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Estudios Económicos

versão On-line ISSN 2525-1295

Estud. Econ. v.22 n.45 Bahía Blanca jul. 2005

 

El instituto de economia ex ante*

Elena O. de Guevara**

* La presente nota es una versión actualizada de la disertación ofrecida en septiembre de 1999 en el marco de la jornada de difusión de investigaciones que organiza anualmente el Instituto de Economía.
** Departamento de Economía, Universidad Nacional del Sur. eortiz@uns.edu.ar

Se suele decir por ahí que queda para los sobrevivientes contar la historia. Muy probablemente haya sido esa una de las razones por la que los organizadores de esta jornada anual de difusión de las actividades de investigación me convocaron para que les trasmita con una mirada de hoy, más madura quizás, algunas experiencias que viví en el Instituto de Economía desde mi juventud, tanto en calidad de estudiante de la carrera de Economía como, luego, en el cargo de auxiliar de investigación.

Decía José Ingenieros que es un privilegio ser joven en momentos tenidos por fundamentales en la historia de los pueblos y sus instituciones. Personalmente, he tenido ese privilegio al ser testigo de la etapa fundacional de todo lo que constituye hoy nuestra realidad en el Departamento de Economía. Pero no estamos aquí para hacer relatos personales sino para que juntos valoremos el trabajo de nuestros maestros que, por otra parte, considero que es una buena forma de respetar, construir y preservar la historia de una institución.

La creación, hacia 1956, de los institutos en la Universidad Nacional del Sur, cinco por aquél entonces - de Humanidades, de Investigaciones Económicas y Sociales del Sur , de Edafolofía, de Matemáticas e Ingeniería- fue la consecuencia, en primer lugar, de la estructura que adoptó la universidad en el sentido que se concibieron y fundaron como centros de investigación con autonomía académica respecto de los Departamentos docentes afines. En segundo término, esta creación obedeció a la preocupación de sus fundadores de tratar de brindar a los cuerpos docentes un ámbito propicio para estimular su formación científica integral. En efecto, la UNS, aunque venía desarrollando su actividad docente desde 1948 en el marco de su antecesor Instituto Tecnológico del Sur, era una criatura considerada como prematura en el campo de la investigación. Requería entonces formar sus cuadros académicos urgentemente. En el caso particular de Economía esta urgencia se transformaba en razón de subsistencia ya que, como es bien sabido por todos, la licenciatura, como carrera de grado, comienza a dictarse en la Argentina, y nuestra universidad es una de ellas, en 1958. Este hecho hacía aún más difícil encontrar e interesar a profesionales de la Economía que se hubieran formado en el país.

Desde sus comienzos, la dirección del Instituto de Economía fue ejercida primeramente por el Dr. Enrique Silberstein, cuyo mandato fue interino y breve a la vez. Le sucedió en el cargo el Dr. Uros Bacic, director designado por concurso hacia comienzos de 1957 mandato que se prolongó hasta su renuncia en 1970. Cabe destacar que durante el período de su gestión se echaron las bases y fue consolidándose el proyecto, ambicioso por aquél entonces, de dotar de una estructura académica idónea para la formación y perfeccionamiento de investigadores en el campo de la ciencia económica. El Dr. Ernesto Liboreiro sucedió en la dirección al Dr. Bacic entre 1971y 1972. Su gestión prosiguió con la política de investigación ya trazada. En 1973 concluye esta primera etapa institucional del Instituto de Economía.

Frente a los objetivos que se habían propuesto, fácil es comprender que la tarea de los pioneros no fue sencilla. En efecto, tal como su Reglamento General lo fija, perseguía "ampliar y profundizar el conocimiento de la realidad económica, dedicando un esfuerzo especial a la reunión de la documentación y análisis de los problemas que se plantean dentro de la zona de atracción de la Universidad...contribuir a la formación de los investigadores". A su vez, establecía que el Instituto se conformaría con "un cuerpo de investigadores de distinta jerarquía y con diversos grados de dedicación"...así mismo, "constituirá y perfeccionará una biblioteca especializada y asegurará un servicio de documentación regional.... Desarrollará proyectos de investigación y dictará cursos y seminarios". Por fin, entre los objetivos también, estuvo presente la preocupación de "difundir, a través de publicaciones periódicas y no periódicas los resultados de las investigaciones realizadas tanto por sus propios investigadores como por los invitados provenientes de otras universidades y centros de investigación del país y del exterior".

Como bien puede suponerse, constituyó todo un desafío cumplir con las metas, más bien ambiciosas, previstas en su creación. Los recursos iniciales del Instituto, tanto materiales como humanos, eran limitados , y en algunos casos, hasta inexistentes. En la línea de largada, año 1956, no existía la carrera de Economía y se contaba con unos pocos docentes. Físicamente estaba ubicado en una única aunque espaciosa y confortable sala del primer piso del edificio del rectorado de la universidad, en Colón 80. En un extremo de la misma, delimitado por mamparas, estaba el despacho de la Dirección. El resto de la sala estaba rodeada de anaqueles de libros y de revistas. En el centro de la misma, y por todo mobiliario, había una mesa con capacidad para unas veinticinco personas. Dicha sala, era a la vez el aula en donde se dictaban los cursos y seminarios, el ámbito en el que se desarrollaba la investigación y funcionaba la administración. Sin lugar a dudas, una asignación aceptablemente eficiente de espacio y tiempo. Así mismo, la constitución y consolidación de una biblioteca especializada, objetivo esencial de toda institución universitaria, fue dificultosa. De manera incipiente, comenzó a formarse a partir de unas decenas de libros. En ese momento, la Biblioteca Central de la universidad no estaba en condiciones de satisfacer las necesidades de un instituto de investigación. Su caudal bibliográfico estaba integrado, en su mayoría, por libros de texto. Se carecía de obras especializadas y de consulta y de fuentes bibliográficas. Las pocas instituciones que la proveían de material bibliográfico periódico por el sistema de canje cesaron sus envíos con la desaparición de Técnica y Economía, una revista publicada en tiempos del Instituto Tecnológico del Sur. Esta carencia era tanto más grave cuanto que las bibliotecas especializadas mostraron un interés limitado para implantar un régimen de préstamos interuniversitarios.

No era, sin embargo, la exigüidad de los medios materiales la que constituía fuente de mayor preocupación para el desarrollo de la institución sino la falta de investigadores formados. Cabe recordar que el Instituto fue creado en el marco de una Universidad que no había formado economistas ni estaba formándolos en tiempos de su creación; que los pocos profesores de Economía que hubieran podido incorporarse como investigadores , tanto los viajeros como los radicados en la ciudad, optaron por dedicarse a la docencia. Además, la UNS disponía de un poder de contratación muy reducido en la década del sesenta durante la cual la cantidad de científicos de nuestra disciplina también era sensiblemente limitada en el país .

Hacia 1961, se incorporan al Instituto cinco auxiliares de investigación, cuenta también con dos empleados técnico-administrativo y un traductor contratado quien iba a desempeñarse luego como secretario técnico de Estudios Económicos, la revista publicada conjuntamente por el Instituto y el Departamento de Economía.

Frente a las dificultades de dotar al Instituto, fuera por concurso o contrato, de investigadores con antecedentes y experiencia suficientes, la solución que se presentaba con vistas a avanzar en la prosecución de los objetivos propuestos, consistió en solicitar la colaboración de profesores responsables del dictado de las materias de Economía correspondientes a la carrera de Contador Público pertenecientes a la propia universidad y a otras universidades del país. Esta alternativa, comenta el Dr. Bacic, dio resultados muy positivos. Merece destacarse que el Instituto tuvo el privilegio de contar entre sus colaboradores con profesores de universidades nacionales y extranjeras que le proporcionaron, a un costo reducido y en algunos casos hasta gratuitamente, cursos, seminarios e investigaciones originales. Además de los docentes investigadores de la universidad y de otros centros universitarios como así también de sus auxiliares de investigación, participaron prestando su colaboración en el desarrollo del Instituto los primeros graduados en Economía que fueron recibiéndose a partir de 1965 así como numerosos estudiantes avanzados de la Licenciatura y de Contador Público.

También la biblioteca especializada, preocupación permanente de la dirección, se fue conformando y desarrollando satisfactoriamente hasta llegar a ser lo que es hoy. Cuenta con un caudal de más de 13.500 títulos, además de obras de consulta y fuentes de información bibliográfica; una hemeroteca constituida por revistas de primer nivel académico que abarcan extensos períodos como el caso de American Economic Review, que data de 1930 o Kyklos desde 1947 y una colección de artículos periodísticos referidos, preferentemente, a temas económicos regionales.

En este marco parece oportuno y estimulante también reseñar puntualmente algunos hitos -logros más bien- marcados por el Instituto:

1- En su tarea de formación de investigadores logró, por ejemplo, que en la década del sesenta varios becarios se especializaran en el exterior en el campo de la Economía Agraria en el marco del programa Pro-Economía Agraria volviendo algunos de ellos ya doctorados en universidades de Estados Unidos, a incorporarse al Instituto. También se presentaron otras oportunidades de formación de recursos humanos. Merecen citarse entre ellas, la especialización en Santiago de Chile de una auxiliar de investigación en estadística económica y la participación de otra investigadora en un programa sobre técnicas de contabilidad económica en el Centro de Investigaciones Económicas (OECEI) de Buenos Aires .

2- Dentro de su programa de cursos y seminarios, el Instituto aseguraba el desarrollo anual de dos seminarios que formaban parte a su vez del plan de estudios de la Licenciatura en Economía, uno de iniciación a la investigación y otro sobre problemas de economía regional.

3- Desarrolló proyectos de investigación propios como el de recursos económicos de la región de Bahía Blanca y también rubricó convenios con otros organismos entre los que merecen destacarse los que concretó con el INDEC uno sobre los hábitos del consumo y otro sobre empleo y desempleo -este último fue el antecedente de la actual encuesta permanente de hogares -. En este sentido, hay un punto que me parece merece una acotación. Una vez elaborado el procedimiento para llevar a cabo el trabajo de campo y el cálculo de los primeros índices, la universidad firmó posteriormente otros convenios. Esta vez los celebró con la Municipalidad de Bahía Blanca y el Ministerio de Economía de la Provincia de Buenos Aires. En los mismos se estableció la transferencia del cálculo de los índices a la Municipalidad reservándose el Instituto la competencia en cuestiones de modificación en los métodos de cálculo y prestando asistencia técnica al personal e interiorizándolo también de la mecánica de las encuestas. También existen de este período proyectos de investigación desarrollados por convenio con el Consejo Federal de Inversiones.

4- En 1968, de conformidad con la decisión tomada por los representantes de los Centros de Investigación Económica del país y de la Asociación Argentina de Economía Política, se le encomendó al Instituto la organización de la IVª Reunión de Centros de Investigación Económica. Participaron de dicha reunión investigadores de las universidades de Buenos Aires, Córdoba, La Plata, Litoral, Cuyo, Nordeste, Tucumán y del Sur, la Universidad Católica de La Plata, las universidades de California y Michigan, el Instituto Torcuato Di Tella, FIEL, Banco Central, y Ministerio de Economía (Secretaría de Hacienda por aquél entonces).

5- También a esta etapa del Instituto corresponden los distintos tipos de publicaciones que llevó a cabo. Una periódica, la revista Estudios Económicos, cuyo primer número apareció en 1962 y se editó ininterrumpidamente hasta 1973 reanudando una nueva serie de su publicación en 1982 y que continua hasta el presente. Por ella se recibían en canje una colección significativa de revistas. También apareció una serie metodológica de la que se publicaron trabajos de inestimable valor por la actualidad de las técnicas que ellas presentan como por el nivel académico de sus autores. Además, una serie de encuestas sobre estadísticas de economía de la educación, la cenicienta de las estadísticas decía el Dr. Bacic y finalmente, atendiendo a uno de los objetivos del Instituto de brindar un servicio de documentación regional las series estadísticas de los recursos económicos del área de Bahía Blanca.

Pero todos estos esfuerzos y logros en el campo de la investigación quedan malogrados. En 1973, como se señaló, finaliza el período institucional del Instituto de Economía. Es intervenido primero para luego, en marzo de 1975, desaparecer definitivamente junto con los demás institutos de la Universidad Nacional del Sur. Se abre entonces un largo y desafortunado paréntesis especialmente para la gente de Economía. Tal paréntesis va cerrándose poco a poco hasta llegar a lo que es hoy, como Instituto recreado, formando parte del Departamento de Economía. La decisión de su restitución tiene lugar avanzada ya la recuperación de la autonomía universitaria. En efecto, la resolución del Consejo Universitario data del mes de mayo de 1997. Por entonces, el Lic. (Mg.) Raúl O. Dichiara fue designado en el cargo de Director función que sigue desempeñando hasta ahora.

Yo creo que es momento, por la perspectiva que ofrece el tiempo transcurrido, de hacer un balance. El Instituto ha contribuido a la formación y especialización de investigadores mediante el dictado de cursos y seminarios. Asimismo, ha alentado y fomentado la participación de sus auxiliares de investigación y de los estudiantes avanzados de la carrera en proyectos de investigación. Si, tal como decíamos, el principal obstáculo que se interpuso en el desarrollo del Instituto en la década del sesenta fue la dificultad de incorporar investigadores, con la creación de la carrera de Licenciatura en Economía primero y la implantación de los post-grados después este obstáculo ha ido perdiendo vigencia y hasta ha desaparecido. En la UNS que fue una de las primeras, si no la primera en implementar la carrera, se han recibido desde 1965 a la fecha unos cuatrocientos licenciados y unos veinticinco se han posgraduado como magister y doctores en la propia universidad y en otros centros de especialización del país y el exterior. Actualmente, hay un grupo numeroso de graduados que se encuentra especializándose. Una proporción considerable de ellos desarrolla actividades de investigación y docencia en nuestra universidad y fuera de ella. Desde su restablecimiento, el Instituto continua desarrollando, en dimensión amplificada y diversificada a la vez, las actividades que le dieran vida en su etapa fundacional. En este sentido merecen especial mención la realización, en junio de 1999, del Congreso Latinoamericano sobre "Nuevas tendencias en teoría económica", como así también la organización del Congreso nacional de estudiantes de postgrado en Economía (CNEPE), único en el país. También publica resultados de investigaciones presentadas en las jornadas anuales de difusión en la serie de Documentos seleccionados atendiendo al tratamiento de cuestiones socioeconómicas regionales.

A esta altura, me animaría a decir, sin caer en un conformismo miope que no viera y aspirara a una superación permanente, que estamos transitando el camino del ex post en el sentido que nos encontramos efectivamente en la trayectoria hacia el valor deseado de las variables, valor que fuera propuesto en el ex ante, en los tiempos en que se fijaron los objetivos de nuestro Instituto de Economía.