SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.30 número60Economía y antropología, diálogos disciplinares índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Estudios Económicos

versión On-line ISSN 2525-1295

Estud. Econ. vol.30 no.60 Bahía Blanca ene. 2013

 

Xosé Carlos Arias y Antón Costas. La torre de la arrogancia. Políticas y mercados después de la crisis, 2da. Edición actualizada, Editorial Ariel, Barcelona, 2012, 405 pp.

Este libro, un ensayo pensado y desarrollado en términos de la tradición racionalista europocéntrica, ha sido el producto intelectual de dos autores que han trabajado sobre la macroeconomía y la política económica de los últimos años, y que se apartan de los eslogan y de los mensajes oportunistas (a veces buscando conseguir alguna ventaja y a veces simplemente publicitando elementos que son, para la coyuntura, políticamente correctos) y que pretende dar una explicación e interpretación de la crisis verificada en el mundo, o parte del mismo, en tres espacios: el mundo desarrollado, Europa y España. El énfasis y la preocupación, explícita e implícita, se localiza en España, lo que resulta obvio por el impacto de su entorno y porque la situación de España en esta coyuntura resulta particularmente compleja.

La argumentación distingue sólo parcialmente estos espacios, porque realmente se vinculan, se afectan e interactúan; como es lógico dado el alto grado de globalización que experimentan estas economías, en buena medida superpuestas y embebidas, y con un fondo de cultura capitalista y de experiencias compartidas que pueden considerarse relevantes para los destinos comunes. Esta afirmación no intenta unificar intelectualmente las instituciones, políticas, grados de desarrollo, convicciones sociales y económicas y eficiencias operacionales; sino postular que poseen algunos elementos significativos comunes en sus estructuras, que pueden considerarse muy relevantes ante la presencia de situaciones de crisis.

En la Nota a la segunda edición, se expresa que "las sociedades europeas se van mostrando cada vez más atenazadas por el miedo" y que "los actores económicos van adaptando sus expectativas a la idea de que tardaremos aún un buen tiempo en dejar atrás el entorno de dificultades y que cuando salgamos de él seremos bastante diferentes de cómo éramos al entrar". Si se agregan la preguntas que encabezan el prefacio: "¿Qué ha fallado?¿Cómo es posible que un mundo económico que habíamos imaginado estable y generador de progreso a gran escala para un período tan largo que no se alcanzaba a ver su final, haya experimentado tan brutales convulsiones a partir de 2007?¿Cómo explicar una crisis que por inesperada pareció caída del cielo?". Vistas como indicios de posiciones psicológicas, que razonablemente resultan de los entornos en que viven los autores, parecería que se sospecha de una defraudación en gran escala (no quizás personalizada ni intencionada, pero si histórica) a partir del proceso que significó la reducción de la economía del bienestar enla concepción europea y la aplicación del denominado "neoliberalismo" con sus desarrollos teóricos y sus promesas e inicios de nuevo bienestar.

En realidad, considerando los desarrollos de la teoría de la ciencia, y particularmente en el ámbito académico, esto resulta de una interpretación de la historia y de los hechos que ha afectado fuertemente a la teoría económica. En este sentido un muy interesante aporte resulta el Capítulo 7 del libro, que incorpora una visión crítica de la interpretación teórica dominante en el mundo académico aunque no avanza demasiado respecto a la concepción que rescata en el epígrafe del capítulo referido a Albert Hisrschman.

El modelo de economía de mercado se consideróperfecto porque da como resultados los mejores niveles de bienestar para todos, según la regla de la eficiencia tomada como principio ético, de modo que la política económica debía manifestarse en esos términos. Esta concepción teórica tiene, por lo menos, dos críticas demoledoras: una antigua, propia del desarrollo de la racionalidad empírica, y es que los supuestos básicos no se cumplen y obviamente, entonces,los resultados no corresponden con la realidad. La segunda es más moderna, pero igualmente poderosa, el mundo económico es complejo, con cuestiones desconocidas y con cuestiones que emergen cuando cambian las cosas. De modo que una concepción que avanza en su aplicación va a ver modificadas sus conclusiones por cambio de las realidades, entre las cuales no resultan menor las pautas de comportamiento de los agentes económicos (personas, Estado, empresas); pero además, todas estos agentes están afectados en su comportamiento por otros aspectos, de los considerados no económicos, y que la teoría ha dejado siempre en la oscuridad a través del caeteris paribus.

Resulta una obviedad que en la aplicación práctica de las elucubraciones teóricas siempre se modifican posiciones de poder económico y político. De este modo, cuando se comenzó a privatizar y desregular la economía y se redujo el estado de bienestar, especialmente en Estados Unidos e Inglaterra que lideraron este proceso con los gobiernos de Reagan y Thatcher, el sistema mutó. Como este sistema estaba fuertemente esclerotizado prácticamente, (lo que no significa una concepción perimida necesariamente, sino la necesidad de evolución), muchos sectores (seguramente los de mayor dinamismo) recrearon un proceso de desarrollo económico, impulsado por las nuevas oportunidades y por políticas que favorecían la inversión reproductiva. En España probablemente la situación haya sido más intensa, por la estructura y funcionalidad que arrastraba desde el franquismo y posteriormente con la ampliación de la Comunidad Económica Europea.

Pero los principios de política económica que inspiraron estas modificaciones y que facilitaron estos nuevos saltos de bienestar, nunca tuvieron la consistencia empírica para mantener ese bienestar permanentemente, aunque se los haya difundido y defendido con esa impronta. De hecho se profundizaron sobre sus mismas limitaciones, particularmente la desaparición del concepto de regulación de las actividades con interés público (que en un proceso de desarrollo son cada vez mayores) por la concepción de autoregulación, que se propugnó extensamente y crecientemente en muchos ámbitos de la economía, y de la política.

Esto introdujo otro tema destructivo: la emergencia de los comportamientos más crudos desde el punto de vista de los intereses individuales y de las organizaciones económicas y políticas, sin mayores preocupaciones por el bienestar general. Claro, esto ha sido diferencial según los países, según el grado de consistencia de sus niveles de ética y moral públicas.

El resultado actual puede interpretarse a la luz de lo expresado anteriormente, el sistema económico (y también el político, en términos más morigerados y menos perentorios quizás) entró primero en situación de reducción de las oportunidades de ganancia, después inventó alternativas para incrementarlas y finalmente colapsó porque en la búsqueda de apropiación de beneficios, los agentes económicos avanzaron más allá de las posibilidades del sistema, con vulneración o no de las instituciones jurídicas, pero seguramente en mayor escala por abandono o menor consideración de los valores éticos y de razonabilidad. Una cuestión a tener en cuenta es que las posibilidades de otorgamiento y mantenimiento de niveles de bienestar de los sistemas económicos, dependen de su estructura, su funcionalidad, del establecimiento de ciertas condiciones de operación que no pueden vulnerarse so pena de entrar en crisis sistémica, y finalmente de losniveles de eficiencia, tanto globales como individuales, de los agentes económicos y políticos.

Expresar que de esta problemática trata este libro, puede considerarse una interpretación; una interpretación que intenta una explicación más general que la económica solamente, y que tiene una concepción de las relaciones entre sociedad, Estado, política y economía, que pone el énfasis en la interrelación y la diversidad de situaciones, dentro de una dinámica evolutiva determinante, pero abierta a la creatividad humana.

Los autores contraponen la concepción del autocontrol de los agentes (particularmente los financieros) con todo su entorno justificativo, a la política, con la tradición de la intervención del Estado incorporando limitaciones y ética al desenvolvimiento económico y tomando decisiones económicas. Identifican a la primera como arrogancia, y a la segunda parecen considerarla como la perdedora en la confrontación; y a la crisis resultante como un problema de falta de equilibrio entre ambas en la realidad concreta. Una interpretación crítica de esta concepción llevaría a establecer que la preeminencia absoluta e incontrolada (o deficientemente hecha) de los mercados por sobre los poderes políticos, es esencialmente una política,particularmente una política económica que deja de lado cuestiones que deberían estar incorporadas en la misma a la luz de las experiencias de desarrollo del mundo de los últimos doscientos años.

Los autores identifican como la actividad más nociva en el ámbito de la aparición de la crisis, a los mercadosfinancieros; y resulta lógico que así sea, porque es un mundo particularmente complejo al cual pueden acceder cognitivamente pocos agentes, es un sector que resulta particularmente ávido en la búsqueda de rentas en todos sus niveles, con enormes capacidades de convencer o comprar voluntades políticas; y en términos de la globalización son prácticamente inidentificables con las reglas de juego mundiales y los organismos existentes en escala mundial y nacional.

Como base, el libro está desarrollado en 9 capítulos. Del 1 al 4se presentan las características y formas del proceso anterior a la crisis de 2007 y los argumentos que se utilizaron para fundamentar las políticas de la época. Resultan muy adecuados para una lectura comprensiva de la aplicación de las ideas del denominado neoliberalismo, en el ámbito del mundo desarrollado y particularmente Europa. El capítulo 5 realiza una reivindicación de la historia para comprender la crisis, lo que se constituye en una adecuada ubicación de la misma, dada la experiencia en colapsos y conflictos económicos que manifiesta la experiencia europea desde el siglo XIX, y aún antes. En el capítulo 6 se plantean las necesidades y posibilidades de realizar modificaciones estructurales e institucionales en el funcionamiento del sistema financiero mundial, a partir de la indudable afirmación de la imposibilidad de estabilizarlo nacionalmente para los países. Como se mencionó anteriormente, el capítulo 7 es un enfoque crítico y de particular relevancia para todos los economistas profesionales. La relevancia de su lectura alcanza a los que se desenvuelven en el ámbito de la política económica, como a los que lo hacen en teoría, a partir de la pretensión de racionalidad que es moneda corriente en la política económica. El capítulo 8 se refiere al caso español, ubicándolo como de particularidades que requieren algunos tratamientos diferenciales.

Dos apartados finales cierran el libro: el primero a modo de conclusión, resume rápidamente la necesaria adecuación entre mercados financieros y política económica; el segundo apartado, nuevo en la segunda edición, realiza un análisis crítico de las medidas puestas en marcha en Europa para contener la crisis, medidas en disputa entre lapreeminencia de mantener las variables económicas de empleo y producto bruto en alto nivel y la austeridad en el gasto público. La bibliografía es extensa y actualizada y es completo el índice onomástico

Ricardo Raúl Gutiérrez