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Escritos Contables y de Administración

versión On-line ISSN 1853-2055

Escr. Contab. Adm. vol.8 no.1 Bahía Blanca  2017

 

Apostillas sobre la transmisión de Max Weber en la enseñanza de teoría de la organización

Annotations on how Max Weber is introduced in the teaching of organizational theory

Natalia L. Gonzálezr1

1 Instituto de Industria, Universidad Nacional de General Sarmiento. ngonzale@ungs.edu.ar

Fecha de recepción: 7/8/2017
Fecha de aceptación: 11/12/2017

Resumen
Max Weber es habitualmente presentado en la enseñanza de la teoría de la organización como uno de los precursores de la teoría estructuralista y especialmente como el exponente de la teoría de la burocracia. El aporte y la exposición del autor así como el de otros autores de diversas disciplinas, a la construcción del corpus teórico y empírico de la teoría de la organización, adolece de contexto y de historia. Este artículo pretende sintetizar algunas reflexiones en torno a la acontextualización con la que se presentan en la disciplina del pensamiento administrativo las contribuciones del autor.

Palabras clave: Max Weber; Teoría de la Organización; Burocracia; Escuela Estructuralista; Administración.

Abstract
In the teaching of organizational theory Max Weber is usually introduced as one of the precursors of the structuralist theory and, especially, as an exponent of the theory of bureaucracy. The contributions of Weber and other authors of several disciplines to the construction of the theoretical and empirical corpus of organization theory are lacking in context and historical background. This article aims to synthesize some reflections about the a-historicity and a-contextualization with which the contributions of the author are presented in the discipline of administrative thought.

Keywords: Max Weber; Organizational Theory; Bureaucracy; Structuralist Theory; Management.

JEL: M10, M14.

1. Introducción

Hacia fines del siglo XIX diversos empresarios se constituyeron en los precursores de las denominadas escuelas clásicas en la evolución del pensamiento administrativo. La teoría clásica estaba representada por Frederick Taylor como exponente de la Escuela de Administración Científica y por Henry Fayol de la Escuela de Procesos Administrativos. Los principios enunciados por esta corriente teórica buscaban lograr un cambio en las actitudes mentales de los trabajadores, impulsando la "creencia profunda y objetiva" de que existen intereses comunes y convergentes entre la dirección de la empresa y sus trabajadores. El trabajador es concebido como un autómata que debe responder mecánicamente a lo que le exige la organización. Su inteligencia y creatividad no resultan valoradas.

Poco después de Taylor emergieron la psicología y la fisiología industriales2. Mary Parker Follet fue una de las primeras en presentir la importancia de la psicología en la conducción de las organizaciones y en realizar un análisis global de los procesos de administración. Como representante de la Escuela de las Relaciones Humanas, se han destacado los estudios realizados por Elton Mayo en la planta de Hawthorne de la Western Electric Company. Este autor demostró la importancia que tienen en el rendimiento del obrero su estado de ánimo, la estructura informal de su grupo, el tipo de autoridad ejercida por su jefe y su mayor o menor participación en la determinación de su propio trabajo. La Escuela de Relaciones Humanas presenta algunas tensiones, quizás la más importante sea aquella que reconoce la existencia de una dimensión emocional en los trabajadores al mismo tiempo que intenta controlarla por intermedio de diversas técnicas (encuestas, adoctrinamiento, participación).

Max Weber es incluido en la perspectiva estructuralista (Chiavenato, 1983) y considerado por ciertos autores como parte de la metáfora mecanicista (Morgan, 1990).

En el enfoque de la teoría de los sistemas, la organización se concibe como un sistema único que tiene un solo propósito. Se contempla a la organización como un todo y como parte del ambiente externo, compuesta por partes que se interrelacionan, donde la actividad de un segmento de la organización afecta, en diferentes grados, la actividad de todos sus otros segmentos.

La perspectiva superadora que supone que el sistema no solo interactúa con el ambiente sino que lo influye y es influido por él es conocida como teoría de la contingencia. Explica que hay una relación funcional entre las condiciones del ambiente y las técnicas administrativas apropiadas para alcanzar eficazmente los objetivos de la organización. En esta relación funcional, las variables ambientales se consideran variables independientes, en tanto que las técnicas administrativas se toman como variables dependientes. Por consiguiente, los administradores -en la práctica- dependen de un determinado grupo de circunstancias o "situaciones". Por ende, no existe una única "forma ideal" o perfecta de administrar.

Con el transcurso del tiempo, las organizaciones buscaron nuevas alternativas para alcanzar el éxito. De hecho, uno de los cambios más importantes fue la gran atención que comenzó a prestarse al concepto de calidad. Así nació la Escuela de la Administración de la Calidad Total también conocida como la administración de la calidad total o el control de la calidad total.

Avanzados los ochenta se comenzó a observar que algunas compañías habían mejorado su rendimiento cambiando radicalmente las formas en que trabajaban. En este marco, nació la reingeniería, que se define como "pensar en sus fundamentos los procesos de un negocio (qué se hace y cómo se hace) y rediseñarlos radicalmente para obtener una mejora significativa en el rendimiento de la organización en términos de costo, calidad y servicio" (Gilli, 2000: 258).

Esta descripción responde a un recorte pedagógico, muy difundido en las casas de estudio, realizado por la administración para dar cuenta de los aportes de las diversas disciplinas a la construcción del corpus teórico y empírico de la teoría de la organización. Weber, como parte de este recorrido, contribuyó a destacar la relevancia de la estructura formal de la organización y una serie de características que hacen al tipo ideal de organización: la burocracia. Sin embargo, muchas de ellas son transmitidas sin respetar su propio transfondo histórico y contextual.

2. Burocracia y racionalidad: el aporte de Max Weber

Burocracia y racionalidad pueden considerarse los ejes del corpus teórico de Max Weber en torno a los que realizó buena parte de sus desarrollos. Desde la Teoría de la Organización, estos ítems conceptuales son abordados en los planes de estudios de carreras de administración para dar cuenta de un tipo organizacional ideal con características que, primordialmente, promueven la eficiencia. Anclados estos aportes en los tipos puros de dominación (Weber, 1984), llegan a la disciplina para visibilizar la metáfora mecanicista (Morgan, 1990) y constituirse en la base del abordaje de temas como liderazgo, carisma, motivación, racionalidad en las organizaciones y principalmente en las empresas.

El estilo con que arribar a las ciencias de la administración carece sin embargo del trasfondo que permite asir en profundidad a un autor de estas características. Específicamente, intento hacer referencia a la ahistoricidad y el grado de acontextualización con el que se desarrollan habitualmente estos aportes en el marco antes mencionado.

En este sentido, encontrar a Max Weber en diversos textos explicitando un conjunto de conceptos para entenderlos en el marco de un momento histórico en particular resulta enriquecedor y atrapante. Ciertas afirmaciones realizadas en los textos tienen una vigencia que resulta provocadora e invita a la reflexión, mientras que otras nos llevan inevitablemente a pensar al autor en ese tiempo y espacio.

Modernidad y capitalismo son dos de los conceptos trabajados por Max Weber, fenómenos abordados en profundidad que pueden inquietar y llevar a un estudiante de grado a leer más de este autor en su intento de explicación de la modernidad, del capitalismo, de sus especificidades, de sus aspectos siempre negativos. Paralelamente nos preguntamos si la intencionalidad del autor lleva la impronta explicativa o intenta dar cuenta de un proceso de transformación en la sociedad en la que vincula religión y capitalismo. Esta pregunta, entendemos, no resulta novedosa, sino que forma parte de las controversias sobre el estudio weberiano presente en las ciencias sociales.

De esta manera, así como al capitalismo y la modernidad, es posible también descubrir cómo conceptualiza Max Weber a las empresas, qué entiende de ellas y cuál es su cosmovisión. Necesariamente, resulta ineluctable hacer referencia a estos conceptos para arribar a los tipos puros de dominación. Esta necesidad habitualmente es ignorada en las referencias al autor en la transmisión de sus contribuciones a la administración. Los aportes son presentados en forma sintética detallando las características clave de la burocracia.

Presentar la teoría de la burocracia sin hacer referencia a estos conceptos relevantes que finalmente soportan conceptualmente a lo más adelante propuesto por el autor resulta un desaprovechamiento de los aportes. La presentación que se realiza sobre estos temas en la disciplina administrativa es generalmente carente de aquello que pareciera constituirse en su glosario particular e indispensable.

Entender la forma en que el autor analiza el capitalismo es ineludible para comprender los fundamentos respecto de la necesidad de ese cuerpo administrativo profesional, técnico, ese estamento que da sentido a la burocracia, que otorga razón de ser a la racionalidad. Los argumentos propuestos por Weber -que pueden convencer o no- son los que utiliza para resolver la tensión, la conflictividad que se da en toda sociedad.

El capitalismo es analizado en clave evolutiva dando cuenta de aquellos comportamientos o conductas de la sociedad que fueron decisivos para su desarrollo. Asimismo, la estrecha relación entre la ciencia y la industria posibilitó la confluencia de ciertos aspectos que permitieron el desarrollo del capitalismo. El capitalismo se caracteriza esencialmente por la democratización del lujo (Weber, 1978: 253), la organización racional del trabajo (Weber, 1978: 265).

Sin embargo, este capitalismo moderno que desarrolla viene a oponerse a otros tipos: el aventurero y el de rapiña. Asimismo, distingue a este capitalismo del socialismo y del comunismo (Sayer, 1994). El capitalismo se presenta como un fenómeno opuesto al lucro, ya que la ganancia se obtiene por el trabajo continuo, que supone un freno al impulso de la búsqueda de la riqueza. Se opone claramente al estilo de vida del campesino y artesano que vive al día y al del aventurero que tiende al éxito y a la especulación irracional.

Aquí mismo detalla algunas de las precondiciones para el desarrollo: apropiación de medios físicos por el Estado, disponibilidad de personas de vender su fuerza de trabajo, reclutamiento de trabajadores por salario, tecnología racional, la libertad de mercado, etc. El capitalismo está presente allí donde el abastecimiento de necesidades de un grupo de personas se lleva a cabo mediante la empresa (Weber, 1978).

La ética racional y el Estado en sentido moderno son dos precondiciones específicas del capitalismo en occidente: "Un acto de economía capitalista significa un acto que descansa en la expectativa de una ganancia debida al juego de recíprocas probabilidades de cambio, es decir, probabilidades (formalmente) pacíficas de lucro" (Weber, 2006: 8). El capitalismo de Weber no es el frenesí por el consumo, no es irracional, no se trata de una sociedad que produce pero que también destruye, no se refiere a la sociedad unidimensional3.

El capitalismo necesita luchar contra varios adversarios para conservar su "espíritu". El espíritu refiere al conjunto de elementos éticos que, si bien ajenos en su finalidad a la lógica capitalista, inspiran a los empresarios en sus acciones a favor de la acumulación de capital (Weber, 1978). Ni el crecimiento de la población ni el de los metales preciosos explican la génesis del capitalismo. Es decir, Weber descree de factores exógenos. Más bien, apela a la empresa moderna como factor de impulso del nacimiento del capitalismo. Esta empresa está representada por el empresario moderno, basada en el "espíritu del capitalismo", en oposición a la explotación forzosa y la especulación.

El moderno empresario siente una especifica alegría vital, de matiz indudablemente idealista, proporcionada por la satisfacción y el orgullo de 'haber dado trabajo' a muchos hombres y de haber contribuido al 'florecimiento' de la ciudad nativa, en el doble sentido censitario y comercial en que lo entiende el capitalismo (Weber, 2006: 67).

Al hacer referencia al empresario concienzudo, necesariamente se establece la relación con la racionalización -como algo universal- integrada en todos los aspectos de la vida. El capitalismo moderno se vuelve racional o formalmente racional en la medida en que todas las actividades están estrictamente calculadas. En este sentido, Weber diferencia los dos tipos de racionalidad: la sustantiva y la formal. La distinción entre racionalidad formal y sustantiva la utiliza el autor para precisar las formas de capitalismo del moderno capitalismo y señalar la prevalencia de la acción racional con arreglo a fines. Weber no validaría otro tipo de acción racional ya que hace referencia a valores y creencias que siempre en su esencia son irracionales.

La racionalidad también constituye la base del derecho que conjuntamente con el Estado racional son el espacio sobre el cual evidentemente puede prosperar el capitalismo moderno (Weber, 1984).

En este punto, Weber se vale de la religión con base en la fraternidad religiosa como punto axial racionalizador de la conducta. En este sentido, la religión posibilita que se otorgue sentido al mundo. Sin embargo, esta fraternidad entra en estrecha tensión con las estructuras del mundo y los valores (Weber, 1983). Estas tensiones se expresan primordialmente en la esfera de la economía, aunque también se hacen presentes en todas las esferas de la modernidad: la del arte e intelectual, la erótica, la política, y en diversos estadios.

Independientemente de la controversia sustantiva en las ciencias sociales en torno a la cuestión de la influencia efectiva de la religión -específicamente, del protestantismo- en el desarrollo del capitalismo y las prácticas económicas, resulta relevante conservar la idea de las razones, motivaciones que las personas necesitan para adherir al capitalismo.

3. Reflexión final

La evolución del pensamiento administrativo presenta un recorte de autores de diversas disciplinas: la ingeniería, la sociología, la psicología de la cual se nutre para construir el estudio de las organizaciones y de las modalidades de la administración.

En este marco, los aportes de Max Weber tomados por los estudiosos de la administración tienen la particularidad de provenir de un erudito, un estudioso, y no de un empresario como en gran parte de las contribuciones a la conformación de la disciplina de la administración.

En todo caso, y regresando al punto inicial de nuestra reflexión, una presentación del autor con sus argumentaciones centrales resulta más que provechosa para un estudiante de las ciencias de la gestión. No solo le permitiría a priori y a posteriori establecer comparaciones y construcciones teóricas sino también romper con la inercia prescriptiva que predomina en la evolución del pensamiento administrativo. Finalmente establecer vínculos con los últimos desarrollos y tendencias en torno al capitalismo y la modernidad.

Notas
2 Baverman (1947) citado en Pfeffer (1987). Organizaciones y teoría de la organización. Buenos Aires: El Ateneo.
3 La sociedad unidimensional es la sociedad industrial avanzada donde todo está estandarizado, uniformizado, perfectamente integrado según normas comunes (cfr. Marcuse, 1993).

Referencias bibliográficas
1. Chiavenato I. (1983). Introducción a la Teoría General de la Administración. Nueva York: Mc Graw Hill.
2. Gilli J. (coord.) (2000). Diseño y efectividad organizacional. Buenos Aires: Ediciones Macchi.
3. Kaelber, L. (2005). Capitalismo racional, tradicionalismo y capitalismo de aventura: nueva investigación sobre la tesis de Weber. En Rodríguez Martínez, J. (ed.). En el centenario de La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo. Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas.
4. Marcuse, H. (1993). El hombre unidimensional. Buenos Aires: Planeta.
5. Morgan, G. (1990). Imágenes de la organización. México: RAMA Editores.
6. Sayer, D. (1995). El fantasma presente en la máquina. En Capitalismo y modernidad. Una lectura de Marx y Weber . Buenos Aires: Losada.
7. Weber, Max (1998). La ciencia como vocación. En El político y el científico. Madrid: Alianza.
8. Weber, Max (1978). El origen del capitalismo moderno. En Historia Económica General (cap. IV: 256-284). México: Fondo de Cultura Económica.
9. Weber, Max (1983). Excurso. Teoría de los estadios y direcciones del rechazo religioso del mundo. En Ensayos sobre sociología de la religión (443-464). Madrid: Taurus.
10. Weber, Max (1984). Economía y Sociedad. Esbozo de sociología comprensiva (25-31, 43-45, 170-197). México: Fondo de Cultura Económica.
11. Weber, Max (2006). La ética protestante y el espíritu del capitalismo. Buenos Aires: Terramar Ediciones.

© 2017 por los autores; licencia otorgada a la revista Escritos Contables y de Administración. Este artículo es de acceso abierto y distribuido bajo los términos y condiciones de una licencia Atribución-No Comercial 4.0 Internacional (CC BY-NC 4.0) de Creative Commons. Para ver una copia de esta licencia, visite https://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0/