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Cuadernos del Sur. Historia

versión On-line ISSN 2362-2997

Cuad. Sur, Hist.  no.37 Bahía Blanca  2008

 

Horacio Cerutti Guldberg (2007) Democracia e integración en nuestra América (ensayos), EDIUNC, Mendoza, 192 pp.

Octavio Stacchiola1

1 Estudiante de Sociología, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, U. N. Cuyo. Ha publicado reseñas sobre temas de sociología y estudios políticos. Es investigador estudiante en el proyecto de investigación sobre "Euro/ andro/ mercado-centrismo. Las dimensiones de la crítica a la racionalidad moderna en la filosofía latinoamericana contemporánea", dirigido en su universidad por la Dra. Estela Fernández Nadal. E-mail: ostacchiola@hotmail.com

Fecha de recepción: 17 de febrero de 2009
Aceptado para su publicación: 10 de abril de 2009

El nuevo libro de Horacio Cerutti Guldberg, compuesto por quince ensayos, nos invita a ser parte de su preocupación por lograr una democracia integral en la realidad histórica, social y cultural que José Martí llamó "Nuestra América".

La obra esta dividida en dos secciones; en la primera se aborda el tema de la democracia y en la segunda, el de la integración. Las reflexiones acerca de estas dos temáticas nacen en un lejano 1987, en un contexto latinoamericano de transición hacia gobiernos democráticos, y se extienden hasta nuestros días.

En el marco de la globalización neoliberal, reinventar la democracia, en tanto forma de vida y de gobierno que no ha sido plenamente practicada en Latinoamérica, estableciendo como condición sine qua non el libre ejercicio de la razón, es la tarea que nos plantea el autor. Estado, pueblo, educación, democracia directa y práctica política serán lugares visitados en la construcción de este modelo de democracia "nuestroamericano".

Con respecto a la integración, Cerutti Guldberg enfatiza la idea de que los pueblos del sur del continente deben sentirse parte de una historia común y para ello deben conocerse. Sólo comprendiendo que su riqueza es la diversidad, podrá construirse un bloque político, económico y cultural que resista a los embates neoliberales.

El hilo conductor que guía estos ensayos une democracia e integración en un horizonte utópico común, a saber: gozar de una democracia plena y lograr la integración "nuestroamericana", reconociendo, al mismo tiempo, la diversidad de nuestros pueblos. Esta utopía, que exige toda nuestra capacidad imaginativa, debe ser alimentada por la conciencia y la voluntad de los sectores populares, así como por la emergencia de nuevos sujetos sociales, que resistan y se rebelen contra esa realidad que los domina, pero que también sean capaces de proponer una alternativa viable y sostenida en la propia actividad.

Enormes y variados son los desafíos que se les presentan a los pueblos latinoamericanos para poder construir la tan anhelada democracia. Y para ello, dice Cerutti Guldberg, debemos entender que ésta es una idea histórica, a pesar de las constantes derrotas en el continente, que se construye cotidianamente. Hoy cualquier igualdad jurídica que pueda establecer un sistema democrático oculta la verdadera desigualdad que sufren los individuos. El modelo de democracia que debemos edificar supone un sistema que permanentemente se revise a si mismo, se renueve y se reconstruya, incidiendo profundamente en la mejora de la calidad de vida de todos y todas; la división de poderes, el ejercicio periódico del voto y la delegación del ejercicio del poder son características necesarias pero no suficientes para la propuesta de una democracia radical. Esto es lo que exigen los sujetos sociales a los cuales el actual modelo les ha dado la espalda: participación efectiva en la programación, en la decisión y en la gestión de aquello que los afecta.

Para llevar acabo este proyecto será crucial la práctica política movilizada, desde "abajo", abriendo nuevos canales de participación que pongan hincapié en la autoorganización de los pueblos, llevando la discusión política a lo que Cerutti Guldberg llama "las tres c": la calle, la casa y la cama. Frente a la reducción de la democracia a mera administración y al descrédito en los partidos, sólo el desarrollo de nuevas formas de democracia directa podrá recomponer la política como herramienta de transformación.

Un papel muy importante lo jugará también el Estado cuyo origen en nuestra América tiene características particulares. Los Estados de la región se erigieron desde "arriba hacia abajo"; fueron las condiciones históricas en las que se generaron los proyectos independentistas lo que llevó a nuestros libertadores a organizar desde una cúspide político-militar las sociedades nacionales. A través de un complejo sistema educativo se introdujo un imaginario social por lo menos parcialmente compartido, generando así el silenciamiento de otras voces. Lejos de desmerecer las gestas libertadoras, Horacio Cerutti nos invita a repensar el rol del Estado, separándose de la ilusión neoliberal que tiende a hipostasiar el Mercado. Pensar el Estado como sociedad en acción, por y para la sociedad, debe ser el horizonte axiológico a partir del cual se llene de contenido la capacidad de poder-hacer colectivo de los sujetos sociales.

Es primordial destacar la idea de la tensión utópica posibilitadora del proyecto "nuestroamericano". Esta tensión se hace operativa entre una realidad que inmoviliza, que somete y aliena a los individuos, por una parte, y un ideal deseado que, con toda la fuerza de la negación, rompe con la lógica de esa realidad, pero a la vez abre oportunidades para la irrupción de lo nuevo, por otra. El ejercicio de la negación moviliza y nos estimula a ser parte de esa utopía que enarbola la bandera del poder-hacer individual y colectivo.

Para orientar la viabilidad de este propósito es también necesaria la construcción de una integración fundada en la diversidad de nuestros pueblos. Integración que es entendida por el autor como fin y también como medio; en efecto, el logro de una convivencia en un marco de respeto e igualdad es el objetivo a logar, al tiempo que representa la condición necesaria para que América Latina pueda posicionarse firmemente como bloque político, económico y cultural ante la comunidad mundial.

Esta unidad desde la diversidad, que no debe ser entendida como homogeneización de la heterogeneidades, abre el camino hacia el poder conocer las diferentes culturas latinoamericanas. Educación y cultura deben ser dos componentes que se retroalimenten mutuamente, siendo uno de los problemas más graves que analiza Horacio Cerutti la falta de conocimiento y valoración de lo propio, en toda la gama de matices y diferencias que Nuestra América contiene en su seno.

Reforzar la integración económica a partir de la complementariedad de nuestras economías, fortalecer el mercado interno promoviendo como primera medida la libre circulación de personas, son dos tareas que terminan de ilustrar la propuesta martiana de Nuestra América rescatada por Cerutti Guldberg.