemio.

A los Lossada, a Luis Guillermo Govea, a Medina Chirinos, a Valmore Rodríguez, etc.,etc, no es fácil obligarlos a tomar un sorbo de cerveza. En los truenos, fiestas de cualquier índole, en las mesas de los botiquines es difícil encontrar ebrios a los poetas y escritores del Lago. En el local del grupo "Seremos", por ejemplo, está prohibida, absolutamente prohibida, la entrada de aguardiente. (Ibídem: 19)

Esta cualidad se inscribe también en la búsqueda del orden "moral" como elemento necesario para la regeneración de costumbres insanas que en Maracaibo habían venido perturbando el orden público. Para ello se empiezan a aplicar disposiciones severas para controlar el porte y venta de armas y el abuso en el consumo de alcohol, causantes de escándalos, peleas, robos y crímenes. En la prensa se realiza una campaña contra la criminalidad y el alcoholismo y a favor de una serie de medidas moralizadoras, como el cierre en hora temprana de centros viciosos, la prohibición de entrada de menores a los mismos y el ambular de prostitutas por las calles de la ciudad, en pro de la Liga Antialcohólica de Maracaibo, instalada el 16 de abril de 1919. Rogelio Illarramendy es uno de los intelectuales que más apoya esa campaña a través de la revista "Patria y Ciudad" (Maracaibo, Tipografía "El Sol") de la cual es director-redactor.

Por otro lado, los biógrafos coinciden en afirmar que el intelectual zuliano había mostrado poco interés en integrarse a grupos permanentes de carácter literario, el quehacer cultural se expresa como una preocupación individual cuyo instrumento de difusión más importante son los órganos periódicos (diarios y revistas) en torno a los cuales se organizan sectores o tendencias2 o de grupos pequeños de vida efímera, como Ariel, Exodo, Elitros, Proshelios, Los Principios y Seremos con escasa publicación de libros.

Igualmente, se señala este período como el inicio de la interrupción del movimiento ascendente de vida cultural e intelectual que venía dándose en Maracaibo y se ha insistido en establecer la relación del mismo con el cierre de la Universidad del Zulia que se produce en 1903 por orden del Presidente Cipriano Castro, hecho éste que ha sido señalado como una represalia del gobernante por la actuación de profesores y estudiantes de la casa de estudios en los hechos armados de 1899 (Urdaneta Yeris, 2000). Esta medida significa un nuevo golpe para el Zulia3 y tiene una fuerte repercusión en la sociedad maracaibera, particularmente en el sector cultural e intelectual que se había formado en sus aulas y encontrado en ella el espacio para la difusión de conocimientos y la discusión de ideas. Los contemporáneos que viven ese proceso, como Héctor Cuenca, Ciro Nava y Jesús E. Lossada al referirse a la situación atribuyen a esta medida la causa de la decadencia. La coyuntura política también define posiciones entre los intelectuales del nuevo siglo.

Los intelectuales, actores de la política gomecista

Los primeros años de la década de 1910 son de crisis política para el Zulia por los continuos cambios en los mandos civiles y militares del estado, inconformidad con la actuación de los mandatarios por los abusos y atropellos que cometen4, disgusto por la desatención en la realización de obras públicas, por acciones que afectan su territorio y autonomía. En este sentido debe destacarse que el sector de los intelectuales, sin ser opositores al régimen, junto al factor comercial, asumen la defensa de los intereses del Zulia ante las agresiones de cualquier índole; en esta etapa sólo bastaría citar el problema de límites con el estado Mérida (1909) o la defensa de la autonomía municipal en Maracaibo (1910)5.

La presencia de este sector se da desde los primeros años del régimen, sin embargo, se hace mucho más fuerte su intervención a partir de 1915, una vez afianzado Gómez en el gobierno. Importantes pensadores del país son reclutados como funcionarios del régimen para ocupar las más altas posiciones, como la Procuraduría General de la Nación, el Ministerio de Relaciones Interiores, la Presidencia del Congreso, el Ministerio de Instrucción Pública, el Ministerio de Relaciones Exteriores, por mencionar sólo algunas en manos de Pedro Manuel Arcaya, José Gil Fortoul, Laureano Vallenilla Lanz y César Zumeta. Al respecto escribe Elías Pino Iturrieta
Sus oficios no sólo consisten, entonces, en pensar y escribir. Son responsables de la marcha del Ejecutivo en significativas parcelas de la política interna e internacional, así como en los trabajos de publicidad y promoción oficiales. Pero hay más. La privanza no se reduce a la esfera propiamente pública. Según lo demuestran copiosos epistolarios en numerosas ocasiones dejan sus despachos de gerentes modernos para atender los asuntos personales del dictador, como cualquier empleado doméstico. Por consiguiente, no pueden juzgarse como intelectuales cuya misión queda confinada a reflexionar dentro del marco permitido por el régimen, de una manera relativamente tangencial. Al contrario constituyen piezas medulares del status, como Vincencio Pérez Soto y Amador Uzcátegui en las gobernaciones, o como José Rosario García en la casona de Maracay.... (Pino Iturrieta, Juan Vicente Gómez y su época, 1993:193)

Gómez recibe apoyo de los intelectuales zulianos aunque la mayoría de los más importantes cargos públicos del ejecutivo del estado son ocupados por gente de confianza del gendarme enviados desde otras regiones, siguiendo la estrategia implementada por el gobierno central de colocar colaboradores incondicionales en puestos claves, plan que estuvo dirigido a eliminar el caudillismo, los alzamientos y las traiciones. De acuerdo a los datos recopilados en las Memorias de la Secretaría General de Gobierno del Zulia entre 1908 y mediados de la década de 1920 se encuentran ocupando cargos de la administración pública varios de los más destacados intelectuales. Esa práctica se mantiene para la segunda década del siglo, de manera particular durante el período de gobierno de Vincencio Pérez Soto6, en el cual aparecen en las diversas esferas de la acción del ejecutivo estadal y municipal, en el poder judicial y en la Asamblea Legislativa. Una reseña de la revista Elite sobre los integrantes del ejecutivo del Zulia se refiere a ellos como "contingente intelectual" y afirma

Se puede decir entonces que el Zulia tiene actualmente un Gobierno conciente, culto, de ciudadanos capaces de ayudar con eficacia al general Pérez Soto en su simpática Presidencia. Nos recuerda esto el constante afán del Benemérito Jefe del País, a fin de que el tren Diplomático de la República sea de lo más selecto de la intelectualidad nacional, y asimismo el que sus Gabinetes sean formados por hombres de pensamiento, como el actual. (Viajero-Seudónimo- 1927:28, en: Revista Elite, Año II. N° 81)

Esa relación de aparente armonía entre este sector y el gobierno del Zulia se deteriora el año 1928 a raíz de la jornada de protesta en la que intervienen varios de los intelectuales mencionados en la revista Elite y que concluye con el encarcelamiento de los que lideran los sucesos, específicamente algunos de los integrantes del grupo Seremos. En los cargos de la administración pública, a nivel de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial continúan actuando después de este acontecimiento Santiago Hernández Yepes, Pedro Medina Chirinos, Eduardo López Bustamante, Carlos Medina Chirinos, Arístides Urdaneta, Aurelio Beroes, Pedro París, Rogelio Illarramendy, Fernando Guerrero Matheus, Pedro Guzmán hijo, Rafael Yepes Trujillo, Juan Besson, conjuntamente con miembros de otros sectores del colectivo maracaibero.

Los intelectuales también están vinculados a intereses comerciales y económicos, algunos de ellos pertenecen a familias de tradición en la actividad comercial, financiera e industrial de la ciudad y del estado. Firmas comerciales y de servicios (almacenes, imprentas y editoriales, compañías navieras) actúan como proveedores del ejecutivo regional, tal es el caso de la imprenta de los hermanos Trujillo Durán, la de Villasmil & Cía, Hermanos Belloso Rossell, la firma París y Núñez, Rodolfo Aubert & Cía., entre las más importantes (Memorias de la Secretaría General de Gobierno, 1909-1930, Acervo Histórico del estado Zulia- en adelante A.H.Z-). En las solicitudes de tierras baldías del año 1929 se localizan los nombres de Carlos Medina Chirinos y Bartolomé Osorio Quintero gestionando la adjudicación de 2000 y 5000 hectáreas, respectivamente, en el municipio Chiquinquirá del Distrito capital (Maracaibo), Juan E. París & Cía. 5000 hectáreas en el municipio Lagunillas del Distrito Bolívar, ángel Francisco Brice la misma cantidad en el municipio Cabimas de la misma jurisdicción, dos de los más importantes asentamientos petroleros, Manuel Martínez Piñeiro 5000 hectáreas en el municipio Ricaurte del Distrito Mara, lo cual da una idea de los beneficios que obtienen por los vínculos con el poder, y demuestra que estos actores sociales se mueven en distintos ámbitos (Memoria de la Secretaría General de Gobierno, 1929, A.H.Z).

Positivistas y propagandistas del gomecismo en el Zulia

Paz, orden y progreso es mucho más que un lema, es una meta política y una concepción ideológica que se encarga de sustentar y propagar desde Caracas la elite de intelectuales del gobierno, quienes cumplen con la misión de dar respuesta a la necesidad que tiene todo régimen de justificarse ante el colectivo. Para ello emplea diversos recursos discursivos, como alocuciones públicas, escritos de diversa índole (poesía, opúsculos, ensayos, artículos), correspondencia, prensa. El gobierno de Gómez coincide con lo que Angel Cappelletti llama la tercera etapa del positivismo venezolano7 en la cual han madurado las ideas positivistas y evolucionistas de escritores que venían reflexionando sobre el tema desde tiempo atrás y de los nuevos, entre los que destacan José Gil Fortoul, Lisandro Alvarado, Laureano Vallenilla Lanz, Pedro Emilio Coll, Manuel Díaz Rodríguez, Pedro M. Arcaya, César Zumeta, Rómulo Gallegos, Urbaneja Achelpohl.

Casi todos ellos cultivan las ciencias sociales, cuando no la literatura narrativa. Spencer sigue predominando, pero es claro que Comte, Taine y otros enemigos de la democracia cobran nuevo relieve como fuentes del pensamiento político. Los hay, desde luego, consecuentemente liberales y hasta inclinados a alguna forma de socialismo reformista, como Rómulo Gallegos, pero, en general, son hombres en quienes la formación liberal no impide que el positivismo, con su culto por el hecho, los incline hacia el reconocimiento de la autocracia como un paso necesario en la evolución política del país. (Cappelletti, Angel, 1992: 26)

El intelectual colabora en la creación de los valores, criterios e ideas que fundamentan el régimen gomecista, a nivel de elaboración de un discurso filosófico-político de carácter elitesco y mediante la creación de representaciones sociales, difundidas a través de los diarios y revistas, discursos y conferencias; también buscan organizar la identidad colectiva en torno a la construcción y consolidación del Estado Nacional que venía intentándose desde el siglo XIX. Al respecto sostiene Yolanda Segnini en "Luces del Gomecismo"

... corresponde a sectores de la intelectualidad defender el régimen autocrático, su razón de ser, la conveniencia del "gendarme necesario", la racionalidad de sus actos; posiciones todas éstas inscritas dentro de la corriente del Positivismo. Existen, sin embargo, otras orientaciones que justifican el "orden existente" sin el nivel de elaboración teórica de una corriente filosófica. Tales defensas no son tan abiertas, son más sutiles; sin explicitar su vocación, juegan un papel importante. Esta última modalidad es la que prevalece en los diarios y revistas (Segnini, Yolanda, 1987:26).

A la pluma de Vallenilla Lanz se deben los escritos que dieron mayor soporte a la larga permanencia de Gómez en el poder: Cesarismo democrático; Disgregación e integración, Críticas de Sinceridad y exactitud, y Sentido americano de la democracia son algunos de los más importantes textos de este intelectual gomecista. Es el propulsor de la tesis del gendarme necesario o la aceptación del jefe único que acaba con el caudillismo regional y la inestabilidad política originada por las guerras civiles e impone la paz por la fuerza de la represión, esta tesis implica también la sumisión al hombre iletrado que encarna el orden y el progreso, que instituye un Estado moderno, no importa cuán lejos esté de representar el andino de La Mulera8 el prototipo de hombre culto y estadista cabal.

En el Zulia y en particular en Maracaibo, abundan escritos periodísticos en los cuales se evidencia la propagación de la ideología positivista y las alabanzas al "gendarme necesario", también otros de corte histórico en los cuales se enaltece la actuación de los creadores de la patria, las fechas magnas de la gesta independentista, que apuntan hacia el fortalecimiento de la identidad nacional y el sentido de pertenencia a la nación, que es uno de los objetivos del gobierno central en la búsqueda de la consolidación del Estado Nacional.

¿Dónde expresan sus ideas cotidianamente los intelectuales del Zulia durante el período gomecista?. Entre los diversos periódicos que circulan en el Zulia, los más importantes utilizados por los intelectuales maracaiberos son los diarios Gutenberg (1910-1914) de los hermanos Trujillo Durán, El Siglo (1910-1913), dirigido por Carlos Medina Chirinos, El Comercio (1911-1912), editado por Jorge Schmidke, Panorama (1914-1923- primera época-, 1931 hasta el presente-segunda época-), dirigido por Ramón Villasmil, La Mañana (1918) y La Información (1921), ambos dirigidos por Juan Besson, "Excelsior" (1923-1945), dirigido por Octavio Luis Criollo, Occidente (1927-1932), dirigido por M. M. Matheus, la mayoría de ellos de "intereses generales" y aunque no puede afirmarse que apoyan al gomecismo abiertamente ni que se emplean como tribuna para formar opinión pública favorable al sistema imperante mantienen una política editorial de autocensura, como se explicará más adelante. Sin embargo, utilizando el criterio de la participación política pro gomecista de los intelectuales que se desenvuelven como editores, directores y redactores pueden mencionarse como órganos claramente voceros de ese período a Gutenberg, en cual figuran como fundadores-editores-propietarios los hermanos Trujillo Durán y actúan como redactores Aniceto Serrano, Rafael Yepes Serrano y Octavio Hernández; El Siglo, de temática general que se anuncia como "Tri-semanario por las comunidades", cuyo director es Carlos Medina Chirinos; El Comercio, de intereses generales, editado por Jorge Schmidke, quien pasa a ser su director y propietario a partir del número 93. Se localizan también algunas publicaciones que actúan como órganos de divulgación del régimen como Unión, Paz y Trabajo (1923), del Centro 19 de diciembre encargado de organizar la celebración del día nacional de la Rehabilitación9 y la obra de gobierno, y Paz y Trabajo (1925). Entre las publicaciones no diarias hay que destacar la presencia de la revista quincenal Patria y Ciudad (1919-1926), órgano periodístico y literario dirigido y redactado por Rogelio Illarramendy, de destacada actuación durante todo el período en el ámbito político e intelectual.

En este punto es importante aclarar que durante la dictadura gomecista existe una frágil línea en la cual se mueve la libertad de expresión en la prensa, un límite de tolerancia que lo determina básicamente la no intromisión en asuntos políticos o en aquellos que el régimen considere que afecta sus intereses, y, absolutamente, nada que ataque al autócrata gobernante o ponga en duda su actuación; esto lo determinan autoridades locales, regionales y el gobierno central. Los periódicos que en algún momento traspasan ese límite son cerrados y sus editores, directores y redactores encarcelados. Esta represión la sufren en el Zulia los diarios "El Fonógrafo"10 y "Panorama"11, por citar algunos de los más conocidos. La sobrevivencia de la prensa del período depende del sometimiento de su contenido a asuntos que no reflejen problemas de tipo político o doctrinario, a menos que sean los que convienen al gobierno, ni de crítica social o económica; incluso las notas y crónicas sobre la situación urbana, tan abundantes en la prensa del siglo diecinueve, son bastante escasas, siendo una excepción la revista Patria y Ciudad, tribuna que utiliza Rogelio Illarramendy para emprender una labor pedagógica e ideológica, en cuanto a la búsqueda del orden moral y saneamiento social, mejora de las condiciones ambientales de vida urbana de la ciudad de Maracaibo que poco ha visto las ventajas de la rehabilitación; también se dedica a la difusión de la historia, la literatura y la ciencia, por una parte, y a la divulgación de la obra del gobierno de la rehabilitación nacional, sin caer en la alabanza desproporcionada, por la otra. Debe tenerse en cuenta que entre 1919 y 1926 Illarramendy ocupa varios cargos en el ejecutivo regional, hecho éste que explicaría la licencia para informar sobre esos asuntos, siempre tratados desde la perspectiva del pensamiento dominante y dentro de los cánones que él maneja en cuanto a imparcialidad. Los postulados del positivismo siempre afloran en sus escritos, incluso las alabanzas al régimen o los reclamos son realizados en función del cumplimiento de la promesa positivista de paz, orden y progreso.

Los periódicos expresan en sus lemas la intención que los orienta y algunos señalan explicita o tácitamente que no se ocuparan de política y los de "intereses generales" tratan temas diversos pero se cuidan de no traspasar "la zona de tolerancia", como la llama el historiador Diego Bautista Urbaneja12. Ramón Illarramendy justifica la posición de autocensura de la prensa en un artículo titulado "De la Observación" que publica el diario Panorama en la edición especial de su primer aniversario, algunos de cuyos párrafos se incluyen a pesar de su extensión por su importancia para clarificar este asunto

Descartada, por tácita conformidad, de sus diarias lucubraciones, la política, más que nada por la incongruencia, al parecer irremediable, que caracteriza de tiempo atrás en nuestras repúblicas incipientes las relaciones entre el principio de autoridad y el principio de libertad, sin que haya habido nunca una racional inteligencia que mantenga a cada uno en la órbita natural de sus funciones, asombran los milagros de equilibrio a que tiene que recurrir el periodismo para mantener a cierta altura el interés de sus lectores, cuando éstos, poco amigos de serias labores intelectuales, andan siempre a la caza de críticas apasionadas, de sensacionales acontecimientos, de alardeos de independencia, que gustan comentar y aplaudir, sobre cuando a nada se exponen respecto a las consecuencias... (Illarramendy, 1916, en: Diario Panorama, 01-01-1916, Año II, Edición Especial)

Illarramendy plantea el dilema que se le presenta a la prensa en circunstancias en las que no puede decir lo que quiere, lo que se puede es muy poco y en ocasiones el escritor debe negar o callar lo que quiere denunciar y sostiene que la culpa no es del medio sino de las condiciones en que se desarrolla, agrega.

Con todo, la labor de nuestra prensa es digna de encomio. Ella ha ganado en cantidad y ha mejorado en calidad. Su mismo alejamiento de la política, si bien limita su actividad apartándola de un escenario activo, fecundo, de múltiples aspectos, dramático y emocionante, contribuye grandemente a hacerla más reposada y a que se dé cuenta de muchos fenómenos sociales, morales, de aspectos económicos a los cuales consagra atención asidua y escudriñadora, que, de otro modo, acosada por necesidades y exigencias de partido, estaría casi incapacitada de observar... (ibídem)

Otras formas de actuación en la consolidación del gomecismo en el Zulia

Otras formas de participación de los intelectuales como sustentadores del régimen lo constituyen las juntas organizadoras de festividades nacionales, asimismo la elaboración de discursos y textos de corte nacionalista que son divulgados en el marco de los actos programados en tales ocasiones. Las fiestas patrias se utilizan para la inauguración de obras públicas, ocasión propicia para arengar al colectivo sobre la labor benefactora del gobierno y para recordar el valor del progreso material conformando así los tres vértices sobre los que se apoya el régimen (fiestas- obras- discursos); la pavimentación de una vía, sobre todo en una ciudad como Maracaibo con calles cubiertas por arenales desde pretéritos tiempos, se convierte en evento solemne y festivo, oportunidad que aprovechan las autoridades para hacer proselitismo político e ideológico con el concurso de los intelectuales, un ejemplo de esto es la inauguración del pavimento del Boulevard Baralt en el año 1916, en donde actúa como orador de orden el Dr. Marcial Hernández, intelectual de activa participación política hasta su muerte en el año 1921, con un discurso titulado "Voz de las Piedras" que publica el diario Panorama en la edición del 4 de febrero, el cual evidencia su pensamiento positivista y su filiación con el régimen al manifestar en uno de los párrafos: "Permitidme, ciudadanos, coronar mis interpretaciones con un recuerdo para los gobernantes de la república, esos que mantienen incólume la paz, condición de toda empresa de adelante, y singularmente al general Juan Vicente Gómez, el ductor de la época, en quien refluye y vuelve como a su origen el brillo de los monumentos públicos, porque él da la inspiración, la consigna y el ejemplo." (Hernández Marcial, 1916, en: Diario Panorama, 04-02-1916)

Especialmente el 19 de diciembre, fecha aniversaria de la Rehabilitación Nacional, se efectúan actos públicos y se entregan obras, con la participación de personalidades de la intelectualidad maracaibera y de otros sectores quienes actúan como presidentes de Juntas de Fomento de las obras estrenadas en tal ocasión y figuran, además, como oradores de los ceremonias que se programan; en la celebración del 19 de diciembre del año 17 participan como oradores Felipe Garbiras, Víctor Raúl Sandoval, Olinto Bohórquez, Fernando Criollo, cada uno en una de las obras inauguradas ese día, también se da lectura a una composición literaria de Udón Pérez en el acto de proclamación del nuevo escudo del Zulia y en la velada del teatro Baralt figura Aurelio Beroes; en el año 1923 pronuncian palabras el Dr. Ramón Leonidas Torres, Rogelio Illarramendi, el Dr. J. M. González Delgado, el Br. Sisoes Molero Romero, y Julio A. Añez, presidente de la Junta de Fomento de la carretera de Los Haticos (Memoria y Cuenta de la Secretaría General de Gobierno, Años 1923-1925, A.H.Z). La fecha también es propicia para demostrar la fidelidad al "gendarme", esto se demuestra claramente en el caso de Santiago Hernández Yepes, quien es un funcionario de confianza del Presidente del estado, Vincencio Pérez Soto, y autor del folleto "El 19 de Diciembre de 1925 en Maracaibo", una alabanza al gobierno. El vigésimo aniversario de la causa rehabilitadora cuenta entre sus oradores a Arístides Urdaneta y Carlos Medina Chirinos (Memoria y Cuenta Secretaría General de Gobierno, Año 1929, A.H.Z). Estos nombres están apareciendo en la escena política regional en diversos cargos y comisiones durante el período que va de 1908 a 1935. Llama la atención la incorporación de instrumentos modernos en la proyección de esta festividad a todo el colectivo social maracaibero pues en año 1932 se incluye en el programa oficial el uso de la radio para la difusión de las fiestas (Memoria y Cuenta Secretaría General de Gobierno, Año1935, A.H.Z).

Una de las más importantes instituciones de difusión ideológica del gomecismo lo constituye el Centro 19 de diciembre, creado en el mes de noviembre del año 21, siendo su primer presidente el Dr. Ramiro Parra; este centro se encarga de organizar la celebración de la festividad destinada a celebrar esa fecha consagrada a recordar el día de la Rehabilitación Nacional, también de la publicación del periódico Unión, Paz y Trabajo, dirigido entre 1921 y 1923 por Elías Sánchez Rubio quien actúa como presidente de ese Centro para el año 1923. Pedro Medina Chirinos lo dirige en 1925. Anteriormente funcionó la llamada "Junta General Gómez" que organizaba los festejos del 19 de diciembre, la cual dio origen al Centro de 19 diciembre. El gobierno regional reconoce la labor de algunos de los destacados intelectuales maracaiberos que apoyan el régimen mediante la publicación de sus obras en oportunidad de festividades especiales, esto ocurre con Udón Pérez y Elías Sánchez Rubio, a quienes se les rinde homenaje en la celebración del Primer Centenario de la incorporación del Zulia a la Emancipación Nacional. También se ordena la publicación de la obra "Geografía Médica del Zulia" escrita por la Comisión Seccional del III Congreso Venezolano de Medicina para figurar como una ofrenda la celebración de esa misma fecha, por citar sólo unos pocos ejemplos de esa práctica.

Los intelectuales en la oposición a Gómez

A pesar de la férrea represión y persecución a la expresión de ideas contrarias a los intereses del gobierno, dentro del sector intelectual zuliano se genera, de manera abierta o soterrada, oposición al régimen, varios de ellos son encarcelados o sufren el exilio por su actuación política, en particular la que se origina desde el grupo Seremos, por la decidida actuación que algunos de sus integrantes tienen en la oposición a Gómez, y por corresponderse generacionalmente con la explotación comercial del petróleo y el inicio de la transición de la sociedad agroexportadora a la petrolera. Por otro lado, este grupo funcionó como un colectivo organizado con objetivos de tipo literario y de oposición política. Este grupo es fundado en 1925 y su actividad se extiende hasta el año 1928, cuando varios de sus integrantes terminan encarcelados en el Castillo de San Carlos, al norte del estado Zulia. Se pueden considerar como los representantes de una generación de intelectuales que ante "la hora menguada" que vive la actividad cultural del Zulia, aspira a la renovación de las letras y lucha por el destino de la región y el país mediante una participación política solapada detrás de la fachada de la agrupación literaria. Seremos reúne a un importante sector de la intelectualidad maracaibera, que actúa como un colectivo organizado. Sus integrantes desarrollan actividad en el campo de la poesía, la narrativa, la crítica y el periodismo, en este último campo actúan como fundadores, directores, colaboradores o redactores de periódicos literarios y de carácter general, se vincularon a los más importantes órganos de prensa del Zulia para ese período, como Los Ecos del Zulia, El Fonógrafo, Panorama, La Información o Excelsior, en muchos casos empleando seudónimos. Algunos ejercen actividad docente en colegios, liceos e institutos educativos de la ciudad, ocupan cargos políticos y en la administración pública.

La reapertura de la universidad, el rescate de la libertad y la democracia afloran en la angustia y luchas de estos intelectuales. La generación de Seremos se compromete con la realidad política y su narrativa expresará aspectos de esa situación. Luis Guillermo Hernández señala que estos intelectuales "no sólo fueron escritores de compromiso sociales, testimoniales y vivenciales, sino que varios de ellos se doblaron en líderes políticos y sindicales" (Hernández Luis G., en: Diccionario General del Zulia, 1987: 20-21). De los intelectuales del grupo Seremos surge parte del liderazgo político que actúa, conjuntamente con los otros factores de la sociedad maracaibera, en el movimiento de oposición que se concreta en la acción de calle del año 28; a través de ellos se canaliza el descontento por la situación económica y social derivada de la crisis económica mundial que había afectado a las compañías petroleras asentadas en el Zulia, las cuales inician despidos y reducen las contrataciones; esa responsabilidad correspondió a Valmore Rodríguez, Isidro Valles, Ely Saúl Rodríguez, Jesús Enrique Losada, Manuel Noriega Trigo, Gabriel Bracho Montiel, quienes organizan diversas actividades entre los meses de mayo y junio, entre ellas, la realización de varias conferencias públicas . La primera versa sobre el analfabetismo y la lleva a cargo Isidro Valles; como consecuencia de esto se produce su encarcelamiento y el de otros integrantes del grupo, así como el cierre del periódico El Nivel, de Valmore Rodríguez, por haber publicado la conferencia13. En este órgano impreso, al parecer, se publicarían otra serie de materiales subversivos que son localizados en las oficinas donde el mismo funcionaba.

Con el encarcelamiento de los principales integrantes del Grupo Seremos éste se desintegra pero su huella marca a esa generación del año 28 del Zulia, que seguirá actuando en los años siguientes, más allá de la segunda mitad del siglo veinte. Esa acción marca el debilitamiento de la relación de aquellos intelectuales con el gobierno de Vincencio Pérez Soto, circunstancia que aprovecha el gobernante para alejar de la ciudad, mediante el encarcelamiento y el exilio, a un componente de perturbación de la paz alcanzada con el terror y la represión. En el grupo Seremos se ve a un sector de la intelectualidad identificado con su tiempo e interviniendo en la oposición política con el instrumento que manejaban mejor: la palabra desplegada en discursos, conferencias y manifiestos, emplean el recurso discursivo para levantar su voz contra las injusticias del régimen, pagando por ello con su libertad.

A manera de conclusión

En el período comprendido entre 1908 y 1935 se puede ubicar en el Zulia a un importante grupo de intelectuales que actuaron no sólo en el ámbito literario o periodístico, también se desenvuelven en funciones públicas y participan activamente en el gobierno de Juan Vicente Gómez, emplean su esfuerzo para justificar y legitimar desde diversas tribunas al gobierno del autócrata, asimismo, intervienen en los movimientos de oposición al régimen, siendo particularmente importante el que participa en los acontecimientos del año 28.

Desde el punto de vista de su formación ideológica la mayoría de ellos se inscribe en la corriente positivista que venía dominando el pensamiento de los intelectuales desde mediados del siglo diecinueve. La influencia del positivismo se ve reflejada en la mayor parte de los escritos localizados para el período relacionados con la necesidad de ordenar la vida social del colectivo maracaibero, la búsqueda del progreso material y la modernización y en aquellos que sirven para la defensa y justificación del régimen. Sin embargo, no se han encontrado entre los materiales revisados hasta ahora textos de carácter filosófico, sociológico o político que permitan estudiar con mayor profundidad la orientación de sus ideas.

Algunos intelectuales positivistas aparecen vinculados con la masonería y la doctrina del marxismo; es justamente desde este grupo de donde surge la oposición a Gómez en esta región y la creación en el Zulia del partido comunista y el Bloque Nacional Democrático. A buena parte de ese mismo grupo que actúa durante el gomecismo va a corresponder la conducción política de la región en los gobiernos de Eleazar López Contreras y de Isaías Medina Angarita que ocupan la Presidencia de la república después de la muerte del dictador en el año 1935.

Notas
1 Cipriano Castro llega al poder en 1899 y gobierna hasta 1908, cuando es derrocado por su compadre Juan Vicente Gómez.
2 Se mencionan, entre otras publicaciones que aglutinaron a intelectuales de este período los periódico Ariel, Exodo, Elitros órganos de grupos literarios del mismo nombre, la Revista Proshelios, el semanario El Siglo, el diario Gutenberg, la revista Azul y Rosa.
3 Durante los gobiernos de Antonio Guzmán Blanco había sufrido el cierre de la aduana del puerto de la ciudad capital, Maracaibo, entre 1874 y 1878, que condujo a la paralización casi total del puerto, a la interrupción parcial de la dinámica cotidiana del circuito agroexportador, ocasionando pérdidas a los comerciantes y penuria en general; posteriormente en la década de 1880, el Zulia vivió una nueva etapa de agravios, cuando en 1881 se produjo el despojo de su autonomía con la medida de fusión del Zulia con Falcón en una sola entidad política-administrativa que se prolongó hasta el año de 1890.
4 Uno de los períodos críticos fue el Gumersindo Méndez (1910-1914), quien, según el historiador Juan Besson , padecía trastornos mentales y cuyo gobierno calificó de "irresponsable y arbitrario", citando como ejemplo de esto la medida de recoger a todos los vagos y ponerlos a barrer las calles con carteles colgados al cuello, hecho este que indignó a la colectividad de Maracaibo (Besson, Juan, 1973: 249).
5 En 1909 ante la decisión del Congreso nacional de anexar Palmarito al estado Mérida, Pedro París emprende una campaña a través de una serie de artículos que se publicarían en el diario El Avisador en los cuales protestaba el despojo, sólo logra publicar el primero, pues son recogidos por orden del Presidente del estado. Sin embargo, el factor comercial se reúne en "La Agrupación Cívica del Zulia" para hacer frente a las agresiones contra los límites del estado, pero termina desapareciendo en 1910. El otro asunto tuvo que ver la pretensión del presidente del estado Zulia, Gumersindo Méndez, de revisar las cuentas e intervenir las rentas del Concejo Municipal de Maracaibo, lo cual no fue aceptado por la Cámara y, en consecuencia, los concejales fueron encarcelados. En este grupo se encontraban los intelectuales Néstor Luis Pérez, Luis Angel García y Aurelio Beroes, entre otros (Besson, Juan, 1973:246-247).
6 Vincencio Pérez Soto fue nombrado presidente del estado Zulia en el año 1926, era considerado el hombre fuerte del General Gómez y su designación obedeció a la necesidad de poner orden ante amenazas de sublevación contra el régimen y atender la situación de depresión económica, descomposición social, abandono de obras públicas, abusos de las compañías petroleras, entre otros problemas que aquejaban a esa región.
7 Cappelletti ubica la primera etapa en la época de Guzmán Blanco (1870-1888) y la segunda en los gobiernos de Rojas Paúl, Andueza Palacios, Joaquín Crespo, Ignacio Andrade y Cipriano Castro (1888-1908) (Cappelletti, Angel, 1992)
8 Ese era el nombre de la hacienda que el General Gómez tenía en el estado Táchira, su tierra natal.
9 La Rehabilitación Nacional fue uno el lema que identificó al régimen gomecista.
10 Respecto al cierre de El Fonógrafo en 1917, comenta Alicia Pineda "...la posición neutral mantenida por la publicación durante el desarrollo de la primera guerra mundial, la identificación que algunos diarios regionales mostraron con la causa alemana y las presiones que la colonia alemana local ejerció ante el gobierno de Gómez, lograron el cierre del periódico en la región y posteriormente en Caracas..." (Pineda, Alicia, 1994: 81)
11 A pesar de haber mantenido una línea editorial pro-gomecista, Panorama es cerrado en 1923 por haber publicado una noticia acerca de la protesta hecha al gobierno de los Estados Unidos por Pedro Manuel Arcaya, Ministro de Venezuela en Washington, por la introducción de propaganda subversiva contra Gómez en su territorio y que el gobierno consideró una crítica al Benemérito (Ibidem, 1994: p.214)
12 Ver "El sistema político gomecista", en: Pino Iturrieta (Compilador),1993
13 Según Yeris Urdaneta "Los miembros del gobierno que escucharon el discurso, intuyeron en sus palabras una velada referencia al régimen gomecista cuando calificó de tirano de los pueblos al analfabetismo, por lo que se procedió al encarcelamiento de los líderes" (Urdaneta, Y., 2000:56)

Referencias bibliográficas
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Fuentes Primarias
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