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Cuadernos del Sur. Historia

versão On-line ISSN 2362-2997

Cuad. Sur, Hist.  no.35-36 Bahía Blanca  2007

 

Organizar la diferencia: prácticas de consumo en Floridablanca

Lic. Marcia Bianchi Villelli*

* UBA - DIPA - IMHICIHU - CONICET E-mail: bianchi.marcia@gmail.com

Resumen
En el marco de la expansión colonial española en la costa patagónica a fines del Siglo XVIII, la "Colonia y Fuerte de Floridablanca" fue uno de los enclaves fundados para reafirmar la presencia española en el área. En este trabajo, nos interesa indagar la estructuración social en Floridablanca desde las prácticas sociales de sus individuos sensu Bourdieu 1977, Giddens 1984), específicamente en el consumo de bienes. Examinamos la relación entre las estrategias de ordenamiento de la población y las prácticas de sus individuos, con el objetivo de indagar cómo las prácticas de consumo se relacionan con la delimitación de grupos en la interacción social. Utilizamos conceptualmente los procesos de "categorización social" e "identificación de grupos" como dos instancias de la organización social de la diferencia y así construimos nuestras unidades de análisis: las Categorías Sociales definidas por la Corona Española y los Grupos delimitados desde sus prácticas de consumo. Por último, abordamos el contexto de significación de la cultura material por medio de contextualizar qué significa el consumo de bienes en Floridablanca.

Palabras clave: Colonización española; Floridablanca; Consumo.

Abstract
In the process of the Spanish colonization of the patagonian coast at the end of the XVIII° century, the "Colonia y Fuerte de Floridablanca" was one of the settlements established to reafirm the Spanish presence upon the region. In this paper, we approach the social structuration in Floridablanca from the perspective of social practices (sensu Bourdieu 1977, Giddens 1984), specifically consumption practices. We examine the relationship between the Crown's planning strategies and the practices of its inhabitants, with the aim of studing how consumer practices relate to the delimitation of groups in social interaction. We conceptually use the process of "social categorization" and "groups identification" as instances of social organization of difference; in doing so we build our unit of analysis: Social Categories defined by the Spanish Crown and Consumer Groups. Lastly, we approach the context of signification of material culture by contextualizing what consumption meant in Floridablanca.

Keywords: Spanish colonization; Floridablanca; Patagonia; Consumption.

Recibido 01/07/05
Aceptado para su publicación 14/07/06

Introducción

En el marco del proyecto "Arqueología e Historia en la Colonia Española de Floridablanca"1 abordamos el proceso de conformación de la sociedad moderna a fines del siglo XVIII considerando sus características globales como los contextos específicos en que devino. Particularmente, nos centramos en la ocupación española en un área definida como marginal, la costa patagónica, discutiendo las estrategias de establecimiento del orden colonial y atendiendo a los ejes que determinaron un ordenamiento en la estructura social. Para esto analizamos tanto los discursos coloniales como también las prácticas cotidianas de los individuos en un contexto específico, la "Nueva Colonia y Fuerte de Floridablanca" (Bianchi Villelli 2002; Senatore 2003; Marschoff 2004). En particular en este trabajo presentamos el estudio de las prácticas de consumo de la población.2

Plan de poblamiento patagónico

El plan de poblamiento se caracterizó por su diseño y sus distintos niveles de proyección relacionados principalmente a los objetivos geoestratégicos de la Corona en las áreas más alejadas del virreynato, la utilidad económica de los establecimientos y al diseño específico del plan de poblamiento para la conformación de las colonias. En este sentido, los asentamientos de la costa patagónica3 fueron planificados como poblaciones estables, de carácter permanente y con funcionalidad diversa (Ramos Pérez 1984).

Se esperaba con estos enclaves reafirmar la presencia española frente a los avances ingleses en la región, que fueran resguardos en los puertos naturales y un apoyo para la explotación de recursos marinos y de sal, disponibles en el área. En tanto la Corona centralizaba el abastecimiento de los establecimientos y la única comunicación que tenían con el Río de la Plata era la vía marítima, cumplieron también la función de incorporar los puertos al sistema de intercambio colonial. Sin embargo, aunque tenían un carácter defensivo, los establecimientos de la costa patagónica se caracterizaron por su conformación a partir del traslado de familias de colonos.

Es importante destacar que el plan de poblamiento de la costa patagónica presentó particularidades en la forma de reclutamiento de población, de acuerdo con los objetivos establecidos por el proyecto (Senatore 2003). En el Río de la Plata se reclutaron a los individuos necesarios para desempeñar funciones como la administración y regulación, la función militar y la construcción de los asentamientos. Desde España, se organizó el traslado de las familias labradoras quienes habían firmado un contrato con la Corona por el cual se comprometían a establecerse de forma permanente en las nuevas colonias a cambio de tierras, semillas, herramientas y habitación, con el fin de que conformasen la población estable de las colonias (Gorla 1984, Ramos Pérez 1984; De Paula 1987).

La "Nueva Colonia y Fuerte de Floridablanca" fue uno de los enclaves fundados en 1780 en la Bahía de San Julián4 como parte de este plan. Se trasladaron a este destino más de 180 personas entre familias de labradores, artesanos, hombres de tropa y presidiarios. El carácter agrícola determinó su lugar de emplazamiento: no fue establecida sobre la costa como era de esperar para un asentamiento defensivo, sino que se ubicó cerca de una fuente de agua dulce para los campos de cultivos (Senatore 2003). Allí se construyó inicialmente un fuerte de madera que albergó la población durante el primer año, mientras se ampliaban las edificaciones. La duración de la ocupación fue breve, dado que a los cuatro años de funcionamiento, en 1784, debió ser abandonada por Orden Real, atendiendo a las opiniones del Virrey Vertiz, quien argumentaba que la población no podía subsistir por sus propios medios (Burucúa 1974).

Más allá del traslado y establecimiento de población en Patagonia, en la planificación de estos asentamientos encontramos el diseño de un modelo de orden social, que estableció las pautas de interacción social en el poblado a través del ordenamiento de los individuos y las relaciones entre ellos (Senatore 2003). La composición de la población fue especificada y organizada a priori por la Corona española en función de categorías sociales que fueron definidas junto con sus jerarquías internas, la organización espacial, así como las actividades correspondientes a cada uno de los grupos (Senatore 2003). Es un proyecto social que buscó establecer un orden social y garantizar su reproducción.

No obstante, consideramos que este ordenamiento no expresa cómo se desarrolló la vida de la población de Floridablanca. Nuestro objetivo es discutir la estructuración social del poblado, entendiéndola como la interacción de los principios estructurales de una sociedad y las prácticas sociales de los individuos que la constituyen (Giddens 1984:17).5 Analizamos las estrategias de la Corona para el ordenamiento de la población y las confrontamos con las prácticas sociales de los individuos. Si bien puede ser abordada desde diversas líneas analíticas, discutimos la estructuración social (sensu Bourdieu 1977; Giddens 1984) específicamente desde las prácticas de consumo de bienes de los individuos, registradas en la documentación.

¿Por qué prácticas de consumo?

Nos interesa entender el consumo en el contexto de los cambios asociados a la expansión de la sociedad moderna y a los patrones de producción, distribución y circulación de los bienes. En este sentido, ese nuevo orden transformó la forma de establecer relaciones con el mundo por medio del consumo de bienes materiales como mercancías (Johnson 1996). ¿Que entendemos por consumo? La acción y/o efecto de la adquisición de un bien determinado, la cual implica un espacio de diferenciación y distinción entre individuos y grupos en la interacción social (García Canclini 1984; Bourdieu 1988; Rotman 1998; Wurst y McGuire 1999). Esta definición supone que las elecciones de consumo son prácticas sociales, no son acciones individuales y que se constituyen en la interacción social por lo que la identidad de grupo no se compone de agregados de elecciones independientes, aparentemente autónomas (Wurst y McGuire 1999). El consumo de bienes por lo tanto, puede ser visto como un "set de prácticas sociales y culturales que sirve como forma de establecer diferencias entre grupos sociales y no meramente expresar diferencias ya ubicadas como resultado de factores autónomos económicos" (Bocock 1996:64).

Dado que las prácticas sociales son específicas a un tiempo y espacio el mundo material tiene un rol central en la negociación diaria de estas identidades sociales. En este sentido, consideramos a la cultura material como una de las formas en que esta dinámica dual se lleva a cabo ya que vincula la caracterización social con las prácticas culturales diarias a través de la habilidad de los bienes de expresar riqueza -acumulación de bienes-, posición social -diferenciación en la posesión-, y posición cultural -en la que determinadas posesiones marchan junto a ciertos discursos culturales. En este sentido, la cultura material adquiere un rol distintivo: no ya como mero objeto que responde a necesidades -bajo una concepción esencialista- sino como elemento activo de la negociación social diaria, es decir, del proceso de reproducción y transformación social (Johnson 1996).

Identidades Sociales

En esta investigación nos centramos específicamente en la forma en que las prácticas de consumo se relacionan con la propia diferenciación y reproducción de individuos y grupos en el proceso de estructuración social. Buscamos definir ejes de diferenciación social por medio de la articulación de dos niveles analíticos: el ordenamiento en categorías sociales definidos por la Corona Española y los agrupamientos delimitados desde las prácticas de consumo de los individuos. Así, nuestro objetivo no es el correlato material de las elecciones registradas históricamente, sino entender cómo -y en qué medida-los grupos establecen semejanzas y diferencias en sus prácticas de consumo.

Para trabajar esto utilizamos la diferencia entre las nociones de grupo y categoría asociándolos teóricamente a los procesos de Categorización Social e Identificación de grupo, dos momentos de la organización social de la diferencia (Jenkins 1996). Ambos conceptos no son tipos abstractos sino un continuum; los primeros se definen por las relaciones internas entre sus miembros, mientras que las categorías por su definición externa, no necesariamente reconocida por sus miembros. La identificación de grupos se construye a partir de las prácticas sociales de los individuos, las cuales establecen las relaciones de similitud y diferencia. En el caso de la categorización, entendemos que no existe relación entre categorizador y categorizado; de hecho, las categorías son más significativas para el primero que para el segundo. Así pues, la categorización social está relacionada con la objetivación de las relaciones sociales y un control sobre las mismas (Jenkins 1996, Jones 1999).

En nuestro análisis, las categorías sociales definidas por la Corona Española y los grupos delimitados desde sus prácticas de consumo serán nuestras unidades analíticas para el estudio de la estructuración social del poblado de Floridablanca. De este modo es posible comparar las líneas de diferenciación establecidas desde el proyecto español -categorías sociales- y las establecidas desde las prácticas de consumo de la población -grupos sociales. Así abordamos las diferenciaciones sociales en la práctica y no el funcionamiento social por categorías establecidas a priori -ya sean estamentos, clases sociales, o categorías definidas por la Corona Española. Para esto, trabajamos la documentación escrita buscando definir, por un lado, estos mecanismos de ordenamiento y por otro, a través de un análisis cuantitativo, delimitar grupos de consumo. Utilizamos una diversidad de documentos escritos: los listados de la población presentes en los Informes oficiales, las revistas y los asientos de contaduría. Toda esta documentación corresponde al intercambio entre la administración oficial del poblado y la Intendencia de Buenos Aires. En particular, lo Asientos de Contaduría son tratado en detalle mas adelante. A continuación presentamos los análisis cualitativos y cuantitativos de la documentación histórica.

La organización de la población

Como ya mencionamos, en la documentación analizada de Floridablanca6 figuran las pautas de organización social y regulación del poblado establecidas desde la Corona Española. En la misma encontramos que la composición de la población se encuentra especificada y organizada en categorías sociales, definidas y reiteradas en toda la documentación relevada. Esta definición comprende a su vez, la estructuración espacial del asentamiento y la asignación funcional del espacio y construcciones del poblado; también los correspondientes sueldos y gratificaciones, así como las raciones diarias de alimentos.

Es decir, en los registros históricos escritos encontramos a la población clasificada y organizada por la Corona en seis categorías sociales, cada una con obligaciones derechos y condiciones establecidas (Bianchi Villelli 2002, Senatore 2003). Como resultado del análisis de las fuentes, generamos la Tabla 1 que sintetiza las características generales de este ordenamiento de la población según composición de sexo y edad, jerarquización interna, régimen de estadía, funcionalidad en el establecimiento, espacio de habitación asignado e ingresos pautados por la Corona. La documentación presenta un ordenamiento y enumeración regular y constante de los individuos en categorías y cada una presenta un ordenamiento específico, con una lógica particular interna.

Si consideramos la diferenciación interna de cada categoría social atendiendo a las diferentes jerarquías y funciones de los individuos observamos que los Funcionarios presentan jerarquías administrativas -Comisario Superintendente, Contador, Guardalmacén y Maestre de Víveres-, a el cuerpo médico -cirujanos y practicantes- y a los capellanes. La Maestranza se jerarquiza internamente en Maestres y Artesanos, diferenciados en diversas funciones -oficios. La Tropa se compone del Real Cuerpo de Artillería y del Destacamento de Infantería. Ambos con una organización jerárquica militar en rangos, en la que un grupo reducido de individuos concentran poder de decisión. Lo mismo ocurre con la Tripulación del Bergantín San Francisco de Paula, que presenta el poder de decisión concentrado en los Oficiales de la tripulación. Aunque los Presidiarios como categoría no presentan una jerarquización interna, si encontramos diferencias en las funciones de los individuos. Hay un número reducido que se distingue del resto por sus actividades: los Carpinteros-Presidiarios -maestranza y con sueldos altos- y los Peones-Presidiarios, los que una vez cumplida su condena se establecen el Floridablanca como peones, también con sueldo; y el resto son Presidiarios -una vez finalizada su condena, se retiran del establecimiento.

Por último, En los Pobladores las diferencias son de dos tipos: de función y de composición. Las primeras se refieren a tres individuos con funciones especializadas7 frente al resto que son todos Pobladores. En la segunda, encontramos diferencias etarias y de género, por la presencia de núcleos familiares, resultando en una mayor heterogeneidad interna frente al resto de las categorías. Podemos ver que la totalidad de la población se compone de hombres adultos con excepción de las familias de labradores, que se destacan como la única categoría con heterogeneidad de sexo y grupos de edad. Es importante mencionar que estas últimas son ordenadas como unidades discretas e independientes entre sí, listadas como familias nucleares: el hombre -padre- como cabeza de familia, seguido de la mujer y los hijos. Las familias así definidas funcionaron como unidades reproductivas, unidades domésticas -ya que a cada una le correspondía una casa- y como unidades productivas -dado que la producción agrícola se articuló alrededor de las mismas. En definitiva, se buscó establecer el orden social y material definiendo jerarquías en la propia estructura social (Senatore 2003).

En general, las categorías definidas históricamente se aceptan como dadas y constituyen marcos a priori para la descripción, clasificación e interpretación. Desde nuestra perspectiva, las categorías sociales en Floridablanca son formas de ordenamiento y no definiciones objetivas de la estructura social. Consideramos que es necesario desnaturalizarlas indagando las formas de organización de los individuos, presentes tanto en el contenido como en la estructura de los registros escritos. Así pues, indagando las formas de organización de los individuos, concebimos estas Categorías Sociales cristalizadas en la documentación como la representación objetivada de la diferencia social (Jones 1999). Al reconocerlas como mecanismos de ordenamiento, se constituyen como una de nuestras unidades de análisis.

La organización del consumo

Con respecto a la organización del consumo de bienes por parte de la Corona podemos decir que correspondía al transporte "oficial" de las colonias, abasteciendo exclusivamente al poblado. Los bienes transportados no eran comercializados libremente, sino que eran entregados al Almacén de la Real Hacienda. Los habitantes de Floridablanca consumían víveres y géneros a cuenta de sus sueldos8 únicamente a través de dicho almacén. Su administración se estableció a través de una Contaduría y Tesorería cuyas obligaciones eran la de "asistir y tomar razón de los útiles y efectos que se desembarcaban, así como recibir caudales destinados a pagar los gastos de la expedición y satisfacer los sueldos de la tropa y empleados destinados a la misma, debiendo llevar de todo la correspondiente cuenta y razón" (Gorla 1984:126). Además de la designación de funcionarios y la delimitación de sus funciones, es interesante observar la existencia de normas precisas para las tareas del contador. La Corona estableció un método formalizado para la elaboración de los cargos, de acuerdo a instrucciones9 completas para el manejo de la Contaduría entregadas por el Tribunal de Cuentas del Virreynato del Río de la Plata.

Esto resultó en un registro detallado, los "Libros de Asientos de Contaduría"10, listados oficiales de las transacciones entre el Almacén de la Real Hacienda y la población del establecimiento que fueron realizadas durante su funcionamiento -de 1781 a 1784. En los mismos se especifica el consumo mensual -qué consumieron, cuánto y a qué precio- de cada uno de los individuos a lo largo del funcionamiento del poblado.

En tanto fuentes primarias, los asientos de contaduría difieren de los testamentos, documentación comúnmente utilizada para trabajar el consumo (Shammas 1990; Spencer-Wood 1987; Beaudry 1988; Yun Casalilla 1999; Bedell 2000). Al ser asientos oficiales, su forma de registro es estandarizada y homogénea; esto, junto con el mantenimiento de los precios en el período trabajado, les confiere un importante potencial comparativo. A su vez, registran el consumo individual como flujo, con el detalle de todos los tipos de bienes consumidos.

Aunque estos registros son representativos de todas las Categorías Sociales definidas por la Corona Española, los listados se componen exclusivamente de todos los hombres adultos del establecimiento. Esto es particularmente relevante en el caso de los labradores, ya que el consumo del grupo familiar es representado en los registros sólo por la cabeza de familia, el padre; es decir, la demanda del grupo familiar está jerárquicamente estructurada bajo la figura del padre o cabeza de familia. De este modo, a la superposición de la familia como unidad doméstica y productiva, podemos agregar que es también una unidad de consumo.

En segundo lugar, podemos mencionar que figuran los bienes entregados al Hospital y a los "Indios". En estos dos casos, se listan los bienes entregados sin especificación de precios, ya que son gastos asumidos en Buenos Aires. Es decir, la categoría "Indios" recibe bienes que pertenecen a otra esfera de intercambio, sin dinero pero probablemente a cambio de otro tipo de recursos -información y alimentos, por ejemplo; es un grupo definido, nombrado y abastecido con cierta cotidianeidad pero a diferencia del resto, no es sujeto de intercambio de bienes por dinero. Es incorporada por medio de otro tipo de relaciones, en las que los bienes son entregados, no son ni vendidos ni intercambiados.11 Es interesante observar que no ocurre lo mismo con el sector más marginal, los Presidiarios, quienes si bien reciben una partida de vestimentas entregadas por la Corona12 -exactamente los mismos bienes en iguales cantidades para todos-, figuran como el resto de las categorías, consumiendo bienes por dinero.

En relación a las transacciones registradas, éstas consisten en el consumo de bienes exclusivamente, no figurando servicios de ningún tipo. La diversidad de bienes representados se mantuvo durante los cuatro años de funcionamiento del poblado; estos son, en términos generales, alimentos13 y textiles -bienes perecederos y duraderos. Es importante destacar que no se observan ningún bien relativo al procesamiento y consumo de alimentos - de carnes, lácteos y bebidas- o bienes útiles de cocina y vajilla. Tampoco figuran máquinas para hilar, ni agujas, botones o hebillas, en tanto que sí se adquieren regularmente hilo y tejidos para la confección de prendas de vestir (Bianchi Villelli et al. 2006).

Entonces, las prácticas de consumo registradas en las fuentes históricas de Floridablanca se refieren al intercambio sistemático y formalizado de bienes por dinero. El mismo se efectuó bajo condiciones de abastecimiento oficialmente pautadas: tipos de bienes, disponibilidad, precios y unidades de medida. Es decir, estos bienes no son mercancías manufacturadas para uso o consumo directo sino para su venta en un mercado con valores de intercambio y de uso asignados, como mercancías. A su vez, este mercado de intercambio no era cualquiera, se caracterizó por tener la producción, distribución y aprovisionamiento y centralizado en manos de la Corona. Este intercambio sistemático requirió una organización administrativa con funcionarios específicos con actividades definidas, reglamentadas y formalizadas. También se estandarizaron los métodos de control y registro del consumo de bienes en el poblado. Esto puede relacionarse con las políticas de reorganización de la Corona Española, que buscaron la normalización de las prácticas coloniales y el establecimiento de un lenguaje racional y unificado (Mukerji 1983).

A su vez, a través del consumo se ordenan las personas en función de quienes consumen y quienes no lo hacen; a los primeros se los diferencia, ordena y registra por medio de jerarquías administrativas, militares, o en la unidad familiar -patriarcal. Lo mismo ocurre con los bienes, que son clasificados, medidos y estandarizados para su asignación de un valor de uso e intercambio.

Al discutir las estrategias de establecimiento de un orden social podemos atender a las estrategias que determinaron en la estructura social, posiciones y relaciones, que confirieron a cada grupo social una forma de percepción de sí mismos y por lo tanto una forma de relacionarse con la sociedad (Senatore 2003). De este modo, los asientos de contaduría no son solamente fuentes de información sino también artefactos de una forma de administración y por lo tanto, expresan y manifiestan una forma de poder. Esto significa que no son objetivos, sino que representan intereses y formas de poder, estableciendo complejas redes de relaciones económicas, políticas, sociales y simbólicas (Beaudry 1988; Lorandi y del Río 1992; Johnson 1996; Morris 1997).

Una vez caracterizadas las Categorías Sociales como unidades de análisis históricamente construidas, pasamos a definir los grupos desde sus prácticas de consumo. Esto lo hicimos a partir del análisis cuantitativo de las transacciones realizadas por toda la población en los cuatros años de funcionamiento del poblado.

Identificación de grupos de consumo.

En toda sociedad encontramos una multiplicidad de niveles en que los distintos individuos se agrupan. El consumo forma parte de uno de estos niveles de prácticas de identificación entre individuos. De este modo, con nuestro trabajo no esperamos dar cuenta de todos los niveles de estructuración social sino abordarla desde la práctica específica del consumo.

Esto implicó la recopilación y sistematización de los asientos de contaduría en una base de datos informática.14 A fin de que los datos recopilados sean consistentes, adoptamos una serie de soluciones previas al análisis. Por un lado, unificamos tanto nombres y categorías15 como unidades de medida y monedas de modo tal que pudieran ser procesadas cuantitativamente. Las variaciones que figuraban en los nombres fueron unificadas con la ayuda de los diferentes listados y registros de la población.

El consumo individual puede compararse de diversas maneras -por medio de la cantidad y diversidad de bienes o los niveles de gasto, entre otras. En nuestro caso, luego de evaluar las características de la información, decidimos utilizar como unidad de análisis el gasto en "Pesos por individuo por mes" para alimentos y textiles. Esto se debió a que resulta la única forma de comparar el consumo de diferentes bienes cuyas unidades de medida difieren. Es necesario mencionar que el análisis del gasto no se utiliza para determinar niveles sociales o estándares de vida, sino para comparar cuantitativamente el consumo. En segundo lugar vale mencionar que tomamos el gasto "individual" dado que buscamos definir grupos por sus prácticas, de modo que el consumo no queda definido a priori desde las categorías sociales.

En tercer lugar, fue necesario analizar la incidencia de la variable temporal en los valores del gasto individual ya que las estadías de los diferentes individuos cambiaron a lo largo del tiempo en función de diferentes variables. Dado que esas variaciones16 implican que los individuos no tienen las mismas posibilidades de gasto, consideramos necesario realizar el análisis del consumo a partir un promedio del gasto de cada individuo por mes. Es decir un cálculo de un promedio mensual del gasto. Esto nos permite evitar el sesgo de considerar el valor relativo de la variable en relación con la cantidad de meses que cada individuo estuvo presente; de este modo, la comparación resulta homogeneizada para toda la población. Sobre la base de estas decisiones operativas, tomamos como unidad de análisis, el gasto mensual por individuo para todos los bienes.

La organización del análisis cuantitativo de la información consistió en dos etapas. En la primera definimos agrupaciones de individuos por medio de un análisis de conglomerados. El mismo nos permite delimitar agrupamientos estadísticamente confiables dentro de una población dada (Crisci y López Armengol 1983); en nuestro caso, en base a sus similitudes y diferencias en el consumo. La segunda etapa implicó ver qué bienes consumía cada grupo y cómo.

¿Qué es un análisis de conglomerado? Es la evaluación numérica de la afinidad o similitud entre unidades particulares y los agrupamientos de estas unidades (Crisci y López Armengol 1983). En otras palabras, posibilitan identificar dentro de conjuntos mayores, grupos asociados por su grado de similitud17. La delimitación de grupos homogéneos y heterogéneos tiene que ver con la escala de similitud dada por los datos la cual, esto es importante de resaltar, se define en la interpretación del análisis. Por lo tanto, aún cuando las similitudes y diferencias son establecidas con niveles de confianza estadística, la interpretación en términos de Grupos de Consumo tiene que ver con los objetivos del análisis y el rango de variación de los datos. Es decir, no hay un criterio externo para la definición de qué es un grupo (Sneath y Sokal 1973; Crisci y López Armengol 1983; Shennan 1992). Nosotros procedimos teniendo en cuenta el rango de variación de los datos y analizando las distancias de similitud entre los individuos, para finalmente definir niveles de heterogeneidad y homogeneidad en el consumo.

Una vez analizados los agrupamientos de individuos por sus prácticas de consumo, se evaluaron estas agrupaciones en función de los diferentes alimentos y textiles consumidos; es decir, se consideró tanto la variación interna como la diversidad de bienes consumidos.18 Como resultado definimos tres grupos de consumo. El Grupo A, corresponde a individuos con prácticas de consumo heterogéneas; presenta una alta diversidad y variabilidad interna en el consumo entre individuos, es el 23.9% de la población con un promedio de gasto de 11.3$ (pesos) por mes por individuo. El Grupo B, son individuos con prácticas de consumo homogéneas, bajo en diversidad de bienes consumidos; representa el 17.2% de la población y un promedio de gasto de 5.8$ (pesos) por mes por individuo. Por último, el Grupo C, individuos con una alta homogeneidad interna en sus prácticas de consumo, junto con una diversidad media de bienes consumidos; es el 58.9% de la población con sólo 3.5$ (pesos) por mes por individuo.

Una vez definidos tres Grupos de consumo, los relacionamos con las Categorías Sociales y su jerarquización interna dadas por la Corona Española -ver Tabla 2. En esta comparación apuntamos a un nivel de análisis específico referido a cuánto se reparten o concentran los individuos pertenecientes a cada categoría en los grupos de consumo. En otras palabras, cuánto se asemejan las divisiones establecidas por la Corona Española con las prácticas de consumo.

Como resultado arribamos a dos conclusiones de distinto nivel. En primer lugar, tanto las Categorías Sociales como las jerarquizaciones internas establecidas por la Corona tienen su correlato en las prácticas de consumo. Consideramos que esto representa por un lado, la distinción de determinados individuos con status social diferencial, así como con su contraparte, los individuos que no se diferencian en jerarquías sociales ni en sus prácticas de consumo sino que se asemejan. En segundo lugar, concluimos que las prácticas de consumo de esos individuos de status diferencial son prácticas de diferenciación interna más que de similitud. A su vez, esto se relaciona con la distribución particular de los Pobladores quienes desde sus prácticas de consumo se disgregan en familias e individuos solteros. Esto lo entendemos como una identificación de grupo de las familias pobladoras, cuyas prácticas se asemejan entre sí.

El análisis de las Categorías Sociales y sus jerarquías y diferencias internas nos indica que las prácticas de consumo responden, en su mayoría, al ordenamiento planificado por la Corona Española. Si se buscó establecer un orden social y material, entendemos que la definición de jerarquías en la propia estructura social se articuló de formas diversas. Ya mencionamos algunas de estas como la organización en Categorías Sociales junto con las jerarquías internas, la asignación funcional y la estructuración de los espacios y construcciones del poblado, así como sus diferentes actividades productivas. Así, las prácticas de consumo se corresponden con estas mismas formas de ordenamiento.

Prácticas sociales y bienes consumidos

A partir de las prácticas ya analizadas, discutimos específicamente qué bienes consumen los distintos Grupos y nos aproximamos a los posibles roles que jugaron esos alimentos y vestimentas en la negociación de las estrategias sociales. Buscamos entender qué prácticas se asocian al consumo de determinados bienes para indagar la forma en que las relaciones sociales se juegan materialmente en Floridablanca. Para esto, definimos ejes comparativos para prácticas de alimentación y vestimenta, y comparamos la distribución del gasto mensual individual en cada grupo según dichos ejes.

A continuación, comparamos el gasto en (1) alimentos y vestimentas para luego comparar al interior de estas dos clases de bienes. En el caso de los alimentos indagamos (2) cómo complementan la ración diaria ordinaria con otro tipo de alimentos -evaluamos el consumo de los alimentos presentes y ausentes en la ración y examinamos (3) el consumo de alimentos que implican un acceso diferencial para su preparación -en función de evaluar la incidencia del acceso diferencial a la infraestructura de procesamiento y cocción de alimentos.

Con respecto a las vestimentas, nos preguntamos si grupos específicos manufacturan prendas tanto para su consumo personal como para la comercialización en el Poblado. Puntualmente, si las familias Pobladoras hayan desarrollado una producción doméstica para consumo interno de la unidad y/o intercambio. En este sentido, es importante recordar que entre las vestimentas registradas no se listaban prendas de uso específico de mujeres y niños, sino que eran generalmente masculinas o genéricas; por lo tanto, se esperaría la confección por parte de este grupo. A su vez, la producción local de las vestimentas se vincula con la posibilidad de establecer esferas de intercambio por fuera de la esfera oficial como una mayor diversidad en la oferta de prendas manufacturadas. Para esto, distinguimos el (4) consumo de materias primas y de productos manufacturados, esperando que no todos los Grupos las adquieran en iguales proporciones. Asimismo, las prendas de vestir presentan entre todos los bienes el mayor rango de variación en sus precios. Por lo tanto, esperamos que los Grupos se distingan en el consumo de prendas de costo diferencial. Esto lo evaluamos comparando (5) el consumo de vestimentas de mayor y menor precio.

A partir de estos ejes comparativos realizamos nuestra aproximación cuantitativa se apoyó en el análisis la mediana, el rango intercuartil, los valores adyacentes, los extremos máximos y mínimos y el rango. Todas estas medidas nos indican el centro, la variación y la forma de la distribución del gasto para grupo de consumo. La concentración de los datos está dada por el rango intercuartil -que corresponde con el 50% de los datos- y la dispersión de los valores adyacentes; la mediana nos muestran la forma de la distribución -simétrica o sesgada. Es decir, comparamos cómo es el consumo de los distintos bienes de cada Grupo, en términos de si compran mucho o no de un determinado bien en particular y si lo hacen todos por igual -para más detalle ver Bianchi Villelli (2002).

Existe variación en el consumo de los diversos bienes por parte de los tres Grupos. En primer lugar, consideramos que los patrones establecidos a partir del análisis de conglomerados se mantienen cuando evaluamos los bienes en particular. El Grupo A es marcadamente diverso y con un gasto considerablemente mayor. El Grupo B es más homogéneo y el C presenta para la mayoría de los bienes analizados, un consumo muy homogéneo y con valores muy bajos. Es decir, encontramos nuevamente que el Grupo A se distingue por sus valores de gasto y el consumo de bienes de mayor precio así como por la diferencia interna entre sus prácticas. A su vez, la tendencia general en la población en las formas de consumo está dada por la similitud de las prácticas del Grupo C que recordemos, comprende el 58.89% de la población.

Como resultado encontramos que los alimentos adquiridos eran, en términos generales, similares para toda la población. Nos referimos al consumo de los mismos componentes que la ración ordinaria y de los alimentos consumo inmediato -pan, yerba mate y bebidas alcohólicas- probablemente relacionado con el acceso restringido a la preparación de otros alimentos. Era de esperar que a estos recursos se le sumen otros locales, obtenidos directamente o en esferas de intercambio alternativas como ser el intercambio con poblaciones locales o la circulación de bienes y servicios por fuera de la centralización de la Corona. Sin embargo, es necesario recordar que las altas jerarquías de Funcionarios, Maestranza y Tripulación del Bergantín se distinguen del resto de la población en todos los casos, por su consumo mayor -en cantidades de dinero- y por su característica de no asemejarse en sus prácticas de consumo sino más bien de diferenciarse a partir de ellas. El resto de la población adquiere los mismos alimentos en menores cantidades. Cabe mencionar que los alimentos con preparación son consumidos en mayor medida por familias Pobladoras, Presidiarios y Tropa del Grupo C, que por los Pobladores solteros y Presidiarios del Grupo B, quienes consumen mayores cantidades de pan y bebidas.19 Relacionamos este aspecto con el acceso diferencial a la preparación de alimentos, dado que los núcleos familiares conformaban unidades domésticas, a diferencia de los otros individuos que compartían los espacios de habitación20.

Con respecto a las prácticas de vestimenta, encontramos que no todos los habitantes de Floridablanca compraban las mismas prendas. Los productos manufacturados presentaban precios altos en comparación con las materias primas, pero éstas tienen la característica de permitir una mayor diversidad -dado que pueden confeccionarse a partir de las mismas, diferentes tipos de prendas, variando en tamaños, estilos y colores. Entendemos que, con el consumo de grandes cantidades de las materias primas como de las prendas ya manufacturadas, las altas jerarquías de Funcionarios, Maestranza y Tripulación del Bergantín, tuvieron y utilizaron esa posibilidad de diferenciación. Por su parte, llama la atención el alto gasto en productos manufacturados de los Presidiarios y Pobladores solteros aunque -dado el mayor precio de los mismos- no implica mayor cantidad de prendas. Por último, las familias Pobladoras, Presidiarios y Tropa adquirían todos por igual, poca cantidad de vestimentas, tanto en forma de materias primas como manufacturadas.

Si recordamos que cada Poblador consume por su grupo familiar, el gasto bajo por individuo en vestimentas es en términos relativos aún más marcado, cercano a un no consumo. Esto nos da la pauta para las familias de una baja variación en las vestimentas y en su escaso recambio; a su vez, deja el interrogante abierto sobre cómo fue la confección de las materias primas.21 En otras palabras, entendemos que las vestimentas en Floridablanca eran de difícil acceso por su precio -principalmente los productos manufacturados y las prendas de mayor costo. Esto, junto con su consumo por parte de los individuos de altas jerarquías, los define como bienes de distinción, es decir, no consumidos por toda la población por igual. Esto también da cuenta de la baja diversidad y recambio de las prendas entre los individuos que menos consumen y principalmente de las familias Pobladoras.

Ejes de estructuración social en Floridablanca

La organización social de la diferencia por parte de la Corona no sólo dividió la población horizontalmente -segmentando a la población en Categorías- sino también verticalmente -jerarquizando a los individuos (Bianchi Villelli 2002). Las prácticas de consumo de los individuos con mayores jerarquías dentro de la población funcionaron como un modo de distinción. En todos los aspectos que analizamos, sus prácticas se destacaron reiteradamente por su alto gasto y consumo heterogéneo de bienes de mayor precio en oposición a una mayoría de la población con un gasto significativamente más bajo y marcadamente homogéneo.

Por lo tanto, los bienes no eran ni consumidos por toda la población ni del mismo modo. Entendemos que la población de Floridablanca estableció similitudes y diferencias a través del consumo de bienes. Es posible considerar que esas jerarquías de la población "usaran" el consumo como estrategia de negociación de las diferencias sociales; esto es importante por que su "distinción" radicaba también en la diferenciación individual. En tanto esta diferenciación se contrapone a una mayoría de la población que no se distingue de forma individual, consideramos que el consumo de bienes jugó un rol primordial en la negociación de esa distinción (Bianchi Villelli 2002).

Un aspecto significativo es que concebimos esa diferenciación social como relacional. Esto implica que define tanto a quienes se diferencian en su consumo como a los que no, situando socialmente ambos términos a la vez. Sin embargo, ¿esto significa que quienes se distinguen por sus prácticas sociales son quienes establecen las diferencias, las cuales son aceptadas pasivamente por el resto de la población? ¿Qué ocurre con los individuos que consumen muy poco, todos por igual, sin destacarse por el consumo de ningún tipo de bien específicamente? Consideramos que sus prácticas de consumo también se encuentran inmersas en el mismo sistema de diferencias y que más allá de los límites impuestos por un acceso diferencial a los bienes -dado por los ingresos y sueldos - es también posible que el consumo bajo y homogéneo implique la "no participación" en ese sistema de diferencias y por lo tanto, la generación de otro tipo de estrategias sociales alternativas. Es necesario recordar que el espacio en que estas prácticas parecen ser una forma efectiva de reproducción de los ejes de categorización social, corresponde a la esfera oficial.

Ahora bien, si los bienes materiales forman parte de las estrategias sociales para establecer esa distinción y encontramos un grupo que prácticamente no tiene consumo oficial -las familias-, algunas de las preguntas aún sin respuesta son ¿es posible pensar que los bienes no sean utilizados y compartidos por todos los grupos por igual? Y, ¿es posible un espacio de negociación del orden social, en que los individuos redefinan sus identidades sociales por fuera de ese esquema de diferencias?

Recordemos que las familias de labradores se diferenciaban desde el plan por que sus espacios de habitación eran similares entre cada unidad familiar y diferenciados al resto de la población. Esa infraestructura implicaba un acceso diferencial a la preparación y consumo de alimentos. Del mismo modo, la organización de las familias mono-nucleares como unidades discretas también responde a prácticas de ordenamiento social.

En el marco del plan, los Pobladores de Floridablanca al ser trasladados a la costa patagónica quedan desvinculados de las redes de intercambio en distintos aspectos. Su rol sigue siendo la producción agrícola autosuficiente pero ahora el acceso a los distintos bienes de subsistencia como a los medios de producción agrícola y la red de intercambio quedan concentradas en la Corona. Como resultado del plan de poblamiento se trasladó un conjunto de individuos que en su lugar de origen eran productores para reubicarlos como consumidores.

Podemos entender que el modo en que se organizó la población resulta en la generación de demanda doméstica al instante, es decir, de un mercado. Al establecerse la Nueva Colonia de Floridablanca, su población quedó organizada exclusivamente alrededor del abastecimiento de la Corona y del consumo en el almacén, sin otra opción para el consumo de determinados bienes más que adquirirlos allí.

Pero encontramos que su consumo era considerablemente bajo, por lo que nos surgen como preguntas qué diversidad de estrategias sociales alternativas pueden haberse llevado a cabo. En primer lugar, como el consumo correspondía a los mismos componentes de la ración, es de esperar la necesidad de mayor cantidad y diversidad de alimentos. Ambas se pueden obtener por medio del intercambio en la misma población y con el funcionamiento de las familias como redes extensas. Recordemos que aunque son registradas como familias nucleares, son en realidad familias extensas, por lo que se puede esperar una dinámica de interacción social distinta referida a la cooperación y el compartir entre individuos. En segundo lugar, la inclusión de diversos recursos locales implica tanto la obtención directa como la existencia de redes para el intercambio de recursos e información con las poblaciones indígenas locales. Finalmente, existía la posibilidad de ofrecer servicios. Disponemos de evidencia de que se llevaron a cabo actividades como la lavandería para el hospital y capilla y el trabajo en las obras de construcción para la Corona y para particulares. Otros servicios pueden ser la manufactura de vestimentas y tal vez, la preparación doméstica de alimentos. A su vez, hay evidencias de construcciones (Bianchi Villelli 2006, Senatore 2003, Bianchi Villelli et al. 2005) realizadas por particulares que eran individuos de los pobladores, la maestranza, la tropa y los presidiaros, con permiso del Superintendente a cargo, pagando cada uno por los materiales y la mano de obra22.

De este modo, las prácticas de consumo nos muestran las esferas sociales en que el consumo oficial era parte de la distinción social así como nos sirven de disparador para pensar cómo se negociaron las estrategias sociales fuera de ese espacio oficial y con qué estrategias.

Palabras Finales: Organizar la diferencia

En primer lugar, queremos destacar que no asumimos que la población y los individuos se relacionaron según las categorías sociales definidas desde el orden colonial a priori; sino que las analizamos, desnaturalizamos y las reconocimos como mecanismos de ordenamiento. Atendiendo a las estrategias de ordenamiento, de producción de clasificaciones y exclusiones, nos preguntamos a quiénes se ordenó, para qué y cómo. A su vez, no consideramos que un grupo social se define solamente por sus similitudes en el consumo sino que entendemos que un conjunto de individuos con prácticas de consumo similares, definen un grupo entre todos los posibles en una sociedad. En este sentido, nuestra aproximación desde las prácticas sociales buscó entender a los colectivos sociales como generados desde y en la interacción social.

En segundo lugar, no asumimos a priori cuál fue el rol del consumo de bienes en Floridablanca, sino que se situó históricamente qué implicaba el consumo de bienes vinculándolo a las esferas de producción y circulación de bienes. Así, no nos apoyamos en una noción instrumentalista en la que el consumo se reduce a la mera adquisición de bienes sobre la base de su valor utilitario como agregados de decisiones racionales en función de necesidades humanas básicas. En cambio consideramos que el punto "no es lo que la gente compra sino las relaciones sociales que permiten o inhiben lo que compran" (Wurst y McGuire 1999:196), es decir que prácticas sociales crean y usan los objetos constituyéndose mutuamente (Johnson 1996).

En tercer lugar, hicimos una aproximación a los contextos de significación del consumo de bienes en Floridablanca. Comenzamos a comprender los posibles roles de los bienes en la negociación social diaria, entendiendo que éstos no son meros indicadores de un status social dado, sino que los grupos e individuos se organizan en la relación subjetiva con esos bienes. De modo que es también una vía de acercamiento a la forma en que las relaciones sociales se juegan materialmente.

Finalmente, tampoco asumimos a la sociedad moderna reducida a su planificación o discurso sobre si misma sino que buscamos una aproximación sobre lo que los diferentes actores sociales hicieron con ella en cada uno de los contextos particulares. Estamos convencidos de que a partir de construcciones del pasado que contemplen no sólo las particularidades de los contextos sino también de los diferentes grupos sociales involucrados es posible dejar de lado explicaciones homogeneizantes para revalorizar las diferentes trayectorias sociales y llegar a comprenderlas. Para eso es necesario explicitar las categorías que construyen el mundo moderno, discutiendo su genealogía desde las discordancias y discontinuidades, en lugar de naturalizar la teleología de la continuidad y el progreso.

Notas
1 Bajo la dirección de Dra. María Ximena Senatore.
2 Este trabajo sintetiza las investigaciones realizadas por la autora como parte la Tesis de Licenciatura en Ciencias Antropológicas con orientación en arqueología (FFyL-UBA). Ver Bianchi Villelli (2002).
3 Se establecieron cuatro asentamientos: dos poblaciones principales, Nuestra Señora del Carmen de Patagones -en la desembocadura del Río Negro, Provincia de Buenos Aires- y Floridablanca -Bahía de San Julián, Provincia de Santa Cruz- y dos secundarias, Puerto San José -península de Valdez, Provincia de Chubut- y Puerto Deseado, -Provincia de Santa Cruz
4 El sitio arqueológico de Floridablanca se ubica a los 49° 16'38'' latitud Sur y 67° 51' 22'' longitud Oeste, aprox. 13 km. de la localidad de Puerto San Julián, actualmente Provincia de Santa Cruz, República Argentina.
5 De aquí en más, las citas textuales son traducidas al español.
6 Archivo General de la Nación (en adelante AGN). Sección Colonia. División Gobierno. Sala IX Legajos 16-3-5 al 12; 16-5-10; Sección Colonia. División Contaduría. Sala XIII. Legajos 34-10-5 y 6.
7 Estas son las del Alcalde, el calafate y el panadero poblador. Los dos últimos reciben sueldos altos mientras que el Alcalde no recibe paga por desempeño de su función, que es en realidad una formalidad (Gorla 1984).
8 Es importante tener en cuenta que si bien los sueldos eran pagados a cuenta, las formas para el intercambio informal estaban sujetas a una baja circulación de dinero o al intercambio sin dinero (Bianchi Villelli 2002).
9 AGN. Sala IX. Legajo 16-3-5. Instrucciones al Contador Don Francisco Gavarri, San Julián, 30-X- 1780.
10 AGN. Sala IX. Legajo 16-5-10."Libro de asientos de contaduría (...)", correspondientes a los meses de Septiembre, Octubre, Noviembre y Diciembre de 1781, Enero a Junio de 1782, Enero a Diciembre de 1783 y Enero de 1784. Bahía de San Julián. 1781-1784.
11 Para mas detalle de este aspecto, ver Sanguinetti de Bormida et al. (2005)
12 Este sería también un caso de demanda jerárquicamente estructurada (Shammas1990) en tanto la Corona hace entrega de un conjunto de vestimentas. En AGN. Sala IX. Legajo 16-5-10. "Libro de asientos de contaduría (...), correspondientes a los meses de Enero a Junio de 1782. Real Servicio de bituarias para presos." San Julián. I al VI-1782.
13 En relación a los víveres es necesario recordar que el plan de poblamiento tenía incorporada la planificación de la alimentación tanto en el traslado de la población a destino, como durante la permanencia en el poblado (Senatore 2003). La Corona entregaba a los individuos -con la excepción de algunos funcionarios- la Ración Ordinaria de Alimentos compuesta por: pan (18 onzas), Carne salada o tocino (2 onzas), Menestra fina o basta (3 o 5 onzas), grasa (1.5 onas), sal (1 celemín cada 1000 raciones). En AGN. Sala XIII. Legajo 34-10-5. "Relación que manifiesta los víveres (...)" San Julián, 1-I-1782.
14 Este procedimiento consistió en el ingreso de la totalidad de los datos: fecha -año y mes-, individuo -nombre, categoría social y función- y bienes consumidos -tipo, cantidad, unidades, precios y forma de pago.
15 Aunque se relevó la totalidad de la documentación, para el análisis estadístico se dejaron fuera del mismo a las tripulaciones de los barcos que abastecían al poblado ya que su permanencia en Floridablanca era esporádica. Tampoco se consideran en este análisis a los bienes listados para el "Hospital" y los "Indios", ya que los mismos eran entregados, no adquiridos.
16 Las variaciones en el tiempo de permanencia son de dos tipos. Por un lado, están las relacionadas con los diferentes regímenes de cada una de las categorías sociales. Por ejemplo, la presencia de la Maestranza estaba sujeta a trabajos específicos, el destacamento de Infantería tenía relevos regulares, mientras que la tripulación del Bergantín San Francisco de Paula se ausentaba durante misiones de relevamiento -a Puerto Deseado y Río Negro-, los Presidiarios una vez cumplida su condena, podían retirarse del establecimiento. En este marco, los Pobladores eran la única categoría que debía permanecer, por contrato, la totalidad del tiempo. No obstante, las estadías de algunos individuos variaron por diversas causas: la mortalidad llegó a ser de un 21% en el primer año de la población, disminuyendo considerablemente luego de esa fecha; enfermedad -que implicó su traslado. O los que decidieron instalarse permanentemente en el poblado -hay un número interesante de individuos que optan por instalarse definitivamente en Floridablanca. Algunos de estos contraen matrimonio con pobladoras, otros se construyen sus propias casas (Bianchi Villelli 2006).
17 En nuestro caso, utilizamos el método jerárquico que permite agrupar las unidades -individuos- en rangos inclusivos dados por las relaciones de similitud de los caracteres -las variables de análisis, en nuestro caso, gasto mensual por individuo para todos los bienes. A su vez, con este método utilizamos la técnica aglomerativa de ligamiento completo. Esta técnica establece los núcleos -dos o más unidades similares- evaluando tanto las relaciones de similitud como las diferencias entre las unidades. De este modo, para cada individuo se considera su relación con el más parecido del núcleo así como con el más diferente, agrupándose en núcleos con diferentes niveles de similitud (Crisci y López Armengol 1983; Shennan 1992).
18 Dado los límites de espacio para publicación, en este trabajo no entramos en detalle en esta etapa del análisis. En resumen, se evaluó qué bienes se relacionan con la producción de la distinción o semejanza. Así, establecimos de forma definitiva cuáles son los individuos con prácticas de consumo heterogéneas y cuáles conforman grupos con prácticas homogéneas. Para mas detalle ver Bianchi Villelli (2002).
19 Esto son alimentos de consumo inmediato.
20 Nos referimos Pobladores solteros, presidiarios y Tropa quienes habitaron en el fuerte. Su organización de las comidas se apoyaba en cocinas comunales. Es interesante mencionar que entre las edificaciones levantadas se encuentra construcción de dos cocinas por parte del la Tropa: "dos cocinas cada una de 8 varas de frente y lo mismo de fondo, con sus respectivos corrales, para guardar leña, sus paredes y techo lo mismo que las demás (...)". AGI Buenos Aires, 358.
21 Dado que entre las prendas disponibles en el Almacén no se diferencian variaciones en los tipos de vestimenta -prendas para mujeres y hombres- o en los tamaños -prendas para los niños-, y que en nuestro análisis los Pobladores tienen un bajo consumo de vestimentas, nos llama la atención cómo sería el abastecimiento de estos bienes.
22 Este tema está siendo desarrollado como parte de la Tesis Doctoral de la autora (Bianchi Villelli 2006).
23 Los cuerpos militares permanentes eran el Real Cuerpo de Artillería y el Destacamento de Infantería de Buenos Aires.
24 Nos referimos a la Tripulación del Bergantín San Francisco de Paula.
25 Nos referimos a la función diferencial que cumplen el panadero y el calafate. Si bien ambos son Pobladores, su función no es la producción agrícola y reciben sueldo de la Corona.
26 Hay Presidiarios con funciones particulares: son los carpinteros y peones.

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